Abordo en este tercer post de la serie dedicada a las virtudes clásicas, vistas como ya sabéis desde la perspectiva de un inversor value, a reflexionar sobre la Templanza.
La templanza es exactamente lo contrario a dejarnos llevar por los impulsos, por las primeras impresiones, por nuestros instintos. La Templanza debe ser el ancla de nuestras inversiones. Seguro que son muchos, o somos pues también me incluyo, a los que en demasiadas ocasiones nos invaden unas ganas desbordadas de adquirir acciones por un simple impulso, una simple intuición, dejándonos llevar simplemente por nuestra codicia. ¡¡Es humano!!. A veces un informe, una noticia, un mero rumor sobre ese chicharro del que no sabemos absolutamente nada hace despertar en nosotros el animal impulsivo que llevamos dentro, y que en el ámbito de las finanzas, nos lleva a asumir unos riesgos poco aconsejables. La virtud de la Templanza debe imperar en nosotros para no dejarnos arrastrar hacia la especulación impulsiva
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Ante la rapidez con que suceden las cosas en los mercados financieros la templanza es el mejor remedio. Nos permite decidir con orden, con rigor. Con la falta de reflexión suficiente nunca acertaremos en el largo y medio plazo y pronto abandonaremos el mercado con el rabo entre las piernas y lamiéndonos las heridas que el enemigo Mr. Market nos ha inflingido. Y lo peor de todo es que esas heridas dejan además importantes secuelas.
A pesar de que el Sr. Buffett afirme sobre sí mismo que es un holgazán ¿pensáis que es así? Seguro que no. Digo esto porque la Fortaleza implica, muchas veces, espera, paciencia, pero no un esperar pasivo, sino con una actitud proactiva de análisis con la profundidad adecuada para que las decisiones sean las acertadas. Dice Murger que Buffett es una máquina de aprender.
La templanza significa conocer la primacía de la razón, y teniendo a la razón como principio rector de nuestras inversiones ¿que mejor que guiarnos siempre en nuestras decisiones por el valor intrínseco de un negocio?. La templanza significa considerar con atención los puntos fuertes y débiles de un negocio, sus amenazas y sus oportunidades. Supone saber distinguir entre lo principal de un negocio, sus ventajas competitivas sostenibles, y lo accesorio.
Con la templanza a nuestro lado evitaremos acercarnos a los mercados tomando decisiones de forma precipitada, nerviosa o asustadiza.
En un próximo trataré la virtud que me falta todavía: la Justicia.
Un saludo a todos y Felices Inversiones