Son unas de las siglas más conocidas y seguidas en el mundo bursátil para analizar empresas mediante el análisis fundamental. Es utilizada principalmente para intentar saber si una empresa está cara o barata, es decir si su valor intrínseco es mayor al precio y por lo tanto está barata o todo lo contrario. Para interpretar esta ratio hay un criterio generalizado que opina que contra menor sea el PER más infravalorada está, una empresa podría considerarse más barata que otra con un PER inferior.
Dicho esto ya podemos ir todos a invertir nuestros ahorros en aquellas empresas con PER bajos, de esta forma a largo plazo todos obtendremos plusvalías. Pero estaríamos haciéndolo erróneamente, ya que es un valor a tener en cuenta pero no hay que tomarlo al pie de la letra sin observar otros aspectos. El PER bajo no es sinónimo solamente de que la empresa esté barata, podemos ver en los foros que a principios de la crisis había auténticas gangas de PER 5 y la evolución de la crisis destrozó esta teoría que con el paso del tiempo la cotización seguía bajando. El PER no apuntaba a que la empresa estuviese barata sino a que las expectativas de los beneficios seguirían a la baja. En cuestión de mercados bursátiles no hay ninguna fórmula 100% eficaz para ganar y si existiera la persona que la conoce no la desvelaría nunca.
Los inconvenientes a esta fórmula son que hay muchos factores y circunstancias que no pueden aislarse y observar como si fueran constantes en el tiempo, un ejemplo seria el ciclo en el que se encuentra la empresa, las ventajas competitivas que dispone, tendencia de crecimiento de sus beneficios, expectativas de desarrollo del sector donde opera y muchas más variables de esta índole.
Además, el análisis del PER no están fácil como observar la cifra y decir si es alto o bajo. La empresa en cuestión debe ser comparada con otras del mismo sector y de características similares, encontrar una empresa idéntica a otra es imposible pero es la forma más útil y correcta para que este ratio sea efectivo.
En definitiva interpretar el PER es muy útil pero es más difícil de lo que parece y la cosa no acaba aquí. Lo dicho anteriormente es solo la forma de valorarlo, pero en cuestión de calcularlo también aparecen división de opiniones. La fórmula en todas sus expresiones cuenta con la cotización de la acción como numerador, lo que varía es su denominador (la forma de medir los beneficios).
Hay tres formas de calcular el PER:
- PER trailing, beneficio de los últimos doce meses. Es considerado como el más real al utilizar los últimos beneficios de la compañía. No obstante, como es sabido, la renta variable compra expectativas y, así, los beneficios de los últimos 4 trimestres podrían estar distorsionado (tanto al alza como a la baja).
- PER forward, beneficio de los próximos doce meses. El gran problema es que como no existe consenso a la hora de predecir la evolución de los beneficios, cada analista tiene su propio PER forward para cada valor. Además, es habitual que se anticipen alzas de los beneficios, de tal forma que el PER forward suele cotizar por debajo del PER trailing.
- PER Shiller (CAPE), beneficios medios de los últimos 10 años en términos reales, esta forma de PER toma en el denominar la evolución de los beneficios en un período lo suficientemente largo como para reflejar varios ciclos económicos. Tiene sentido para hacer comparaciones a muy largo plazo, como puede ser el caso cuando se compara la valoración de la renta variable con la renta fija (el modelo Earning Yield Bond Yield).
Conclusión: en función de cómo se midan los beneficios, el PER puede arrojar valoraciones no solo diferentes, sino divergentes. Saber cuál usar en cada momento es el “arte del analista”.
Estudios realizados demuestran que las empresas que mejor se comportan son aquellas que aumentan su dividendo de forma constante, sostenible y además lo aumentan, con el beneficio añadido de que suelen registrar una menor volatilidad. Como por la calidad de estas empresas el beneficio es predecible no podemos esperar que tengan un PER bajo pero sí que nos puede servir para compararla con otras empresas similares.
Tomando como referencia el PER Schiller, el mercado europeo está cotizando con un descuento del 34% con respecto a su media de los últimos 20 años y con un 45% de descuento con respecto al mercado estadounidense.
El PER se utiliza por años naturales pero en principios y finales del ciclo económico no está de más utilizarlo trimestralmente, o sea, utilizar el BPA de un trimestre con el mismo del año anterior, por ejemplo los dos últimos trimestres de un año y los dos primeros de trimestres del año siguiente; con esto conseguimos ver la velocidad con que se mueve y es muy adecuado para detectar momentos de compra o de venta.
Un PER barato no solo puede interpretarse como que la empresa está barata, también puede ser que el mercado no tenga interés comprador en la empresa. Utilizarlo no debe de ser un objetivo absoluto sino un principio que conviene aplicar dentro de un contexto.
El PER que debe utilizarse no es el del año anterior (dato que conocemos y es fácilmente calculable), sino el del año en curso y otros años posteriores. El PER estimado del año en curso no lo conocemos, sino que debe ser proyectado según los datos que tenemos. La gran dificultad esta estimarlo correctamente. Si la previsión se desvía mucho de la realidad el indicador no dará resultados fiables por lo que la predicción de las proyecciones es muy importante.