Como ya he comentado, sí se puede invertir a nivel particular, igual que se puede ejercer de fontanero sin serlo, pero tiene peligro, y probablemente uno tiende a ser más consciente del riesgo al cortar una tubería de agua que pasa por la cocina, que al tomar una posición en mercado para gestionarla personalmente.
Además, lo más probable, es que la primera vez que intentemos ejercer de fontanero ocasional en casa, el resultado sea malo. Y seguirá siendo malo, mientras no nos paremos a analizar que hemos hecho mal y estudiemos como evitar que nos ocurra la próxima vez. Es decir, nos tomemos nuestro tiempo para aprender cómo hacer aquellas cosas en las que no tenemos la experiencia
adecuada.
Pues con el “trading” es exactamente lo mismo. Si dedicas tiempo a formarte, puedes llegar a adquirir una metodología que te permita gestionar tu propio dinero. Pero requiere estudio, esfuerzo y dedicación. Mira a la gente que se dedica a esto a nivel profesional y veras que es una tarea compleja:
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Los profesionales que se dedican a gestionar han dedicado su vida profesional a aprender y desarrollar una metodología de análisis y gestión, a lo largo de muchos años.
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Los profesionales que se dedican a gestionar cuentan con muchos medios que el inversor particular no tiene. Desde la formación académica orientada a los mercados, accesibilidad a la información de modo instantáneo, informes de especialistas, acceso a compartir su visión con un colectivo igualmente profesional, modelos de gestión de riesgo, etc.
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Y a pesar de todo ello, es difícil encontrar profesionales que de un modo consistente consigan retornos positivos. Hay muchos profesionales que no lo consiguen. Basta con ver los retornos que obtiene la industria de fondos de inversión en renta variable ycompararla con su “benchmark”, es decir, con la rentabilidad de los índices de bolsa. Veréis que tan solo un porcentaje ridículamente bajo de gestores es capaz de batir a la rentabilidad de los índices.
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Gestionar es una tarea difícil.
Pese a ello, yo os animo a hacerlo, porque he dedicado mi vida profesional a ello, y ha sido muy gratificante. Es una actividad enriquecedora, que te lleva al límite, es adictiva, y cuando se va aprendiendo a hacerlo con cierto criterio, genera más satisfacciones que sinsabores. Pero recuerda, nunca infravalores el riesgo que asumes y la dificultad que entraña.
Buena suerte a todos los que lo intentéis.