Son aquellos valores que su nivel de capitalización es bastante bajo y un riesgo muy elevado. Los chicharros sufren grandes oscilaciones en su cotización por lo que son objeto de especulación. Son muy fáciles de manipular, pudiendo ser víctimas de rumores.
Operar con este tipo de valores puede ser muy complicado, ya que conlleva mucho riesgo, pero como en este mundo tiene que haber de todo, encontramos inversores a los que les gusta este tipo de operaciones y otros miles que no. Podemos hacernos varias preguntas sobre los “chicharros” que pueden ser positivas o negativas como por ejemplo ¿quiero tener un riesgo innecesario para obtener mayor rentabilidad? Pues si esta pregunta se la realizas a un experto en chicharros del mercado bursátil, su respuesta sería un rotundo SI, ¿y por qué motivo arriesgar mi dinero en algo que posiblemente voy a perder?, la razón es que estos valores suelen tener precios reducidos, que hacen que sean muy arriesgados, aunque para algunos inversores demasiado atractivos.
Se trata de pequeñas o medianas empresas que pueden sufrir fuertes variaciones bursátiles al tener poca negociación, pero algunas de estas pueden tener un fuerte recorrido en Bolsa por tres motivos principales:
- Por ser pequeñas empresas, en sectores nuevos y con un gran potencial de crecimiento.
- Por salir de una situación de suspensión de pagos o mejorar sustancialmente su cuenta de resultados.
- Una mejora de las expectativas de los analistas.
Por supuesto este tipo de operaciones no son recomendables para un inversor conservador o con la intención de posicionarse en el ahorro, sino para inversores con un perfil un poco más agresivo.
¿Cómo puede identificar un chicharro?
- Son valores de muy alto riesgo.
- Tienen una baja capitalización, de manera que su liquidez es menor que el resto de los valores que cotizan en el Mercado Continuo.
- Son muy volátiles, el bajo volumen de negociación provoca que tenga una elevada horquilla de precios.
- Las variaciones de sus precios son normalmente más fuertes.
- Pueden moverse con oscilaciones en su cotización desde 10 – 15 %.
- Son empresas pequeñas, normalmente con poco recorrido histórico.
- Las empresas en recesión también se pueden considerar “chicharros”.
- Los inversores pueden beneficiarse de las enormes revalorizaciones que pueden obtener, se han dado casos de empresas que han acumulado unas revalorizaciones anuales de entre un 50% y un 100%.
¿Por qué sube un chicharro?
- Rumores sobre el valor
- Reestructuración de la deuda
- Cambios en el equipo directivo
- Mejora cuenta de resultados, desapalancamiento, desinversiones imporductivas...
- Reducción de costes
- Porque las medidas de reactivación favorecen a los valores que están en peor situación.
- Por el traspaso de Renta Fija a Renta Variable.
- Porque los inversores agresivos van a por estos valores que están en mala situación para sacar la mayor rentabilidad posible.
Chicharrillos: aún más volátiles y con mayor riesgo
Los chicharrillos es un apartado de los chicharros, este tipo de valores conllevan un altísimo riesgo, son los más elevados del mercado bursátil. Son muy poco 'líquidos' y, a veces, dejan de cotizar por lo que son altamente peligrosos para cualquier perfil de inversor. También son muy volátiles, mucho más que los chicharros. Pueden multiplicar por 10 o por 15 su capitalización bursátil en pocos meses.
Debido a estas características, los analistas del mercado bursátil no los recomiendan al inversor conservador y solamente aquellos inversores muy agresivos o que están pendientes permanentemente de la evolución del mercado ponderando en su cartera este tipo de inversiones.