Dice el refrán, que “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Vestido de un halo de exigencia regulatoria, las prisas que les van a entrar a los bancos y a los profesionales que se dedican al asesoramiento financiero por conseguir una certificación profesional para poder trabajar, constituyen un jugoso negocio.
Un gran negocio para las escuelas de negocios, que se encargan de impartir la formación y los temarios homologados para presentarse a los exámenes que EFPA España convoca. Todo ello con el beneplácito de la CNMV, Banco de España y resto de reguladores.
No estoy diciendo con esto, que estoy en contra de que las personas que trabajan como asesores financieros o gestores de patrimonio no deban de acreditar una cualificación profesional mínima y homologada a nivel europeo. Todo lo contrario.
Ojala se hubiese exigido unos mínimos. Especialmente a los empleados que trabajan en las redes comerciales, departamentos de banca personal y banca privada de las entidades financieras de este país. Se hubiese evitado bochornosos espectáculos como el timo generalizado de las participaciones preferentes, los swap de tipos de interés “escondidos” las escrituras de las hipoteca, los suelos de tipos de interés, las colocaciones forzosas de opv y remontándome a los inicios de la crisis, la venta de deuda subordinada de Lehman Brothers, Landsbanki Islands y resto de bancos islandeses, por poner algún ejemplo.
Todo ello denota una ausencia total de ética profesional, de formación y de conocimientos. En pleno boom de crecimiento bancario solapado al ladrillo, entre 2000-2007, el requisito que valoraban los bancos para contratar personal, era que se tratase de personas con don de gentes, habilidades comerciales, capacidad para trabajar bajo presión y por objetivos. Todo ello independientemente de su formación, que algunos casos incluso no tenía nada que ver con las finanzas o la economía.
Las propias ofertas de empleo de la banca, delataban los ingredientes de lo que allí dentro se estaba cocinando.
Y he aquí el resultado. Una vez a la banca y reguladores les ha estallado en las narices la burbuja, entonces si, entonces se lían a desarrollar normativa para parar un tren.
La Orden Ministerial de transparencia bancaria, que se esta desarrollando e implementando en las oficinas bancarias, va hacer que ahora cuando vayas a abrir una cuenta aun banco, te regalen un taco de 50 folios en los que te explican por qué a tu asesor le pusieron su padres de nombre Pepe al nacer y que jamás te leerás.
Como ocurriese con los test de idoneidad y conveniencia, de la MiFid, al final se convertirá en más papeles que el comercial de turno, te pondrá debajo del contrato y te dirá “firme aquí” pero en vez de tres veces, en siete ocasiones.
Por supuesto, bancos, cajas y cajabancos, nunca dan la cara por los empleados que les hace el trabajo sucio. Y por eso no van dudar en darles la patada si el guion lo exige. Que buena excusa ahora que sobran unos 40.000 empleados en banca.
Los de arriba de los bancos, niegan presiones a las redes comerciales para actuar mediante malas prácticas bancarias, ellos siempre todo legal. Así que ahora la banca se apresura para que sus empleados obtengan una certificación profesional que les cualifique o sino a freír espárragos.
Y lo gracioso de todo esto, es que si te quieres establecer por tu cuenta y montar una EAFI, los requisitos y exigencias que te pide la CNMV rozan lo faraónico. Mientras la banca sigue operando sin regularse. Es la única excepción. Eso si, aunque seas economista colegiado y acredites 15 años de experiencia asesorando patrimonios y tengas un MBA, como te pillen, te crujen por ser un chiringuito financiero.
Y ahora dicen que poco a poco las redes comerciales se tienen que ir formando. Pero es que resulta que cada programa formativo cuesta entre 1.800€ y 4.000€. Que los bancos financian a la mayoría de estas escuelas y tienen una relación digamos bastante estrecha.
Luego los señores de EFPA, que es una entidad privada, se erige como examinador de estos candidatos. Cobrando unas tasas de examen para la certificación EFA y EFP de 225€ y 550€ más IVA respectivamente y sin derecho a revisión de examen. Y a su vez patrocina y homologa los programas formativos de las escuelas privadas.
Mientras tanto la CNMV aplaude y da el visto bueno a que el sector se autorregule. Eso sí, educación financiera en este país bajo mínimos. En España los bancos gestionan mas del 90% del dinero de los ahorradores.
Todo es cuestión cultural o es que acaso ¿pagarías por recibir asesoramiento financiero? Pues eso, de que nos quejamos si tenemos lo que nos merecemos. Y si luego ellos mismos se autoacreditan con exámenes EFA y EFP pagados por la banca y ponen las reglas a la competencia, ¿De quien es el negocio? ¿De EFPA y las escuelas de formación? O de los bancos. Cuéntame tu opinión y déjame un comentario, a ver si me haces cambiar de parecer.