Soy consciente de que la noticia de este fin de semana, y la de hoy, es
la intervención de CCM. Pero entre que estaba cantado y que aún no disponemos de información nueva y relevante, no veo que pueda aportar nada destacable, nada interesante a lo que podáis encontrar en
otros autores de Rankia , de la blogosfera o de los medios de comunicación tradicionales. Tan sólo quizás una reflexión. Y es,
¿es significativo el tamaño en una crisis bancaria?, ¿supone un factor de protección? Yo, que suelo ser de los que se moja, aquí diría que depende. Veamos varios casos, que en ocasiones parecen contrapuestos:
El caso es que la Corporación Federal de Garantía de Depósitos (FDIC, por sus siglas en inglés) ha amonestado al banco regional East Bridgewater Savings Bank y le que otorga una calificación de "necesita mejorar", al considerar que esta pequeña entidad financiera de Massachusetts podría hacer mucho más en materia de concesión de préstamos según los indicadores medios de los bancos de similar tamaño (este banco tiene un ratio de préstamos en proporción al valor -LTV- del 27,6%, frente al 90% de media entre las entidades de similar tamaño) y que "no existen impedimentos financieros o legales que limiten la capacidad del banco para ayudar a hacer frente a las necesidades de crédito en su área". Además, el FDIC lo amonesta también por no publicitar suficientemente sus productos de crédito (ofrece hipotecas a tipo fijo) y no tener página web.
En primer lugar, es un ejemplo paradigmático de alguna de las diferencias del sistema bancario norteamericano con el español. La cifra es pequeñísima. Viene a ser como alguna de las minúsculas cajas rurales que aún quedan en España. Vamos, que hay sucursales de Bancos en las grandes ciudades con más volumen que dicha entidad financiera, y por lo que se ve, al supervisor estadounidense no le hace gracia que dicha entidad haga vocación de fe de ser pequeña.
1. En primer lugar esto desmonta esa falsa impresión de que EEUU es la meca del liberalismo. Ni en los años dorados del boom inmobiliario se recuerdan mensajes semejantes por parte de las autoridades financieras españolas. Esta claro que en todas partes cuecen habas, y debemos ser conscientes de que la sociedad americana, en algunos aspectos, es muchomñas intervencionista que la europea.
2. Y sobre el fondo del asunto, lo cierto es que a uno le llama la atención el pescozón por la publicidad(falta de la misma), pero no tanto por el tema de la web(me suena algo al respecto en el caso español, aunque no lo puedo asegurar).
3. Lo que clama al cielo es que se entrometan en su política de riesgos: preste, hombre preste. Claro que aquí ya hay quien les ha dicho a los Bancos que si no prestan se van a enterar. Ya puestos, casi es mejor que te lo haga un organismo, siguiendo algún tipo de reglas, que un ministro que va de sheriff. Pero detengámonos en este punto.
Y es que me temo que hay cosas que no han cambiado, como algunas que están en el origen de las subprime. La gente se ha quedado con los brokers de Nueva York, con las aseguradoras codiciosas, y con las certificadoras por encima del bien y del mal. Pero por debajo, como foco de todo esto,
estaba la voluntad pública, política de que se prestase dinero, de que la gente tuviese vivienda si o si, sin entrar en la consideración de si era merecedora del crédito.
Los Bancos se enfrentaban a sanciones, a restricciones en su expansión territorial, si no prestaban a determinados colectivos por mucho que las condiciones de riesgo no fuesen las mejores. Pero para eso estaban Fannie Mae y Freddie Mac, para eso estaba la titulización, para ayudarles a
cumplir con estas leyes, y ya de paso, para
financiar determinados movimientos o asociaciones. En definitiva que había que dar préstamos por el art. 33. Por tanto, la toñeja de la FDIC no es novedosa.
Otra cosa distinta es que si que considero que una baja actividad crediticia no siempre es equivalente a una buena gestión, a una política prudente. En ocasiones es síntoma de inactividad, de desprecio hacia el dinero de accionistas o depositantes, de no saber exprimir las oportunidades de negocio. Y ojo, que dicho enquistamiento suele acabar conduciendo a situaciones de concentración de riesgo, en clientes o sectores, que terminan pasando factura.
Llegado este punto, en el caso de CCM se conjuga lo peor de los dos mundos. No deja de ser una entidad pequeña, por mucho que haya crecido a lo grande en estos últimos años. Sin embargo su crecimiento no ha sido homogéneo: muy reducido en Fondos Propios, muy grande en activo y con baja diversificación del mismo. La tormenta perfecta.
¿Es el mega tamaño una salvación?Quizás pueda parecérnoslo en base
la Ley de los Grandes Números, que, traducida al cristiano viene a significar que el tamaño de nuestro estómago es decisivo a la hora de encajar los golpes. Claro que a ello tambiñen contribuye ese máxima inglesa de
too big to fail, que, en el fondo oculta una amenaza no tan velada: algo tan grande no puede (dejarse) caer. No se pude dejar caer a AIG, no se puede dejar caer a Merryll, o a HBOS , o...y entonces te hablan de riesgo sistémico, de apocalipsis, de...Si la entidad es más pequeña toca menú del día y que la gente apechugue. Si es un monstruo financiero, carta de alta cocina y paga la casa. Por cierto, que no se los motivos por los que los sindicatos se escandalizan, cuando ha sido práctica habitual por su parte dejar caer a los obreros de las pymes salvar a los de los grandes conglomerado, una afiración de
too big to fail).
Lo cierto es que quizás ser un mastodonte financiero es bueno para la entidad, pero
implica serios riesgos para el entramado social. Es amenaza latente. Y en este sentido, comparto las tesis de Becker
expuestas por Francisco Hdez. Marcos:
a mayor tamaño, mayor exigencia de ratio de capital. Quien genera un mayor riesgo debe incrementar sus garantías más que proporcionalmente. Quien se beneficia de su mayor tamaño, debe ser consciente del peligro que implica e internalizar los costes que supone. Cosa que, por cierto, favorecería la competencia.