Actualmente, se puede considerar a España como un país fuertemente dependiente de las importaciones energéticas. De hecho, actualmente se importa casi un 80% de la energía que se consume. Además, nuestra economía, en contra de la tendencia de la UE, tiene un tejido productivo con una intensidad energética alta y ascendente. Ambos factores añaden un valor especial a la energía producida con fuentes de energía renovable, autóctonas, e independientes, por lo tanto, de los vaivenes de precio en los mercados internacionales.
Por otro lado, aunque las renovables cada vez están más presentes en el cómputo energético total, la inmensa mayoría de la energía que consumimos tiene origen fósil (petróleo, carbón y gas natural), con lo que es altamente contaminante. España es el país europeo más alejado de cumplir con el Protocolo de Kioto.
Para invertir la tendencia, están en marcha una Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012 (E4), que pretende reducir un 8,5% el consumo de energía primaria, y un Plan de Energías Renovables (PER) para fomentar estas energías. Ambas medidas deberían reducir nuestra dependencia energética y nuestro volumen de emisiones contaminantes a la atmósfera.
Refiriéndonos exclusivamente al sector eléctrico, la estrategia española de la próxima década se centra en la explotación de la energía eólica y del gas natural, en detrimento del carbón. En el área del transporte, se espera un fuerte incremento de los biocarburantes.
Desde la entrada en vigor en el año 1997 de la ley del sector eléctrico, España se ha caracterizado por las siguientes luces y sombras, como se expone a continuación:
A- Exceso de capacidad instalada de generación
Ha sido un fenómeno desapercibido, pero de extraordinaria importancia, actualmente España, posee una capacidad instalada de 90 gigawatios (GW) de la que en torno a 55-56 GW son firmes (no están condicionados a la existencia de viento o de agua embalsada). Esa capacidad supera con holgura la demanda potencial, cuya punta está situada en torno a los 44.8 GW. Ese aumento de generación, ha venido procedente de un gran número de empresas, desde las ya establecidas (Unión Fenosa, Hidrocantábrico…), hasta empresas de nueva creación y que están teniendo una fuerte entrada en el mercado (Gas Natural, AES, Electrabel…).
B- Inversión insuficiente en la red de transporte y distribución
Este esfuerzo en incrementar la producción, no se ha visto compensado con incrementos en la mejora de la red de transporte y distribución, cuya obsolescencia ha dado lugar a apagones, averías y baja calidad del suministro. También es de reseñar las trabas que las Comunidades Autónomas han impuesto de acuerdo a ese fenómeno anglosajón conocido como “not in my backyard”.
C- El crecimiento de la energía en España, desde el año 2003, no se ha querido trasladar a los consumidores, y ha condicionado la seguridad del suministro.
En España, el interés político por la liberalización del sector eléctrico se vio favorecido en los años 90 por la expectativa de que los precios de la electricidad caerían de forma significativa, pero tres circunstancias vinieron a trastocar esas expectativas:
* La intensa sequía, que redujo la disponibilidad de capacidad de generación hidráulica, cuyo coste marginal es el más bajo.
* A partir de 2003, el incremento del precio del petróleo, cuyo precio se ha quintuplicado, y cuyo incremento se trasladó al gas natural.
* La internalización de las externalidades medioambientales, o sea, la limitación y atribución de un coste monetario a las emisiones de CO2, como resultado de las Directivas Comunitarias en aplicación del tratado de Kioto.
Como resultado de lo anterior, el coste marginal de la electricidad, condicionado por el precio de los hidrocarburos, ha aumentado de forma significativa, lo que ha reducido el ímpetu liberalizador de los gobiernos.
D- España no ha otorgado prioridad al ahorro y a la eficiencia energética.
Esto se puede deber a varias razones:
1. Inexistencias de normativa, acudiendo únicamente al uso de recomendaciones efectuadas por el instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía.
2. falta de incorporación de objetivos de ahorro energético en las políticas sectoriales.
3. falta de traslación a la tarifa del encarecimiento de la energía.
E- El fracaso del Mercado Único de Electricidad, que en España ha provocado una distorsión en el modelo energético.
El fracaso del Mercadeo energético fue debido a varias circunstancias:
· Ausencia de interconexión física entre países, resultado de la ausencia de un sector público de la UE con capacidad para acometerla por su cuenta, como el desinterés de las empresas eléctricas privadas por establecer costosas redes trans-europeas.
· Ausencia de un impulso político integrador, orientado a la creación de un mercado de la electricidad basado en principios competitivos.
Aún con esto, la UE no ha desarrollado una política común tendente a garantizar el suministro eléctrico para sus estados miembros. La inhibición de la UE ha acrecentado el interés de muchos estados de poseer “campeones nacionales” que permitan negociar en las mejores condiciones.
F- El mix eléctrico es limpio, pero resulta caro y entraña una gran dependencia externa.
La composición de la potencia eléctrica instalada según fuentes primarias de energía se ha modificado, consecuencia de:
· construcción de 44 centrales de ciclo combinado de gas, lo que aumenta nuestra dependencia del único productor de gas que abastece España, Argelia.
· Instalación de nuevos parques eólicos, que han hecho que España posea actualmente 1/6 de la potencia eólica mundial.
· Aplicación al mercado de una restricción política que ha restringido la libertad de adopción de tecnologías: la moratoria nuclear.
G- “El poder de mercado” y la gran concentración de las grandes empresas (Endesa, Iberdrola…) han agravado la subida de precios en el mercado eléctrico mayorista.
El alto grado de concentración de la oferta de generación y la integración vertical entre estas y las redes de distribución son un obstáculo para que exista competencia efectiva. Los dos primeros productores de energía eléctrica, tienen una capacidad instalada que representa el 80% de la total y durante muchas horas del día pueden “marcar precios”. Todo ello a pesar de que la CNE, ha abierto expedientes informativos sobre posibles colusiones de precios pero nunca lo ha podido demostrar, además, las fusiones y movimientos corporativos entre empresas españolas no han favorecido la desconcentración de la oferta, sino al revés. Por último, comentar que no se han aplicado las recomendaciones sobre esta materia formuladas en el Libro Blanco, redactado en 2005.
H- El “déficit tarifario” sigue creciendo con gran rapidez y es incongruente con el modelo liberalizador que se instauró en 1997.
El vigente sistema de tarifas obedece primordialmente al deseo del gobierno de proteger artificialmente a los usuarios de la electricidad provocado por el aumento de los costes de producción. Lo cual se traduce en que los consumidores, al no ser avisados mediante el precio del coste, no se favorece que este ahorre electricidad, por otra parte, se desincentiva el desarrollo de un mercado de contratación.
La cuantía del déficit es muy elevada, en el año 2008, las empresas eléctricas devengarán como ingresos de electricidad aproximadamente unos 29.000 millones de Euros. Las compañías han titulizado los derechos correspondientes al citado déficit hasta 2005inclusive, equivalentes a unos 6.300 millones de Euros.