Siempre debemos intentar encontrar una oportunidad en los momentos críticos de cualquier situación. No es fácil, pero la ocasión está ahí, sólo visible para algunos, aunque a veces tan sólo sea un espejismo contra el que nos estrellamos. El problema es que unas veces asumimos riesgos temerarios en determinados activos de nuestro patrimonio global, mientras que otras no exprimimos las oportunidades de correr riesgos controlados con la parte de nuestros activos expresamente diseñados para ello.
La coyuntura internacional nos ofrece periódicamente sobresaltos que debemos saber convertir en oportunidades interesantes, y es precisamente el momento de aprovecharlas con la parte de nuestro patrimonio específicamente diseñada para ello. Nuestras miradas hoy están fijas en el mercado chino, objeto de interés especial.
Seis días han sido suficientes para que Greenspan haya sido respaldado por el Gobierno de China y haya provocado una limpieza general necesaria en los mercados de dicho país. ¿Quién dijo que la burocracia comunista era lenta? El silogismo del ex-presidente de la FED era diáfano: 250% de subida del mercado de acciones chino en apenas año y medio, dan como resultado una "contracción dramática" inminente, según sus propias palabras. Además su propia predicción acelera el camino hacia dicho desplome, como el mejor Efecto Cluster. Efectivamente, el aumento del impuesto a operaciones sobre acciones desde 0'1 a 0'3% ha supuesto, además de un brutal ingreso para el estado, una reacción del mercado contundente, lógica, sana, y quién sabe si tan sólo incipiente. Pero analicemos un poco más la inversión estratégica en China:
La voluntad a menudo inescrutable del Partido Comunista de competir económicamente en un mundo capitalista con los mismísimos EE.UU., ha avalado la teoría generalizada de que es necesario rebajar la presión de la burbuja más grande del planeta y sanear así dicho mercado. También han accedido a dejar que el Yuán fluctúe hasta un generoso 0'3% respecto a una misteriosa cesta de divisas indefinida, a la vez que ya tenemos el dólar a 8'11. Es un comienzo significativo de lo que está dispuesta a hacer China a cambio de liderar la economía mundial. Sí, hemos dicho liderar y con diferencia, tiempo al tiempo.
Nos parece evidente que dicho imperio de facto no está dispuesto a romper la baraja con la que ya está jugando desde hace unos años aunque siga haciendo sus trampas. Quizás termine dentro de unos cuantos años aceptando las reglas del resto de jugadores, pero es innegable que quiere seguir jugando. Y quiere seguir porqué está ganando y cada día que pasa se acerca más al nivel de los tahúres con quien comparte mesa y cuyas caras de póker ve palidecer a medida que avanza la timba. Todos saben que cuando China se vea obligada a dejar de hacer trampas y siga creciendo más y mejor que el resto del mundo, estará ya al frente de la economía mundial.
La invasión de capital japonés que adquirió a golpe de cheque los rascacielos y las obras de arte más emblemáticas de occidente hace casi un par de décadas, será una nimiedad en comparación con la avalancha de fortunas chinas que ya están empezando a aterrizar a nuestro alrededor. Ese sí que va a ser un nuevo orden mundial y lo demás son mariconadas, con perdón de los Republicanos.
El aumento desde la pasada semana del impuesto a operaciones con acciones desde el 0'1 al 0'3% ha motivado un descenso del 6'8% en un sólo día del CSI 300 Index, y ahora sólo gana un 90% en lo que va de año. A pesar de que es cierto que llueve sobre mojado por las declaraciones de Greenspan, creo que todavía veremos algunas semanas de altísima volatilidad esencialmente bajista que harán que la burbuja resultante sea mucho más fiable y por supuesto muchísimo más interesante.
Ya en el año 97 el Partido aumentó dicho impuesto del 0'3 al 0'5%, y en aquel entonces el retroceso de los mercados fue de hasta un 30% en los siguientes cuatro meses. En cambio, el pasado 27 de febrero el índice compuesto de Shanghai perdió un 8'8% ante los rumores de medidas gubernamentales contra la especulación (sic), pero al cabo de un mes volvía a superar máximos históricos. Evidentemente la China de hoy en día, y sobre todo la visión que tenemos los inversores respecto a esta economía es muy, pero que muy distinta. Dudamos que lleguemos a ver una burbuja un 30% menos hinchada, aunque preferimos decir, un 30% más interesante.
Creemos sinceramente que hay demasiados ojos e intereses mirando hacia ese país como para que no se acelere la recuperación de dichos mercados hasta niveles vertiginosos. Pero sobre todo, y para nosotros más importante, el background existente en la economía de Great China es una auténtica garantía de mercado alcista durante al menos unos cuantos años. Por eso sea bienvenido este "desplome" según lo han definido la mayoría de cronistas económicos internacionales.
Vamos a mojarnos públicamente: por nuestra parte recomendamos a nuestros clientes sobreponderar los fondos basados en Greater China hasta un 20 o 25% respecto al total de inversión en RV internacional.
Estamos hablando de la renta variable. Es decir, aquí y ahora es cuando podemos consumir la cuota de riesgo que se adapta a nuestro perfil y estructura de cartera patrimonial, no más, pero no menos.
Sin embargo, recordamos: las situaciones internacionales como esta permiten que la porción que hayamos destinado al riesgo trabaje a pleno rendimiento. Pero eso no significa que debamos incrementar dicha porción en detrimento de la parte de nuestro patrimonio invertida en activos inmobiliarios y sobre todo en renta fija.
Creemos que la RV de la Gran China nos puede dar muy buenos resultados durante unos cuantos años después de un saneamiento necesario, pero no nos olvidemos que en la bolsa hay que tener un pulso firme pero ir con humildad. Gestionar el riesgo y mantener estructuras conforme a nuestros objetivos vitales son las claves para seguir disfrutando de nuestra riqueza con el tiempo corriendo a nuestro favor.