Pero antes de entrar en reflexiones que a priori podrían parecer exageradas, vamos a hacer un breve resumen de lo acontecido y de la situación a la que hemos llegado, aunque muchos todavía lo ignoren.
- El nerviosismo de las bolsas en los últimos días no es más que la consecuencia visible del mar de fondo existente a raíz de la crisis hipotecaria norteamericana.
- El abuso hipotecario, el descenso de los precios de la vivienda y el aumento de los tipos de interés, han provocado el impago de un elevado porcentaje (14%) de hipotecas en los EE.UU. Recordemos que un escenario parecido sería perfectamente aplicable a España y parte de la UE.
- Este impago ha provocado la caída de fondos y activos basados en este tipo de deuda, ya que muchos de estos créditos fallidos se habían titulizado y apalancado temerariamente. A Bear Stearns se le fueron dos de sus fondos a valor cero: High-Grade Structured Credit StrategiesEnhanced Leverage Fund y High-Grade Structured Credit Strategies Fund (este último con cierto valor residual dado su menor apalancamiento). Otros bancos de la talla de BNP también tienen sus problemas.
- La alarma social hace que los inversores sean también reticentes a adquirir deuda empresarial. Esto pone en peligro operaciones corporativas que nada tienen que ver con el impago de la hipoteca por parte de un norteamericano, pero dificultan la progresión empresarial global a la vez que generan mayor aversión al riesgo por parte de los inversores.
- Estos problemas se amplifican por diversos factores, entre los cuales podemos destacar: a)La titulización o securitización de estas deudas hipotecarias de dudosa devolución en forma de activos adosados a deudas hipotecarias más seguras. Esto diluye aparentemente el riesgo para su mejor comercialización, pero en realidad se está abriendo una vía de contagio de la crisis a productos que no deberían verse afectados por la morosidad. b)El apalancamiento que las entidades financieras generan para explotar en mayor medida los sustanciosos rendimientos de estos productos. Esta deuda contraída a través de estos fondos se convertirá en otra vía de contagio para el resto del Sistema Económico.
- El timing del contagio está siendo paulatino: Titulización de subprimes, deuda corporativa, reticencia a flujos interbancarios alegres y nerviosismo de la RV, aunque este último poco importa ante la trascendencia del problema de fondo.
- Intervención concertada, continuada e histórica de los principales bancos centrales de todo el mundo para evitar que se seque el flujo dinerario del Sistema.
- Perspectivas: Impredecibles, aunque pensamos que no serán catastróficas por diversos motivos que explicaremos a continuación.
Normalmente los seres humanos de nuestra era solemos reaccionar ante los problemas de forma sectaria, ya sea por el bien nacional, corporativo, racial, religioso, etc... Pero ante problemas excepcionales la humanidad debe, debemos ser capaces de reaccionar de forma global. ¿Por qué? Muy sencillo, porque nos jugamos demasiado: El Sistema Financiero, o sea todo. Un ejemplo del que debemos sentirnos orgullosos es la intervención masiva, concertada y proactiva de bancos centrales para oxigenar nuestro sistema económico. La UE, los EE.UU, Japón, Australia, Canadá, Suiza y Noruega ya han hecho mucho más que un gesto por la salud financiera de todos nosotros. Corea o Indonesia, entre otros, también se han comprometido, y esto es sólo el principio. Estoy plenamente convencido de que la respuesta solidaria será histórica, incluso por parte de China y algunos países islámicos. Todos vamos en el mismo barco. Si falla nuestro sistema económico falla todo nuestro modus vivendi, y nuestro planeta retrocedería muchas generaciones. Esta solidaridad global sólo puede darse ante catástrofes que tan sólo hemos visto en películas de ciencia ficción, o en escenarios como el actual, donde nos jugamos incluso más que un cambio climático o una pandemia de gripe aviar.
Por todos estos razonamientos me parece lógico pensar que este evento, que nos acerca como nunca al crack del 1929, servirá para vacunar nuestro sistema financiero y hacerlo menos débil en el futuro. Creo y quiero creer que las medidas que veremos tomar por parte de todas las autoridades económicas del planeta en los próximos meses, formarán parte de los libros de texto económicos en el futuro. Probablemente estamos sentando las bases teóricas de los protocolos globales que se deberán ejecutar por parte de todos los estados del planeta, ante situaciones de crisis y desajustes financieros de gran magnitud en el futuro.
Con todo lo expuesto quiero dejar bien claro que mi visión particular es optimista y positiva. Y que el éxito o el fracaso de nuestro sistema financiero depende en gran parte de nuestra predisposición global a mantener la sangre fría y nuestras inversiones calientes. Como digo en el título del post, si sabemos hacer de este escenario una oportunidad histórica en lugar de un colapso histérico, llegaremos a buen puerto con el Sistema incluso reforzado. Pero si no es así nos haremos mucho daño, a todos.
Ante este escenario que nosotros mismos crearemos de normalidad o colapso, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Dónde vamos a colocar nuestro dinero si no lo seguimos prestando a través del sistema financiero para el normal funcionamiento? ¿Acaso pensamos que crear un macro-corralito global nos evitará algún perjuicio respecto al riesgo de seguir confiando en el Sistema? El sentido común nos salvará, mientras que el pánico sería el suicidio mayor de la historia.
Mañana lunes veremos cómo reacciona el planeta ante esta situación sin precedentes. Nerviosismo y volatilidad asegurada, pero ante todo confianza en nosotros mismos. Podremos ver correcciones brutales del spread de crédito, oscilaciones bursátiles con viernes, lunes y cualquier día de la semana negros, reajustes y correcciones contundentes de cifras macroeconómicas, etc. Incluso, por qué no, podríamos ver cierta normalidad a partir de ahora y pasar de puntillas sobre todos los peligros citados como si sólo se hubiera tratado de una pesadilla. En cualquier caso será positivo. La única opción que no podemos permitirnos es el colapso económico global. Por nuestra parte está muy claro lo que vamos a hacer y a aconsejar a nuestros clientes: Seguiremos confiando en el Sistema e intentando aprovechar las oportunidades que surgen en toda crisis. ¿Qué otra cosa podemos hacer que no nos lleve a la autodestrucción?
Muy atentos a los acontecimientos de los próximos días y semanas. ¿Seremos tan inteligentes como creemos?