Se trata de las empresas y directivos que aprovechan los momentos de incertidumbre e incluso agonía de otras empresas para realizar adquisiciones oportunistas. Sin duda son operaciones financieras poco elegantes y algunas tan poco éticas como las mismísimas leyes del Mercado. Pero son necesarias, del mismo modo que en la cadena trófica tienen su papel destacado los carroñeros o scavengers.
Una empresa en verdaderos apuros o directamente en la bancarrota, debe ser aprovechada convenientemente por otras. Sus activos, recursos humanos, inmovilizado material, fondos de comercio, etc., todo debe ser reciclado por el bien del ecosistema. Las absorciones y las adquisiciones de partes aprovechables de lo que en otros tiempos (tal vez ayer) fue una romántica y generacional aventura corporativa, forman parte de la selección natural Darwiniana. La vida y la muerte en la selva es así.
Ya en el mes de Julio se empezaron a ver las primeras opciones de inversión descaradamente scavengers, como por ejemplo el Distressed Subprime Fund de Marathon.
Podemos ver hoy múltiples ejemplos de carroñeros haciendo su agosto, aunque algunos prefieran autodenominarse tiburones: Blackstone, Citadel o el mismísimo Deutsche Bank. Pero no todos ellos son simples scavengers con la virtud de transformar la crisis en oportunidad sino que entre ellos también encontramos ilustres iluminados como Passport Capital LLC que ya deshacían posiciones subprime antes del verano, consiguiendo así cuantiosas revalorizaciones y el reconocimiento y admiración por parte de su competencia.
Cazadores de elefantes, carroñeros, tiburones, scavengers...Da igual quienes sean o cómo les llamemos, forman una parte importantísima de la cadena alimentaria. Tan importante que yo diría que contribuyen como pocos a la sostenibilidad del Sistema Económico, o mejor dicho, Ecosistema. Mis respetos por todos ellos, pues son el mejor antídoto contra los efectos del pánico y la histeria de algunos.