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Una empresa en verdaderos apuros o directamente en la bancarrota, debe ser aprovechada convenientemente por otras. Sus activos, recursos humanos, inmovilizado material, fondos de comercio, etc., todo debe ser reciclado por el bien del ecosistema. Las absorciones y las adquisiciones de partes aprovechables de lo que en otros tiempos (tal vez ayer) fue una romántica y generacional aventura corporativa, forman parte de la selección natural Darwiniana. La vida y la muerte en la selva es así.
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Podemos ver hoy múltiples ejemplos de carroñeros haciendo su agosto, aunque algunos prefieran autodenominarse tiburones: Blackstone, Citadel o el mismísimo Deutsche Bank. Pero no todos ellos son simples scavengers con la virtud de transformar la crisis en oportunidad sino que entre ellos también encontramos ilustres iluminados como Passport Capital LLC que ya deshacían posiciones subprime antes del verano, consiguiendo así cuantiosas revalorizaciones y el reconocimiento y admiración por parte de su competencia.
Cazadores de elefantes, carroñeros, tiburones, scavengers...Da igual quienes sean o cómo les llamemos, forman una parte importantísima de la cadena alimentaria. Tan importante que yo diría que contribuyen como pocos a la sostenibilidad del Sistema Económico, o mejor dicho, Ecosistema. Mis respetos por todos ellos, pues son el mejor antídoto contra los efectos del pánico y la histeria de algunos.