El Nuevo Orden Mundial tiene más de nuevo y de mundial que de orden. Los ciclos históricos económicos de gran cantidad de sectores han saltado por los aires y casi nada sigue un patrón cíclico al que nos hemos acostumbrado durante muchas décadas. Los timings de burbujas, cracks y ciclos ya no siguen los caminos acelerados respecto al anterior como han ido haciendo en los últimos años. Las reglas del juego del escenario económico mundial han cambiado radicalmente. Aparentemente ni siquiera las hay, pero probablemente sí existan aunque todavía no seamos capaces de identificarlas entre el aparente caos existente.
El petróleo ha dejado de ser cíclico, Fernan2, maestro del crudo, ya lo advierte en diversos artículos que ha ido publicando a lo largo de los últimos meses. También las divisas están convulsas por la irrupción de una segunda moneda de referencia importante (€) donde apoyar el buque insignia de las divisas ($). La globalización del carry trade y la no fluctuación del yuan chino que exporta y crece a ritmos jamás imaginados, hacen el resto. Los EE.UU., en auténtica economía de guerra, extraen petróleo militarmente de Irak y someten la cotización del € a su favor mientras subvencionan sin otra alternativa a morosos y usureros que tambalean el sistema crediticio con sus abusos. Los metales preciosos suben sin tener claro hasta dónde ni por qué, y los bancos caen en bolsa y desconfían unos de otros. No existe una consigna clara para refugiar el dinero con una inflación más que considerable, sobre todo a los españoles a quienes el ladrillo se les desmenuza entre los dedos y el Euribor en forma de hipoteca abusada también les echa la soga al cuello como a muchos hispanos de Norteamérica. ¿Caos o nuevo orden mundial que todavía no somos capaces de concebir y acotar para diseñar las estrategias razonables más adecuadas? El tiempo dirá, de hecho dice día tras día.
Se produjo un importantísimo cambio (como muchos intuimos en aquel momento) a partir de aquel 11-s de 2001, aunque la inercia del gran buque económico global ha tardado unos pocos años en mostrar los primeros indicios de ese cambio de rumbo y escenario mundial. Pero que no cunda el pánico, la capacidad humana para equilibrar y estabilizar la economía mundial históricamente ha podido con todo. Eso sí, se ha llevado por delante muchas y enormes fortunas como por ejemplo las de los infelices que saltaron de los rascacielos de Manhattan a finales de 1929. Pero aunque personalmente considero el panorama actual potencialmente más transcendente que un simple crack bursátil, estoy no obstante convencido de la capacidad global de reequilibrio. Es decir, la globalización tiene un efecto multiplicador para contagiar por ejemplo la crisis subprime pero también incrementa proporcionalmente la capacidad de la economía mundial de reequilibrarse concertadamente. Otra cosa es el reequilibrio geopolítico que los dirigentes del planeta sean capaces de conseguir pero, con el permiso de las religiones, siempre he creído ciegamente en la capacidad humana en los momentos difíciles. De hecho el reequilibrio económico facilitará muchísimo el geopolítico.
En definitiva, la Globalización que nos ha llevado a la situación actual, que no es todavía ningún punto de inflexión (al menos positivo), por nuestra mala cabeza, debe servirnos también para ayudarnos a estabilizar la economía del primer mundo que sienta las bases de nuestro Sistema. Algunos diréis que quizás sea mejor no encontrar esa estabilización y comenzar la fundación de un nuevo sistema más justo y con menos desequilibrios entre el primero, segundo y tercer mundo. No digo que no fuera más justo, pero egoístamente confieso que prefiero el reequilibrio del Sistema capitalista que hasta hoy conocemos por estos lares.
La globalización es a mi entender la clave que ha hecho que los ciclos y escenarios históricamente mínimamente predecibles ya no se puedan repetir tal y como los hemos conocido y estudiado. Estamos sentando una nueva praxis sobre la que se teorizará en el futuro, pero no hoy. Las aguas se volverán a encauzar, pero en otros cauces desconocidos y no por ello menos estables o productivos que los que conocimos antes del 11-s y que ahora empezamos a darnos cuenta de que quedaron definitivamente atrás.
Los cisnes negros nacen grises, y hay que saber apreciarlos en todo su esplendor y rareza. Si toda crisis es una oportunidad, estamos ante la madre de todas las oportunidades. Mantengamos los ojos bien abiertos y que Dios reparta suerte.
Feliz Navidad y próspero Caos Nuevo 2008.