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Pero también es posible que veamos un episodio de demencial volatilidad con corrección a la baja muy limitada. Incluso podríamos ver un falso escenario de limpieza que sustente con pies de barro un nuevo y espectacular rally alcista de los mercados mundiales a corto y medio plazo. En cualquiera de estos dos últimos casos se podría construir temerariamente la base para un nuevo castillo burbujeante con cimientos más que dudosos.
No es que deseemos un crack fulminante que castigue despiadadamente a los inversores, pero si el movimiento de barrido no va más allá de lo visto hasta hoy, nos quedará una extraña sensación. Algo así como un coitus iterruptus. Tal y como advierte el Maestro del riesgo JMDV, Si la confianza no vuelve después del enfriamiento, cuando corresponde el turno a la expansión económica sino que lo hace antes, a medio camino, mal asunto.
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Por eso lo que a priori se podría ver como positivo, es decir evitar una mayor caída de los mercados y minimizar lo que comenzó siendo la tormenta perfecta, nos deja una extraña sensación de desasosiego. Aunque parezca propio de un personaje de novela de Sacher-Masoch, este frenazo en las caídas nos deja la desagradable sensación de coitus interuptus. Sé que los afectados por las caídas recientes de las bolsas, es decir casi todos los mortales de occidente, pueden no comprender estos argumentos e incluso ofenderse. Pero no es una burla por la desgracia ajena en absoluto, yo mismo sufro los efectos de las caídas de la renta variable china o norteamericana, por ejemplo. Además a casi todos nuestros Clientes les ha repercutido negativamente en mayor o menor medida. No es eso. Es que la profundidad de este mal llamado crack no parece suficiente, y el timing de sus rebotes tampoco está permitiendo un saneamiento prudente.
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"Quien bien te quiere te hará llorar." Jamás hubiera pensado que se pudiera aplicar a la bolsa.