Seguramente todos habréis leído el artículo de José Mª Díaz Vallejo en el que nos habla de algo tan desconocido como impopular: Plantearse y determinar el objetivo de rendimiento de nuestras inversiones en los mercados a lo largo de nuestra vida. Lo llama muy acertadamente Benchmark Personal, y lo define como "el objetivo anual de rentabilidad basado en un objetivo de mayor plazo". Simple pero a la vez vital y nada obvio. Como este tema está relacionado con la evolución del patrimonio de una persona a lo largo de toda su trayectoria vital, forma parte del análisis habitual que realizamos como Multi-Family Office. ¿Me permites, José Mª, que hagamos algunos experimentos con tu concepto? Allá vamos:
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- Ganar a la inflación alargo plazo (4%)
- Construcción de plan de pensiones a 40 años vista
- Capital inicial
- Plazo de tiempo por delante (40 años)
- Dividendos
- Nuevas aportaciones periódicas
Vamos ahora con los experimentos y démosle unas cuantas vueltas a este concepto de benchmark personal: En primer lugar vamos a contemplar que las aportaciones periódicas no sólo pueden, sino que deben ir creciendo con aceleración paralelamente a nuestra capacidad profesional y laboral o incluso a nuestra potencial herencia futura, si la hubiera. Además debemos tener en cuenta que nuestra progresión personal, probablemente nos llevará a no poder optimizar nuestras aportaciones. Es decir, a lo largo de los años probablemente compartiremos nuestra vida con parejas, compraremos unos inmuebles, posiblemente mantendremos a algunos hijos... e incluso quizás seamos padres.
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Otro factor a tener en cuenta es la Felicidad: Es decir, no sólo nuestra progresión personal nos impedirá optimizar nuestras aportaciones periódicas al crecimiento patrimonial. También debemos encontrar la Felicidad en el camino. Porque de poco nos servirá ser los jubilados más acomodados y a la vez amargados de nuestro entorno, por muy pelotas que sean nuestros descendientes y herederos, hambrientos de inmuebles y efectivo fresco. Nuestra progresión económica y patrimonial a lo largo de nuestras vidas debe permitirnos un equilibrio entre la optimización financiera, felicidad y bienestar, que sólo nosotros somos capaces de intuir y diseñar.
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El equilibrio ideal es personal e intransferible, y sólo alcanzable por virtuosos de la vida. Además, sólo el resultado nos determina el éxito o el fracaso y no tendremos indicios durante la juventud que nos permitan rectificaciones en función de los resultados parciales. Como reza mi frase preferida en el lateral de nuestro blog: "...we don't learn to live until life is gone".
Además vamos a introducir otros tipos de activos como son inmuebles y empresas a nuestro experimento con el benchmark personal, bien definido por JMDV. Es evidente que si sólo tenemos en cuenta nuestro dinero en efectivo, el 8-9% determinado como objetivo a largo se alejará mucho, por defecto o por exceso, del benchmark personal real que necesitaremos a lo largo de nuestra vida. Todos nuestros activos, en todas sus formas posibles influirán en la definición y evolución de nuestro benchmark.
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Pero vayamos más allá y démosle otra vuelta al benchmark personal transformado en balance vital. Le vamos ahora a introducir activos y pasivos inmateriales, es decir que no sean fácilmente cuantificables en dinero o valorables como lo es una empresa o una casa. Nos referimos a Valores tanto o más importantes para nuestras vidas, como por ejemplo familia, tiempo, filantropía, puesta en marcha de negocios o actividades anheladas, viajes especiales, etc.
Todo ello ajustado milimétricamente a cada persona o familia, nos permitirá diseñar la reestructuración que precisa nuestro activo para cubrir el pasivo y seguir creciendo y progresando al ritmo deseado. Crecimiento que lógicamente debe sobrepasar una inflación media constante que casualmente también estimamos en el 4%. Pero maticemos que aquí deberemos contemplar 3 tipos de crecimiento: El del efectivo, el corporativo y el inmobiliario en forma de amortización de hipotecas. Para cuadrar el balance, el crecimiento por plusvalía inmobiliaria lo solemos despreciar y eso es algo especialmente recomendable en el actual ciclo.
Como veis el Benchmark Personal definido para nuestro efectivo, forma parte de este Balance Vital, en cierto modo. El conjunto de balances vitales de la familia y su evolución nos dará una idea clara de lo que llamamos PGR: Plan Global de la Riqueza.
Por tanto, José Mª, tu acertadísima reflexión sobre el Benchmark Personal, podríamos incluirlo como uno de los múltiples componentes de un PGR. Y considero tu artículo muy recomendable para todos los inversores, independientemente de su estilo: Fundamental, técnico, value, contrarian, sui generis y sobre todo para el que más abunda, el caótico.
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