Viendo los últimos movimientos del precio del crudo, con máximos de 145 y posterior corrección hasta los 122$/barril, vamos a analizar una posible estrategia que podría, cuando menos, paliar la dependencia y la consecuente especulación del petróleo, así como minimizar los efectos del peak oil. Me explicaré: Cuando veíamos, hace apenas un par de semanas, precios máximos históricos, se oían voces insistentes (algunas interesadas pero otras no) que nos advertían de la probabilidad de que en breve se superasen los 150 dólares en pos del target de 200 $. Nadie sabe hasta dónde puede llegar la escalada en el precio del crudo. Ni tampoco la capacidad de las economías mundiales de soportar la convivencia con un barril que puede multiplicar por 4 su precio en apenas 24 meses.
Pero lo que sí sabemos es que a 145$ el mundo no ha dejado de existir. Las estructuras macroeconómicas mundiales se han tensionado extraordinariamente y los países que dependen de la importación masiva de petróleo sufren y decaen a niveles récord. Las cifras económicas, por tanto, se deterioran, y la inflación de primera ronda se lleva por delante el frágil equilibrio cosechado durante años de bonanza. Pero a pesar de todas las dificultades, el mundo no ha dejado de existir, y probablemente tampoco lo haga con un barril a 160 o 170 $.
Por otro lado, hemos de reconocer que ningún país ha sido capaz de sustituir de forma eficiente, sostenible y suficiente la dependencia del petróleo. La inversión necesaria es prohibitiva para los estados, y para la iniciativa privada todavía no son suficientemente interesantes como para que se realicen masivamente. Sin ir más lejos, el boom de los huertos solares tan sólo preve cubrir un 10% de la demanda energética en los próximos 10 años. Y sin perder de vista que sus rentabilidades se basan en precios que, lejos del mercado, se sustentan sobre leyes. Por ello, difícilmente las empresas privadas cubrirán las necesidades de producción de energía alternativa de forma masiva a corto ni a medio plazo. Demasiado tiempo dada la situación en que se encuentra el planeta.
Sin embargo sí que se podrían cubrir dichas necesidades energéticas alternativas con subvenciones faraónicas por parte de los Estados. O incluso que se inundara la geografía de huertos solares o eólicos parapúblicos o estatales. Con los recursos suficientes, el derecho a una energía segura y barata podría garantizarse por el Estado durante el periodo en que la iniciativa privada no encuentre la viabilidad para hacerlo. No obstante, en cuanto las empresas privadas fueran eficientes y suficientes para producir de forma rentable y a precios razonables la energía necesaria, el Estado debería retirarse del escenario, para sólo actuar ante desequilibrios y situaciones de excepción energética. Es decir, sólo para garantizar derechos fundamentales a los ciudadanos.
No cabe duda de que si se pudiera garantizar dicha generación de energía alternativa por parte de los Estados, la progresión futura del planeta estaría infinitamente menos hipotecada. Imaginemos un Sistema económico global con energía excedente y razonablemente barata, incluso con las crecientes necesidades de las economías emergentes cubiertas. Es cierto que seguiríamos perjudicándonos torpemente, podríamos seguir abusando de los créditos y seguir jugando peligrosamente con burbujas de todo tipo. Pero lo que está claro es que la garantía del abastecimiento energético a precios razonables sería la piedra filosofal del progreso de la humanidad en el futuro.
La pregunta clave es: ¿Dónde conseguir los fondos necesarios para subvencionar masivamente o generar de forma pública la producción suficiente de energía alternativa? Llegados a este punto recordaremos aquello de "a grandes males, grandes remedios": Convirtiendo la necesidad de garantizar un abastecimiento energético sostenible y suficiente en Razón de Estado, podría mantenerse el precio máximo histórico alcanzado por el crudo de forma intervenida. Es decir, que la diferencia entre el precio máximo histórico y el precio real del mercado del petróleo del momento, fuera a parar a una partida presupuestaria especial. Incluso se podría crear una especie de Plan Nacional de Generación Energética con un organismo oficial como el Consejo de Seguridad Nuclear que se encargaría de, por ejemplo, subvencionar o crear huertos solares de forma masiva.
Si los beneficios procedentes de éstas producciones de energía se reinvirtieran en la generación de más instalaciones de ésta u otra índole de generación de energía alternativa, en unos años la capacidad del Estado para generar energía se multiplicaría. Mientras tanto, lamentablemente, el mundo no productor de petróleo seguiría sufriendo las apreturas del crudo en máximos artificiales. Obviamente no se beneficiaría de las correcciones y relajaciones del precio de mercado, y sus cifras macroeconómicas seguirían perjudicándose también a niveles máximos históricos. Pero la luz al final definitivo del tunel sería clara y nuestra velocidad de marcha se aceleraría constantemente. Además la adopción de esta estrategia por buena parte de los países no productores de crudo, empujaría a la baja la especulación de forma muy determinante, creando así un efecto cluster positivo ejemplar.
Pero vamos a cuantificar lo que estamos diciendo: A niveles de hoy, con un diferencial entre el precio del barril actual y el máximo histórico de 23$ (145-122), estamos hablando de más de 37 millones de dólares diarios sólo en España, mientras que en todo el mundo se podrían destinar más de 1950 millones de dólares diarios a la búsqueda e implantación de generadoras de energía alternativa. Además, como ya hemos comentado, el inicio de este proceso sería el momento de menor eficiencia y capacidad de generación de energía. Ya que a partir de la puesta en marcha de las primeras instalaciones, la energía generada, o bien se podría repercutir para paliar los efectos asfixiantes de sostenimiento de los precios máximos en la economía; o bien el producto de su comercialización a precios oficiales o de mercado se podría reinvertir incrementando la cifra diaria disponible para la generación de más energía.
Como hemos dicho al principio, el hecho de gravar permanentemente el coste de importación de petróleo, sólo se podría justificar bajo la Razón de Estado. Sus inconvenientes y damnificados serían enormes. Pero a cambio resolveríamos para siempre la dependencia de los combustibles fósiles, eliminaríamos las presiones ejercidas por los paises productores de petróleo (OPEC), obtendríamos infinitas ventajas medioambientales, y en definitiva se instauraría un enésimo Orden Mundial muchísimo más estable y susceptible de desarrollo sólido.
Mientras tanto, los máximos históricos marcados por las leyes del Mercado, exprimen las vidas de los no productores en favor de la OPEC y sus paraísos de la abundancia como el Dubai de la foto anterior. Y es que la Riqueza en mayúsculas se está desplazando a un ritmo muchísimo mayor que las cifras diarias citadas, tal y como ya advertíamos en El Monopoly termina en bancarrota o no termina. De hecho el ritmo es proporcional al precio del crudo y, en mucha menor medida, al desequilibrio de la balanza comercial china. Y creo que el occidento no productor de petróleo debería plantearse algún gran remedio, aunque se ampare bajo la siempre peligrosa Razón de Estado.
Es injusto que una generación sea comprometida por la precedente. Hay que encontrar un medio que preserve a las venideras de la avaricia o inhabilidad de las presentes.Napoleón Bonaparte.