Habían dos posibilidades para darle forma y viabilidad:
- Que el Plan (no sé porqué pero me resisto a llamarle Ley) de Estabilización de Emergencia 2008, cuyo orígen tan sólo tenía tres páginas, se aplicara según el libre albedrío del gobierno de Bush, heredándolo su sucesor.
- Que este documento simple que dejaba las manos libres a los dirigentes, evolucionara en algo mucho más concreto de 106 páginas cuya aplicación deberá ser supervisada por gobierno y oposición.
La clase política norteamericana se está poniendo a prueba ante los ojos de todo el planeta. Y lo más preocupante es que su capacidad o incapacidad para estar a la altura de las circunstancias, nos va a afectar a todos. Quizás hubiera sido más efectiva, aunque menos democrática la opción 1. Dejando libertad de movimientos para tapar vergüenzas y devolver la confianza al Sistema. Algo parecido a lo que suele ocurrir cuando se actua por Razón de Estado, o en este caso yendo más allá, Razón de Sistema. No obstante la labor de regulación del nuevo Sistema, es decir la manera en que se van a atar en corto (espero) las entidades financieras a partir de ahora, sí que debe ser consensuada por Congreso y Senado para evitar en lo posible favoritismos, potenciales decisiones corruptas y la temible laxitud.
Sólo el paso de las semanas y los meses nos revelarán si el documento de 106 páginas, la supervisión de senadores y congresistas, y su posibilidad de vetar el uso de la mitad de esos 700.000 millones de $, será positiva o no. Ya que en un principio sólo se soltarán 250.000 con opción a 100.000 más, y entonces el gobierno (del color que sea en aquel momento) deberá pasar una reválida ante Congreso y Senado antes de que se le concendan otros 350.000 millones de $. Para salvar el Sistema quizás se deban tomar demasiadas decisiones políticamente incorrectas que no van a superar el filtro de tantos políticos que, antes de dar su conformidad, mirarán hacia sus votantes temiendo perder su apoyo futuro. Pero este delicado proceso de aplicación de estos fondos necesita agilidad, determinación, pulso firme y quirúrgico. Algo que el ciudadano de a pie no está preparado para gestionar, y me temo que tampoco gran parte de la clase política que ha sido electa a base de demagogia electoralista. Políticos y politicuchos cuya carrera hacia la fama y el poder, ahora quizás no quieran poner en peligro por dar su aprobación a medidas que van a afectar directa y fuertemente el bolsillo de sus votantes.
Por el bien de todos espero que la clase política norteamericana, por una vez en la vida, esté a la altura de lo que cabe esperar de ellos y en lugar de hacer política partidista, gobiernen durante unos meses en coalición con los dirigentes. Y eso deben hacerlo tanto los demócratas en la oposición como la propia oposición interna de los republicanos, que hasta hoy son los que han sido más reticentes a apoyar la aplicación de medidas que puedan salvar el Sistema.
El camino empieza a vislumbrarse, ahora sólo falta que los políticos dejen sus malos vicios y se dediquen a hacer Política en mayúsculas, recordando los tiempos de Platón y la República, pero sin olvidar su adaptación a nuestra realidad.
Esperemos que los electoralismos y los integrismos liberalistas republicanos no entorpezcan a los pilotos que deben llevar hasta la pista de aterrizaje esta aeronave, en la que vamos todos. Sin duda será el aterrizaje de emergencia más dramático de la Historia y en el que pueden haber más víctimas. Cuando escribíamos Fasten Seat Belts el 14 de Septiembre de 2007, los problemas técnicos del avión eran mucho menores que un año después. Hoy los sistemas hidráulicos, tan vitales para cualquier nave, han dejado de funcionar y nos lanzamos hacia la pista de aterrizaje en una emergencia en la que todos debemos hacer lo correcto para conseguir sobrevivir. Porque si alguien pretende aprovechar electoralmente la situación acabará siendo elegido presidente de la comunidad más yerma jamás vista. Mientras tanto, los mercados, siguen escupiendo sobre la Ley de Estabilización de Emergencia 2008. Algo, en cierto modo, intrascendente porque en realidad lo que está en juego es mucho más importante que los mercados.
Cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos.
Platón (428 a.C - 347 a.C.)