Os preguntaréis qué relación tiene todo esto con el counselling de un Family Office o con las finanzas en general. Pues lo entenderéis si os hablamos de la cohabitación de riqueza súbita con personas que no han sido capaces de generar esa riqueza. Es decir cuando alguien recibe una fortuna que no ha sido ganada y generada por él mismo.
A diario vemos muchos casos en que una familia cuya capacidad de generar riqueza es moderada, de pronto recibe una cantidad de patrimonio que difícilmente va a saber gestionar correctamente. Este aumento de riqueza súbita puede llegar de muy diversas formas descorrelacionadas del esfuerzo o mérito y ninguna de ellas excluye la posibilidad de las otras: Herencias, sorteos, recalificaciones inmobiliarias y pelotazos de dudosa legalidad, acuerdos de separación, distribución de legados en vida, burbujas varias, etc... No obstante no suelen ser episodios repetitivos, así que difícilmente habrá margen de maniobra ni segundas oportunidades para aprender de los errores.
Es obvio que la razón por la cual muchos de los que reciben riquezas súbitas las dilapidan en pocos años, no es otra que su incapacidad. Si hubiesen sido capaces por ellos mismos, probablemente la riqueza ya les habría llegado de forma más o menos directa, porque el tiempo suele poner a cada uno en su lugar. Pero no nos equivoquemos, no es ningún reproche, ya que no todos estamos obligados a ser capaces de generar más riqueza que la necesaria. Incluso existen personas, aún estando capacitadas, cuyos intereses y esfuerzos se centran en cosas mucho menos materiales. Toda una lección para el resto en muchos sentidos. Y debería quedar claro que tanto los incapaces como los no interesados en ser capaces de crear riqueza abundante, son tan respetables como el resto de mortales (o más).
Vamos a centrarnos en aquellos que, a pesar de intentar generar la mayor riqueza posible, no son capaces de ganar poco más que lo suficiente para sus familias. Si a este perfil, digamos de clase media (la más abundante hasta esta crisis), le alcanza la fortuna súbita en cualquiera de las formas antes mencionadas, tendrán que cohabitar dos hechos contranatura: Riqueza en manos de incapaces de crearla. Unidos en tiempo y espacio al igual que los dinosaurios y los humanos que mencionábamos al inicio del artículo. Una capacidad de creación de riqueza baja o media va a dilapidar esa fortuna súbita en pocos años, salvo excepciones. Entre dichas excepciones encontraremos a los que realizarán el esfuerzo de formarse para gestionar correctamente su súbita riqueza. Algunos incluso lo pueden llegar a conseguir, pero la mayoría fracasarán por incapacidad propia o por sobrevalorarse a ellos mismos durante ese proceso de capacitación. Contratar buenos profesionales suele ser muy conveniente, pero a la vez muy difícil de conseguir. Sin embargo, otros muchos ni siquiera realizarán el esfuerzo de formarse. Y se creerán que si eran capaces de gestionar su vida sin riqueza, todavía les resultará más facil hacerlo con dinero. Craso error. Lo único que les resultará fácil será quemar su fortuna de forma rápida o paulatina, pero en cualquier caso de forma tristemente inexorable. Y no sólo pueden perder el total de la riqueza súbita recibida, sino que también pueden quedar endeudados y en situación mucho más precaria que en el pasado. Incluso pueden llegar a perder sus capacidades originales, que les situaron en niveles más que dignos de bienestar, por culpa de vicios y estilos de vida falsamente acomodados durante unos años.
La coexistencia de una escasa capacidad para generar riqueza y una fortuna súbita, será en casi todos los casos una unión contranatura que buscará su reequilibrio. Este reequilibrio puede llegar excepcionalmente vía mejora de la capacitación, pero casi siempre la naturaleza se reequilibrará dejando al protagonista en un nivel de riqueza similar al que originalmente supo generar y dirigir. Es decir, reequilibrando en perjuicio de la parte más vulnerable: La Riqueza. Muy poco de ella, nada o incluso deudas van a quedar después del reequilibrio natural.
“Dios crea a los dinosaurios. Dios destruye a los dinosaurios. Dios crea al hombre. El hombre destruye a Dios. El hombre crea a los dinosaurios. Los dinosaurios se comen al hombre.”Dios crea al hombre. El hombre crea la riqueza. El hombre crea a sus hijos. Los hijos no crean riqueza. Los hijos se hacen hombres. La riqueza súbita recae sobre los hombres. Los hombres se comen la riqueza. Dios tiene la culpa. La riqueza destruye al hombre. Dios, si el padre del hombre levantara la cabeza... Huy qué lío!
Dr. Ian Malcolm (Jurassic Park - Jeff Goldblum 1952 - )