El otro día leí unas declaraciones de Jose Mª Álvarez, Secretario Gral de UGT en Cataluña que me dejaron alucinado. Y no me debió suceder a mi sólo, puesto que a las pocas horas a través de la televisión este señor volvió a reiterarse en una entrevista de una forma aún más vehemente y burda.
El motivo de la polémica es el ERE que la compañía Sony va a presentar para su fábrica en Viladecavalls (Bcn), que va a afectar a 275 personas de las 1.600 que trabajan allí. Además estos despidos confirman una vez más la política de ajustes y despidos de más de 8.000 puestos de trabajo que anunció ya hace meses la empresa. Pero por muy injusto e inesperado que sea, un lider sindical no puede amenazar a la empresa ni intentar movilizar la opinión pública en su contra. Al menos, si yo me pongo en la piel de los trabajadores que han tenido la suerte de no estar en la lista negra de los 275, y oigo tales amenazas por parte del Sec. Gral de UGT que se supone que va a defender mi puesto de trabajo, en un entorno de crisis mundial como este, me darían ganas de taparle la boca y le diría a los ejecutivos de Sony aquello de "perdónenlo, porque no sabe lo que dice". Ahí va un estracto de lo que vomitó el sindicalista:
Este mismo jefe sindical lideró hace sólo unas semanas varias protestas exigiendo "más cuotas de trabajo" para la fábrica de Nissan, que iba a presentar otro ERE por 1.680 trabajadores. Les llamó "gansters" y les exigió la retirada del ERE porque lo consideraba una "amenaza" previa a la negociación. ¿No son mucho más propias de gangsters barriobajeros las amenazas de boicot a marcas y retiradas de EREs hacia quienes deben reducir drásticamente sus producciones y gastos para sobrevivir? Poner las cosas difíciles a quien debe reducir costes para mantener una parte de la actividad, es pedirle a gritos que cese completamente y traslade la actividad (residual o no) a otros países que les exijan, insulten y amenacen menos. No es una cuestión de justicia sindical o social sino de supervivencia laboral en momentos de grave crisis.
"Si tocan demasiado los huevos podrían sufrir represalias por parte de sus clientes. Estamos en plena campaña navideña y Sony tiene que ser consciente de que tiene marca, y que es una marca que se vende en nuestro país. Y que si toca mucho los huevos, quizás la gente cambiará de marca."
Jose Mª Álvarez, Sec. Gral. UGT Cataluña.
Me parece peligrosísimo que un personaje como éste deba defender los intereses de los pocos trabajadores que van a seguir produciendo en las empresas. El escenario económico es devastador y el Sec. Gral de la UGT en Cataluña sigue tratando a los dirigentes empresariales como si le estuvieran robando el dinero a los trabajadores. Igual o incluso de forma más vehemente que en plena cresta de la ola económica, cuando tenía que defender los aumentos salariales y las reducciones de jornada laboral para compensar los miles de millones que las empresas estaban obteniendo de beneficios.
Y es que este lider sindical sigue en Disneylandia, en el Estado del bienestar, y no se ha enterado de que el mundo ha cambiado radicalmente.
Pero hombre de Dios, ¿no se da cuenta de que la situación empresarial, y en consecuencia la laboral y social, es extremadamente grave? Es sintomático y paradójico "exigir más cuotas de trabajo", pero reclamado parte de alguien que se ha pasado la vida exigiendo reducciones laborales es algo inaudito. Y es que el mundo ha cambiado Sr. Álvarez, y a peor, por si no se ha enterado. Donde Ud. exigía (curioso concepto el de exigir) menos horas, ahora exige más horas (más curioso aún). Al menos las suficientes para poder cobrar un sueldo. Pero las circunstancias empresariales son radicalmente distintas y las multinacionales ya no se esfuerzan en optimizar sus beneficios sino en subsistir como empresa mediante reducciones de producción, costes y deslocalizaciones. Solo algunas lo conseguirán, porque muchas quedarán en el camino y sus EREs serán del 100% de los trabajadores. Y si la proporción es significativa los Estados tendrán un grave problema que trasladarán a todos nosotros, tanto los que perdieron el trabajo como los que lo conserven. Mientras los líderes sindicales que deben defender los intereses de los trabajadores no se den cuenta del mundo en que vivimos desde hace casi dos años, seguirán haciendo el ridículo. En este nuevo escenario mundial y económico necesitamos nuevas políticas y argumentos sindicales. Si no, la crisis mundial y la recesión gravísima que a penas iniciamos se va a llevar por delante a los estúpidos líderes sindicales que siguen anclados en conceptos que fueron válidos en épocas de expansión económica, pero que en la actualidad no sólo son inútiles sino extremadamente peligrosos para los intereses de los trabajadores y de la economía local y regional.
No podemos responsabilizar a las 35 o 40 horas semanales de la situación económica actual, en absoluto. Pero lo que está claro es que para evitar las cero horas del paro, el camino pasa por un incremento masivo de la productividad. Y ni siquiera esa receta ha servido para que Japón, país productivo donde los haya, salga de una depresión de más de dos décadas. Personalmente me parece excesiva la cuota de las 65 horas semanales que tumbó Europa hace un par de semanas, pero el camino no puede ser la Eurosclerosis conocida hasta hoy. Las fórmulas laborales para afrontar la que nos viene encima van a ser muy duras. Quizás comparables a las que conocieron nuestros abuelos, porque económicamente, pero sobre todo a nivel social, la regresión va a ser tremenda. Y tampoco nos garantizan el éxito, pero es evidente que ante un escenario así, el liderazgo sindical también debe refundarse, o será muy perjudicial para los intereses del trabajador y de la Economía. Al fin y al cabo disociar ambos, trabajador y economía, nos lleva a un absurdo colapso evidente para casi todos.