Se ha criticado hasta la saciedad el test de estrés de Geithner. Se razonaba que una "prueba del algodón" sólo podía perjudicar a la banca norteamericana y a su cotización en bolsa: Si los resultados daban el aprobado general se evidenciaría la inutilidad y la falta de rigor del test, por lo tanto los mercados castigarían la pantomima. Si por el contrario el test señalaba con el dedo a los bancos sin capacidad de soportar un empeoramiento de la situación económica (inevitable e inminente), éstos se hundrían en bolsa generando pánicos peligrosísimos, temiendo nuevos Lehman Brothers difícilmente permisibles. Pero esta predicción olvidaba que la transparencia también cotiza, y mucho.
Las cifras proyectadas del empeoramiento de la situación, empleadas en el test de estrés, son las que encontramos en la siguiente tabla:
Observamos que en el escenario menos negativo supone una caída de la economía norteamericana en este 2009 del -2% y una subida para el 2010 del 2,1%. Y en el escenario más negativo una caída del -3,3% y una recuperación del 0,5% respectivamente. Otra variable es el paro, que afecta a la capacidad general para hacer frente a las deudas: Entre el 8,4 y 8,9% en 2009 y 8,8 y 10,3% en 2010. También vemos la bajada prevista de los precios inmobiliarios (casas): Entre -14% y -22% para el 2009, y entre el -4% y -7% para el año 2010.
Algunos también ponen en duda las previsiones en sí mismas, pero en general las críticas venían por la inutilidad y/o peligrosidad de la publicación de los resultados. Pues bien, hasta hoy (mañana Dios dirá) los efectos de la publicación del Stress-Test son claros: Mayor transparencia y confianza, que se está traduciendo en un mayor apoyo de los inversores hacia la gran banca norteamericana. Y esa mejora de la confianza es pura agua de mayo para el sistema bancario mayor del planeta.
Tal y como ya dijimos el pasado mes de abril en La Banca Rota II y la especulación en banca norteamericana, el plan de rescate de Obama disipa las posibilidades de quiebra de los grandes bancos. Y es que esa posibilidad de chapter 11 cotizaba hasta hace muy poco en los precios de las acciones de las entidades más altisonantes de EE.UU. La credibilidad de dicho plan de rescate, y también la publicación de unos resultados de la prueba del algodón creíbles y aparentemente rigurosos (a pesar de múltiples voces críticas), han aportado luz y taquígrafos al futuro de la gran banca de norteamérica.
Todo puede ocurrir en los mercados en los próximos meses, pero el riesgo sistémico de la gran banca y el fantasma de LEH, ya no cotiza. Ahora ya "sólo" es cuestión de afinar en la valoración del goodwill y en las ampliaciones de capital que puedan darse. Pero el valor irracional y no fundamental del sistema bancario de los EE.UU. se está demostrando la base de la cotización actual, como ya dijimos el pasado Noviembre. Tan sólo ha bastado disipar los fantasmas de la quiebra para que las acciones coticen muy por encima de su valor fundamental. Ese fenómeno no lo veremos ni siquiera en sectores tan importantes como el automovilístico.
Y es que estamos hablando de algo tan vital como el dinero, el Sistema que lo gestiona y crea. Son palabras tan mayores que la mera garantía de supervivencia de la gran banca, hace que los precios de las acciones que cotizaban el riesgo de quiebra de esas entidades, queden ya superados. El valor fundamental, al igual que el tamaño... no siempre importa.
Las cifras proyectadas del empeoramiento de la situación, empleadas en el test de estrés, son las que encontramos en la siguiente tabla:
Observamos que en el escenario menos negativo supone una caída de la economía norteamericana en este 2009 del -2% y una subida para el 2010 del 2,1%. Y en el escenario más negativo una caída del -3,3% y una recuperación del 0,5% respectivamente. Otra variable es el paro, que afecta a la capacidad general para hacer frente a las deudas: Entre el 8,4 y 8,9% en 2009 y 8,8 y 10,3% en 2010. También vemos la bajada prevista de los precios inmobiliarios (casas): Entre -14% y -22% para el 2009, y entre el -4% y -7% para el año 2010.
Algunos también ponen en duda las previsiones en sí mismas, pero en general las críticas venían por la inutilidad y/o peligrosidad de la publicación de los resultados. Pues bien, hasta hoy (mañana Dios dirá) los efectos de la publicación del Stress-Test son claros: Mayor transparencia y confianza, que se está traduciendo en un mayor apoyo de los inversores hacia la gran banca norteamericana. Y esa mejora de la confianza es pura agua de mayo para el sistema bancario mayor del planeta.
Tal y como ya dijimos el pasado mes de abril en La Banca Rota II y la especulación en banca norteamericana, el plan de rescate de Obama disipa las posibilidades de quiebra de los grandes bancos. Y es que esa posibilidad de chapter 11 cotizaba hasta hace muy poco en los precios de las acciones de las entidades más altisonantes de EE.UU. La credibilidad de dicho plan de rescate, y también la publicación de unos resultados de la prueba del algodón creíbles y aparentemente rigurosos (a pesar de múltiples voces críticas), han aportado luz y taquígrafos al futuro de la gran banca de norteamérica.
Todo puede ocurrir en los mercados en los próximos meses, pero el riesgo sistémico de la gran banca y el fantasma de LEH, ya no cotiza. Ahora ya "sólo" es cuestión de afinar en la valoración del goodwill y en las ampliaciones de capital que puedan darse. Pero el valor irracional y no fundamental del sistema bancario de los EE.UU. se está demostrando la base de la cotización actual, como ya dijimos el pasado Noviembre. Tan sólo ha bastado disipar los fantasmas de la quiebra para que las acciones coticen muy por encima de su valor fundamental. Ese fenómeno no lo veremos ni siquiera en sectores tan importantes como el automovilístico.
Y es que estamos hablando de algo tan vital como el dinero, el Sistema que lo gestiona y crea. Son palabras tan mayores que la mera garantía de supervivencia de la gran banca, hace que los precios de las acciones que cotizaban el riesgo de quiebra de esas entidades, queden ya superados. El valor fundamental, al igual que el tamaño... no siempre importa.