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Algunos obvian la Razón y sólo se preocupan de la Bolsa, siguiéndola en sus altibajos allá donde vaya, llegando unos cuantos a conocerla y a interpretarla lo suficiente como para beneficiarse de ella, al menos efímeramente. Pero muchos no entendemos la una sin la otra a medio y largo plazo, a pesar de sus reiterados desencuentros.
Parece evidente que en la actualidad, Razón y Bolsa pasan por uno de sus periodos de riñas y alejamiento, pero personalmente me gusta a veces intentar ir más allá de la evidencia como hicimos en el meme de la banca. No es que sea desconfiado por naturaleza, pero no estaría de más contemplar la posibilidad de que, aunque aparentemente estén peleadas, en realidad sigan siendo muy buenas amigas y, como dice la canción, se den la mano por debajo del mantel:
Imaginemos que quizá no estemos interpretando bién los sentimientos de la Razón y en realidad la Bolsa siga criterios próximos a su compañera de penas y alegrías. Quizá sea más razonable de lo que parece el comportamiento de una Bolsa exuberante después de que el sistema financiero norteamericano haya superado el peligro inminente de extinción. El suelo desvanecido bajo nuestros pies (y no me refiero al suelo bursátil si no al del riesgo sistémico) no lo reencontramos hasta principios de este 2009. Recordemos que el colapso global del Sistema fue una posibilidad real hace tan sólo 10 meses.
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Quizá, esa mano por debajo del mantel en forma de eliminación de riesgo sistémico sea la que empuja a la lujuria actual de la Bolsa. Sabiendo que la estabilidad del sistema financiero se ha garantizado, con una hiperinflación en el horizonte también razonablemente lógica, con una valoración de las acciones de las entidades financieras que emergen con fuerza desde el infierno, con cifras macroeconómicas que desaceleran su caída en los EE.UU. y con el precio del dinero prácticamente en cero, etc... quizá su aparente desamor no sea tal. Y por lo tanto no quepa esperar que hagan las paces en forma de caídas importantes o nuevos mínimos, sino que sigan su romance furtivo por debajo de las miradas de la mayoría de analistas. Por supuesto, si el tiempo afianza las subidas, serán cada vez más los analistas que se agachen a mirar por debajo del mantel...
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