Pero eso sucedía en un mundo antiguo, donde cada Estado tenía su propia divisa, su propia munición que detonaba al antojo de su gobierno. El resto, las verdaderas potencias, oían en la lejanía las explosiones, marcaban una muesca más en la empuñadura de sus economías, y seguían a lo suyo.
Hoy la Globalización nos ha llevado a un mundo totalmente interconectado, donde tan sólo existen dos divisas importantes ($ y €) y un par más secundarias (Yen y Libra). El resto son meras comparsas especulativas (con el permiso del CHF o del Yuan y su artificial contravalor). En este escenario moderno, además, las finanzas son vasos más comunicantes que nunca. Y lo hemos podido comprobar funestamente con la contaminación mundial de titulaciones tóxicas. La pandemia de la crisis de crédito global ha derivado hacia una trampa de liquidez que parece que sólo sabremos paliar inflacionando contra-reloj bajo una depresión aplastante.
En este punto oigo (leo) algunas voces que reclaman nostálgicamente poder depreciar la peseta, como hacíamos antaño cuando las cosas se ponían feas. El mismísimo Paul Krugman lamenta en su blog del NYT que España no pueda devaluar. Pero hacerlo en depresión no es lo mismo que en expansión económica, no es lo mismo devaluar con deuda moderada que hacerlo unilateralmente con la actual M3, en absoluto (nótese que el siguiente gráfico representa la época pre-crack, es decir hasta Junio 2006). ¿Quién iba a querer invertir en España comprando una deuda con capacidad para depreciar en un entorno sin esa capacidad? Y si esa hemorragia de financiación se produjera, España sería incapaz de financiarse en un momento crítico. Pero por contra, la economía española se reanimaría milagrosamente.
Aún así muchos lloran la versatilidad que ofrecía una divisa propia en una economía del s.XX. Pero va a ser que no, devaluar ya no sería viable, y no sólo porque el € haya sustituido la peseta (mientras no se rompa la UME) o porque ahuyentaría la financiación. Sino también porque si la UE quisiera en su conjunto devaluar el €, sólo tendría sentido hacerlo contra $. Me explicaré: Para depreciar una divisa se debe hacer respecto a otras que ejercen de referencia, las divisas que lideran la economía de la zona. En la actualidad, la globalización nos impide ya seguir hablando de zonas, regiones o Estados y debemos hacerlo ya con vision de economía global. Por lo tanto, ante la intención de devaluar la moneda, debemos identificar primero a costa de quiénes la vamos a devaluar. Y aquí se nos presenta el gran problema: ¿Cuáles son las divisas de referencia mundial, la referencia contra la que devaluar? ¿Quién es el rico dominante, la locomotora del mundo hoy en día? Jamás habríamos pensado que estas preguntas nos pudieran llegar a hacer dudar, ¿verdad?
Para los que opinen que esa divisa número uno mundial, que la economía lider sigue siendo EE.UU. y su USD, les diría que probablemente no hay mejores opciones que esa, pero que llegamos demasiado tarde. La devaluación paulatina, si es que podemos llamarla así, que hemos visto en los últimos meses (años) es la del propio $, sobre todo contra € (e incluso contra Yuan como estrategia). Y aún así las cifras económicas norteamericanas siguen en barrena. La Libra también se desploma en la City mientras que el yen paga los excesos por haber sido la muñeca hinchable del carry-trade mundial, especialmente por el inversor en mercados norteamericanos.
Llegados a este punto, es obvio que tanto USD como GBP están devaluando de facto contra EUR y YEN, achicando el valor de sus divisas en la cara de la UE. Una Europa que va a la deriva económica en este escenario en el que su motor (Alemania) se ha clavado y su transmisión (Gran Bretaña) se ha roto; y también de un Japón que purga un manoseado Yen en un entorno deflacionario que conoce muy bien desde hace dos décadas, y en el que sabe moverse mejor que nosotros.
Hablar por tanto de devaluación, tal y como tradicionalmente se ha utilizado este concepto, está ya obsoleto en un mundo en el que la Economía es supranacional. Hoy quizás deberíamos definir la capacidad de las áreas económicas (que no Estados) para disminuir el valor de sus macro-divisas a su conveniencia. Y en un escenario tan crítico como el actual, estamos ante una especie de "tonto el último". Otros preferirán ver en estas caídas de USD y GBP las secuelas del empeoramiento del estado de salud de las economías norteamericana y británica, como un daño colateral. Pero en realidad es más un beneficio colateral, una devaluación encubierta, de nueva generación y soportada por EUR y YEN. Y sus efectos ya no son tan balsámicos como en la Era de las Devaluaciones, ni mucho menos. Pero sí que serán muy nocivos para los "útlimos tontos" en este escenario depresivo.
El Paciente Americano sigue con pronóstico reservado mientras los europeos seguimos en la cabecera de su cama. Y algunos españoles recuerdan con nostalgia aquellos tiempos de depreciaciones, en que ser cabeza de ratón (España/Peseta) nos permitía hacer un reset en nuestra entrañable moneda cuando el agua llegaba al cuello. Pero ahora no. Ahora estamos en la cola de un león (UE/€) que bebe en platitos de leche y lame las heridas del Paciente Americano. La Era de la Devaluación quedó atrás, hoy es el Mundo el que pierde valor en un Corralito global.