A todos nos afecta tener una deuda, sobre todo si no tenemos el dinero suficiente para hacer frente. Como dice el refrán: “El que paga descansa y el que cobra más”.
De hecho, cuando hablamos de la parte emocional de una deuda, no nos referimos a los euros que debemos, sino del estado de ánimo y el malestar que nos genera esa deuda, aunque sea pequeña. En ocasiones pesa más el pensar en ella, que el importe que tiene.
Podemos distinguir entre deuda buena y deuda mala. Con deuda buena me refiero a estar apalancado para comprar activos que me van a generar dinero, como por ejemplo comprar un apartamento a crédito para alquilar. Dicho de otra forma, sería aquella deuda que van a pagar otros. El problema viene cuando nos apalancamos para comprar pasivos, y esta es la deuda mala a la que me refiero: tarjetas de crédito, préstamos al consumo… La mayoría de las veces nos endeudamos para comprar bienes o servicios para aparentar un status.
Te invito a que reflexiones y te hagas las siguientes preguntas:
¿Por qué si tienes deudas sigues endeudándote?
No sé si es tu caso, pero si el de mucha gente. Van de préstamo en préstamo, y de deuda en deuda, recurriendo en ocasiones a una reunificación de deudas que les permite, al tener una cuota más cómoda, seguir viviendo por encima de sus posibilidades y adquirir más deuda.
Las consecuencias de esto no son solo a nivel económico sino también a nivel emocional, ya que genera muchos problemas y ansiedad saber que nada más recibir la nómina te cargarán todos los recibos y tendrás que seguir pagando a crédito, usando la tarjeta o pidiendo anticipos en el trabajo para poder llegar a final de mes.
¿Eres un adict@ a las compras?
Mucha gente no es capaz de reconocer que tiene un problema de gasto compulsivo. Si tus ingresos son elevados, puedes defenderte diciendo que te gusta comprar, que compras cosas que están de oferta… y mientras se mantengan tus ingresos este problema no saldrá a la luz. El problema viene cuando tus gastos superan a tus ingresos y no quieres reconocer que tienes un problema. Te niegas a ver los saldos de las cuentas y sigues manteniendo su ritmo de vida como si no tuvieras deudas.
Mal de muchos, consuelo de tontos…
Es muy posible que trates de engañarte a ti mismo diciéndote que todo el mundo está en la misma situación, todo el mundo compra a crédito, vida solo hay una… Sentir que hay gente en la misma situación te hará sentir mejor e incluso normalizar el problema… dicen que somos la media de las 5 personas con las que nos relacionamos, reflexiona sobre esto porque es posible que tu círculo más cercano sea de gente que está en tu misma situación.
Porque yo lo valgo
No te gusta tu trabajo, ni tu situación económica, además crees que siempre vas a estar en el mismo punto o no tienes fuerzas o ganas para intentar cambiarlo. Entonces, por qué no comprarte ese móvil de alta gama, después de estar todo un mes trabajando, total no vas a salir de pobre. Y te dices eso de ¡Porque yo lo valgo!
No sé si te suena esto, o si incluso es tu filosofía de vida. Pero te adelanto que es importante controlar nuestras emociones, gastamos en ocasiones para paliar u ocultar nuestra situación, porque estamos excesivamente alegres o tristes… Te recomiendo que antes de hacer un gasto pienses, ¿qué me pasará si no lo compro? Piensa también en todas aquellas cosas que tienes en casa con las etiquetas o que nunca has utilizado.
Conoce la realidad de tu situación económica
Algo tan simple como un balance puede hacerte despertar y ser consciente de como de “hipotecada” está tu vida, de si estás trabajando sólo para pagar a los demás o intentas construir un plan de futuro. Una vez que veas reflejado en papel cuál es tu situación, te tocará hacerte cargo de tu situación e intentar mejorarla. Conocer y practicar estos simples pasos te colocará por encima de la media.
- Fórmate
- Págate a ti primero, preahorra.
- Cancela tus deudas
- Forma un colchón para imprevistos
- Invierte
Conclusión
Muchos problemas financieros de los adultos se podrían solucionar con educación financiera. La educación financiera abrirá tu mente y te mostrará que otra forma de estar en la vida es posible. Recuerda que tener deudas no solo afecta a tu economía sino también a tu salud emocional.