Esta mañana me he levantado con una perla socio-periodística muy interesante: los españoles se consideran "católicos y liberales". Me ha costado bastante encontrar la fuente de esta conclusión y parece ser que se trata de la encuesta del CIS del mes de abril, sólo que ningún dato de la famosa estadística oficial permite correlacionar catolicismo con liberalismo, como no es posible mezclar churras con merinas por mucho que se intente. El caso es que llevo ya algún tiempo viendo más coincidencias del mensaje evangélico con la social-democracia que con la mezcla de corrientes de la derecha. Cierto es que a la primera no le gusta nada identificarse con la Iglesia ni a la inversa. Pero no es menos cierto que ese matrimonio de conveniencia de la derecha con los representantes de Jesús en la tierra desentona bastante con las Bienaventuranzas.
Toda esta declaración pública de mis convicciones religiosas y políticas viene a cuento porque yo me considero creyente en la libertad de mercado (en la otra vida, claro) y, en ese sentido soy liberal, pero también cristiano convencido y practicante, lo cual me obliga a ser crítico con las contradicciones de este mundo. Así que, mientras llega la otra vida con su verdadera libre-economía, bueno es un poco de intervencionismo para equilibrar las miserias de este mundo. Que con la ayuda de los 2500 euros dar vida ya es más fácil que construir un mercado energético eficiente. Pero eso no quita para que crea que el cielo sea un paraíso donde no harán falta medidas electoralistas y donde nunca tendremos apagones.