Lo curioso de la situación actual es que recuerda mucho a la de una trampa a un animal mediante un nudo corredizo. Cuanto mayores sean los esfuerzos para liberarnos de la trampa, más se aprieta el nudo, de forma que menor es la probabilidad de soltarse.
Si nos damos cuenta, todos estamos atrapados de alguna forma en un algún nudo de la situación, y los esfuerzos por liberarnos, no están consiguiendo otra cosa que apretar más el nudo.
Este fin de semana, en la empresa donde trabaja alguien que conozco, van a afrontar una huelga de trabajadores. Yo le pregunté a esta persona si iba a ir a la huelga, y me dijo que no, porque si iba a la huelga, lo más probable es que a continuación se fuese al paro. En este sentido, cuantas más personas piensen igual, peor será para el colectivo de trabajadores. Muchos se preguntan por las razones de la paz social, y desde luego una de las razones es que la decisión de ir o no a la huelga se toma individualmente y actualmente existe un clima de terror entre los trabajadores, de tal forma que se aguanta casi todo.
Esta crisis tiene mucho que ver con el deterioro de las rentas de trabajo, y por tanto a nivel colectivo, creo que es más que evidente que los trabajadores han de luchar por mejorar sus posiciones. Sin embargo, la triste realidad es que los consejos se dan a personas, (no a colectivos), y en este sentido a cada una de las personas que me pregunten, les aconsejaría que se estuviesen calladitos, cumpliesen, hiciesen las horas que pudiesen y tragasen. A los trabajadores les interesa luchar; a cada trabajador ¡no!. Por eso, cada vez que un trabajador, por miedo decide no sumarse a una huelga, está apretando un poco más el nudo; lamentablemente poco más puede hacer, porque apuntarse es lo peor que puede hacer.
¿Los consumidores?. Pues ajustándose a marchas forzadas y reduciendo su consumo, anticipándose lo antes posible a posibles situaciones complicadas. En la situación actual con la sangría de empleos, las congelaciones o bajadas de sueldos en el horizonte, los que pueden consumir, se lo piensan muy seriamente. El problema es que si no se consume, las empresas no venden, por tanto no producen y en consecuencia, la actividad cae y empeora la situación de empleos y sueldos. Por tanto, la caída del consumo es a nivel colectivo un problema gravísimo, y cuando un consumidor, retrasa o simplemente desecha una compra está apretando aún más el nudo. Pero claro, individualmente, el consumidor tiene que ajustarse, aún sabiendo que cada vez que un consumidor se ajusta está estrangulando más el sistema.
¿Las empresas?. Pues está claro que cada persona que despidan, o cada trabajador al que no le suban el sueldo en la proporción de los precios de los bienes básicos, significa automáticamente un parado más para el sistema y desde luego un cliente menos para el conjunto. En este contexto, contener los sueldos es lo peor que puede hacer el colectivo de las empresas, sin embargo cada empresa en particular se ve obligada a intentar adelgazar lo máximo posible. Cada vez que una empresa despide a alguien se estrangula el sistema, sin embargo, cada una de las empresas no puede hacer otra cosa, (en la mayoría de las ocasiones).
¿Los bancos?. Endureciendo el crédito, están provocando la asfixia de las familias y las empresas, lo que a su vez vuelve como un boomerang en forma de morosidad y bajada del valor de sus activos. Cada vez que endurecen las condiciones, llenan más sus balances de activos que cada vez serán más tóxicos. Pero claro, cada entidad tiene que endurecer sus condiciones, a pesar de que al final se estén estrangulando todos.
¿Proteccionismo entre los países?. A todos los países les interesa que exista el mayor comercio posible, pero claro, por otra parte, todos tratan de proteger de alguna forma sus industrias, por lo que para frenar la sangría al final todos están adoptando algún tipo de protección a sus mercados. Cada vez que un país se protege se está estrangulando otra posible salida a
¿Liberalización de sectores?. Todo el mundo está de acuerdo en que la liberalización y la competencia, fomenta el desarrollo, la productividad y todas estas palabras bonitas. Sin embargo, la liberalización de un sector choca siempre con los intereses de las empresas que estén en este sector. ¿Liberalizamos el taxi?, pues vale, todos encantados salvo los taxistas. En consecuencia, aún asumiendo todo el mundo que la liberalización es el mejor camino, la realidad es que hay muy poquitos sectores liberalizadores, y cada uno de estos procesos choca con el sector implicado, de tal forma que al final no se liberaliza nada.
¿Creación de valor añadido?. Está claro que se necesita pasar de una economía basada en bajo valor añadido, a una basada en alto valor añadido. Pero estamos en la de siempre. A pesar de que el conjunto de las empresas tengan que invertir y crear valor, la realidad es que cada una de ellas hará su análisis, y echará una vista a su alrededor y descubrirá que lo que hay es una demanda con sueldos bajos y miedos, de forma que si quiere sobrevivir tendrá que hacer productos más baratos.
Cada vez que un consumidor se lo piensa, un trabajador traga, una empresa baja los sueldos, un banco no concede un préstamo, protegemos o subvencionamos a un sector determinado o una empresa renuncia a investigar o invertir para crear valor, la situación está empeorando.
Realmente la situación hoy no deja de ser curiosa, ya que estamos todos metidos en juegos de suma cero, en tantas guerras como colectivos y en un extraño todos contra todos.
Jóvenes contra mayores, hipotecados contra ahorradores, funcionarios contra trabajadores, a su vez todos contra los bancos, que a su vez son el blanco de muchas empresas, que a su vez están enzarzados con los empleados.
Y en toda esta situación al final está el gobierno y la oposición que en lugar de actuar como gobiernos están metidos en una rara carrera para ver quien es capaz de generar más negocios para los empresas.
Y es una auténtica pena, porque cuando quedamos todos enredados en un nudo corredizo, se necesita alguien que desde fuera nos libere. Si intentamos liberar a un animal enganchado en una trampa, la única forma es tranquilizarlo y compensar la fuerza que haga, para aflojar la cuerda.
Dado que de los políticos poco podemos esperar, lo que se debería es preguntar a los expertos, pero claro, teniendo en cuenta que todos van a proponer lo que se adecúe a sus intereses, (como ya dije el post de la carta a los reyes magos), deberíamos poner unas reglas.
De esta forma, cuando se les pregunte, tendríamos que añadir: “Si propone un sacrificio se le impondrá en mayor grado al grupo que represente; si propone beneficios, se le impondrán en menor medida”. Claro que para esto se necesita un gobierno o unos reguladores con poder para decir que no; de tal forma que estamos en la misma.
Sólo nos queda entonces pedir honestidad y coherencia y desde luego valorar todas las ideas y desde luego, tratar de exigir que las medidas nos liberen a todos de esta trampa en la que estamos. Y debemos darnos cuenta de que hagamos lo que hagamos, tenemos que buscar alguna forma de que empresas, bancos, familias, estados, hipotecados, inversores, y todos ganemos. En caso de plantear luchas, esto caerá.