Otro ejemplo de sentencias o argumentos, que siendo autenticas tonterías, se han convertido en verdad absoluta, (sin dejar de ser una tontería), es aquel que nos dice que cualquier subida de costes afectará al precio final del producto.
No es infrecuente ver informes que nos alertan de que tal modificación normativa, o tal incremento de costes, provocará un incremento del precio de determinados bienes. De hecho suele ser el leiv motiv de las campañas orquestadas desde cualquier lobby para oponerse a cualquier modificación, o para solicitar cualquier cambio. El argumento, por ejemplo, es que cualquier rebaja fiscal al sector, supondrá un precio menor a los clientes, a la vez que cualquier tipo de penalización supondrá un precio mayor.
Una variante de la citada sentencia es aquella que dice, por ejemplo que “los precios de los pisos no van a caer más, porque se entraría en pérdidas”; frase que por cierto se repite regularmente y a distinto nivel, (lo cual indica por sistema que por lo menos todas las veces que se diga, menos una, no es cierta). Podemos ver la argumentación entre precio y oferta en el mercado de petróleo, justificándose sucesivos precios del petróleo en base a supuestos costes de extracción de 80, 100, 120,… dólares, (coja el importe que le interese a cada momento).
Por supuesto, nos encontramos en el sector eléctrico con la citada relación que determina que debemos pagar el “coste real” de la energía, curiosa frase cuando en realidad en el coste supuestamente real de la energía se cuelan toda una lista de costes inventados.
Pero el argumento más claro en este sentido nos lo encontramos de forma muy clara y explícita en el razonamiento del efecto de “segunda vuelta”, a la hora de vincular los salarios a
Es más que evidente que sentencias de este estilo, surgen siempre de los grupos de presión de los agentes interesados en determinado nivel de precios o costes. Por eso, aquello de que los precios de la electricidad vienen determinados por los costes, lo defienden las eléctricas, lo de que los pisos no pueden caer más eran los promotores y ahora son los bancos, (vamos, en cada momento los dueños de los pisos), y lo de que la subida de sueldos creará inflación es desde luego patrimonio de todos los que pagan sueldos; (lo que son las empresas).
El caso es que desde luego el argumento no es en absoluto inocente. La clase media está absolutamente destrozada por la caída de poder adquisitivo de las rentas, debido a la presión de los precios en épocas de inflación contenida; por tanto el mentar la inflación en España es desde luego sembrar en terreno abonado. De esta forma, el argumento incluso lo han asimilado los sindicatos y determinados comentarios al respecto de la presión de los beneficios sobre los precios.
Pero ¿tiene sentido defender que los precios y los beneficios provocan la inflación?. La respuesta es que no tiene el mínimo sentido. De hecho está es una de las mayores tonterías que hemos asimilado como ciertas, y que desde luego se oye por doquier.
Quizás algunas personas deberían volver a primero de económicas y darle un repaso a aquello del mercado, o lugar donde coinciden los demandantes y ofertantes de un determinado bien.
¿Cómo se determinan los precios de los bienes?. Pues en el mercado de ese bien. ¿Importa el coste o los beneficio del bien?. Pues no. En el mercado de los pisos, se llegará a un precio de mercado en cada momento. ¿Qué ese precio es mayor que los costes de producir los pisos?. Pues las empresas tendrán beneficios. ¿Qué el precio de mercado es menor que el coste?. Pues habrá pérdidas.
El precio de los bienes depende de las condiciones de la demanda y oferta en cada bien, incluido el precio del factor trabajo.
¿Cuándo vamos en un taxi a un aeropuerto, nos cobran en bastantes ciudades una prima por servicio a aeropuerto?. ¿Es que los taxis consumen más cuando entran en un aeropuerto?. Lo que ocurre es que cuando vamos a un aeropuerto, no solemos tener demasiadas opciones, por lo que nos cobran más que en otros sitios donde tenemos más opciones. Es así de simple.
En las gasolineras, los precios varían por zonas, e incluso situaciones. En Galicia, por ejemplo, en las autopistas, las gasolinas están normalmente un céntimo por encima que en las carreteras. ¿los trabajadores cobran más?. ¿el gasóleo es más caro?. Pues no señor, es porque los conductores en las autopistas, tenemos menos opciones, de tal forma que el precio sube, porque sube el poder de la oferta.
En la realidad los precios se forman en los mercados, de tal forma que protegiendo a las empresas, con cuotas, subvenciones, acuerdos entre ellas, monopolios y demás, a la vez que restringimos cada vez más las posibilidades de los consumidores, disparando informes, argumentos y desde luego, limitando las posibilidades de defensa de los consumidores, está claro que realmente los precios se disparan.
Respecto a los distintos costes, pues la situación es exactamente la misma. Cada uno de los bienes o servicios que paga cada empresa tiene su propio mercado y sus propias características. ¿Qué las empresas demandan electricidad?. Pues se siente, por que el poder está en estas, de forma que aceptarán el precio. ¿Qué las empresas necesitan trabajadores?. Pues como hay 5.000.000 esperando en la puerta, la realidad es que la negociación será mucho más sencilla.
En definitiva, al final del mercado de los productos que hagan saldrá el precio del bien, de los mercados de los costes saldrá el coste de cada uno de ellos y los beneficios, saldrán de la diferencia entre los precios y los costes.
Por eso, cuando los precios de los bienes que se producían crecían, y los salarios se podían contener, se conseguían beneficios espectaculares. Por eso aunque los camareros cobren prácticamente lo mismo que en el 2001, los cafés han subido al doble. Y aunque todos hemos oído que la excusa es la del coste, la realidad es que han subido los precios porque podían. Y si una empresa puede subir el precio; ¿Por qué no va a poder subirlos?.
Ahora que también es cierto que algunas empresas, ya le echan morro, y a titulo de anécdota, resulta que en 2006 compré un coche; cuando lo compré, pregunté por los precios del mantenimiento, (aunque la ley no obligue a que el mantenimiento se haga en el concesionario oficial, la verdad es que mientras estuviese en garantía es mejor llevarlo allí para evitar problemas). Me dijeron que las revisiones estaban sobre los 180 euros. Pues un año después en la revisión me clavaron 296 euros. ¡por un cambio de aceite!. En fin, manifesté, (mientras pagaba, ¡claro!), mi disconformidad, porque un cambio de aceite normal, no puede costar ese dineral. Además le recordé que le había preguntado por el coste al comercial y me había dicho que sobre unos 180 euros. Pues con un par, el comercial me contestó: “¡los clientes se quejaban porque les parecía barato!”. La verdad es que a veces no sabes que es mejor. El comercial me pudo decir: “Os tenemos pillados por la fama, por la garantía y por los problemas que pueden existir” o pudo echar la culpa a los sueldos de los mecánicos, o incluso al Euribor. Pero la verdad es que hizo lo peor que podía hacer: ¡Perder para siempre un cliente!. Puede que no les importe demasiado, pero ese beneficio que se consiguió para los del concesionario, lo que ha hecho es generar un beneficio mucho mayor para el taller que hay al lado de mi casa, (que como está un poco menos protegido por las marcas, es bastante más razonable, concretamente 120 euros con más tareas en la siguiente revisión).