Esto de las noticias de la prensa económica empieza a ser aburrido en el sentido de morro y por supuesto de reiteración. Ya he puesto unas cuantas veces que el artículo 1 de la ley 15/2007; dice textualmente:
“. Se prohíbe todo acuerdo, decisión o recomendación colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del mercado nacional y, en particular, los que consistan en:
La fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales o de servicio.”
En fin, que más de lo siempre; que si estamos en un sistema de libre mercado, (o lo buscamos), lo que tenemos que tener claro es que los beneficios de este sistema no son derivados de que los medios de producción sean privados, sino de que existe una situación de competencia, que proporciona beneficios a los ciudadanos y los incentivos basados en la necesidad para las empresas para que innoven. En definitiva, que en España no tenemos un problema de competitividad, sino que tenemos un problema muy grave de competencia, que es el que al final degenera en la pérdida de competitividad.
Pero es que además en esta situación tenemos un problema de ineptitud de los gobiernos, acompañado de una ineptitud acompañada de morro de todo grupo de presión que nos aparezca por la puerta, que se pasa cuatro pueblos con el morro.
En particular este fin de semana nos hemos encontrado otra vez a las tabacaleras con sus presiones para que el gobierno vuelva a cambiar la normativa, en dos sentidos. El primero reducir los impuestos específicos y ad valorem sobre el tabaco, (para reducir los impuestos que han de pagar) y por otro lado incrementar el impuesto mínimo para evitar los problemas de guerras de precios y para de esta forma, (como nos dicen con todo el morro del mundo los de la asociación de estanqueros):
“conseguir el cese de las hostilidades, que no continúe la espiral que se ha iniciado esta semana, y ya estudiaremos después cómo se pueden compensar los daños que haya podido haber”.
Y por si no quedaba claro, lo han acompañado con:
"En una 'guerra de precios' todo el mundo sale perdiendo"
Frase que ya puestos debieron haber completado, porque lo que está claro es que en una guerra de precios o en la competencia, todo el mundo sale perdiendo, salvo los consumidores, salvo las tiendas de ropa que tienen clientes con mayor renta disponible, salvo los proveedores de aquellos negocios que se ven perjudicados por el ajuste a la hora de pagar más dinero por el tabaco…. O si lo queremos ver de otra forma, En una guerra de precios, o en la competencia pura y dura, quienes ganamos somos todos, salvo aquellos negocios que pretenden vivir en un negocio con marcado carácter oligopolístico, y que no llegándole el poder de precios que disponen no se les ocurre otra cosa mejor que proponer al gobierno una serie de medidas, hasta el punto de que no sólo las medidas estén penadas; sino que tenemos la pena incluso en ¡la simple propuesta!.
Claro que lo proponen porque en lugar de la multa que les correspondería, lo que obtienen del gobierno es que atiende a sus reclamaciones, contra todo interés general, y desde luego contra toda lógica.
Y por supuesto, lo tienen claro porque estamos ante una reiteración de las burradas del pasado; porque en diciembre de 2010, (hace poco más de cinco meses), puse un post que titulé “el curioso caso de la subida del impuesto mínimo del tabaco”, donde explicaba la vergüenza y efectos de una decisión que había sido solicitada por las tabacaleras en septiembre de 2010. (ya en su día había hecho el post).
En resumen, en septiembre de 2010 se pide desde las tabacaleras una norma para evitar la competencia, en diciembre de 2010 el gobierno accede a dar exactamente lo que las tabacaleras pedían; entre diciembre de 2010 y mayo de 2011, las tabacaleras critican la citada medida, (por ellas propuestas) y además tenemos que cae el consumo de tabaco por encima del 25%; mientras que los ingresos de estas empresas se mantienen, (gracias a la subida de precios) y la recaudación del estado, en lugar de subir, baja; (derivado de que los impuestos específicos no subían, sino que bajaban de tal forma que la subida de precios fue para las empresas en lugar de para el gobierno que es lo que este vendía).
Y en estas estamos, cuando nos encontramos en Mayo de 2011 con exactamente la misma propuesta, para volver a comenzar otra vez un ciclo que incluye otra vez recomendaciones de las empresas para acabar con la competencia, de tal forma que de aceptarse tendremos más de lo mismo. Y todo eso bajo la excusa de un libre mercado para el que cuatro personajes con mucho morro, no tienen excusa ninguna en cargárselo para conseguir que una sociedad que no importa absolutamente nada, (somos los que ganamos con las guerras de precios), ni tan siquiera a nuestros representantes.
Y ya que estamos, me gustaría seguir recordando que esta dinámica es esencia la misma que tenemos en el mercado de las gasolinas, y por tanto me gustaría seguir proponiendo las adhesiones a “la lotería de las gasolinas”, para intentar continuar el procedimiento de concienciar a todo el mundo de la imperiosa necesidad de acabar con toda una serie de prácticas anti competitivas, (que además están expresamente penadas, lo que hace totalmente incomprensible como son amparadas, apoyadas y aprobadas por el gobierno).
En este sentido recordar que en la última semana de Mayo los reintegros de la primitiva han sido el 8 y el 3, por lo que en junio hemos de evitar GALP