El papel de las calificadoras de riesgo ha sido de suma importancia en esta crisis financiera que en estos momentos nos afecta a todos. Como ya expliqué en un
post anterior, los inversionistas no tenían acceso a información para poder delimitar el riesgo de los productos estructurados que estaban comprando. Es por esto que se fiaban de las agencias calificadoras (Standard&Poor's, Moody's, Fitch) para asignarle el riesgo que cada estructurado tenía.
El problema es que las calificadoras estaban en conflicto de intereses. Mientras más estructurados se vendían, más dinero ganaban, y los estructurados se vendían mejor a medida que más alta hubiera sido su calificación.
Está claro que en estos momentos la prioridad está en salir de la crisis, y en tomar las medidas necesarias para hacerla lo más llevadera posible. En cuanto se calmen las aguas, no duden que los afectados le cobrarán a estas calificadoras su responsabilidad en esta debacle.
Ya el miércoles de esta semana, el
comité de supervisión y reformas gubernamentales de los Estados Unidos, tuvo una audiencia con estas calificadoras para empezar a indagar sobre su probable mala práctica a la hora de asignarle un calificación de riesgo a los productos estructurados. De la audiencia, lo más elocuente es una conversación, develada por un congresista, en un chat privado entre dos empleados del departamento de calificación de estructurados de S&P:
-Empleado 1: Por cierto, esta estructuración es ridícula.
-Empleado 2: Lo sé, el modelo no captura ni la mitad del riesgo.
-Empleado 1: No deberíamos darle una calificación.
-Empleado 2: Nosotros calificamos TODOS los estructurados. Podría haber sido estructurado por vacas, nosotros lo calificamos.
-Empleado 1: Hay mucho riesgo asociado con él. Yo personalmente no me siento cómodo firmándolo como miembro del comité.
Por supuesto, el producto en discución a final obtuvo una calificación por parte de S&P.
Muy elocuente es también la declaración de un ex-empleado de S&P cuando en el 2001 le pidieron que calificara un estructurado sobre un paquete de hipotecas. Cuando el empleado le pidió a su superior que le entregara información sobre los créditos que conformaban el estructurado, éste le respondió que esto "no era razonable, ya que las estructuradoras (principalmente bancos de inversión) no tienen esa información, pero que de todos modos el producto DEBE CALIFICARSE. Es tu responsabilidad producir un estimado del riesgo y desarrollar un modelo para hacerlo".
En definitiva, que ni las calificadoras sabían lo que calificaban. Eran un componente más en la línea de producción donde ellos simplemente estampaban su sello.
El sistema estaba corrompido desde su inicio, no puedes poner a calificar a quien recibe dinero si el producto se vende. Si el riesgo hubiera sido asignado DIRECTAMENTE POR LOS INVERSIONISTAS, esto no hubiera pasado. Las calificadoras de riesgo han usado su posición de oligopolio para obtener ganancias hasta el máximo (el margen bruto de Moody's es superior al 50%).
Para estas agencias, está claro que de tanto exprimir la gallinita de los huevos de oro han terminado por matarla.