Las Finanzas del Comportamiento, Finanzas Conductuales o Behavioral Finance, engloban todos aquellos planteamientos sobre mercados financieros que tratan de explicar el comportamiento de los inversores, es decir, por qué hacemos lo que hacemos, por qué compramos y vendemos en cada momento y qué nos influye para tomar esas decisiones. La BF consta de dos bloques principales: psicología cognitiva y los límites del arbitraje. El primer bloque trata de explicar cómo piensa la gente, en especial por qué se producen ciertos errores sistemáticos: exceso de confianza, exceso de relevancia concedida a experiencias recientes.... El segundo bloque se refiere al intento de predecir en qué circunstancias es o no útil el arbitraje.
En el siglo XIX ya se había intentado explicar el comportamiento estratégico de las personas, principalmente mediante el uso de las matemáticas (con aportaciones como la de Cournot). Sin embargo, no sería hasta la publicación de la obra de Neumann (matemático) y Morgesntern (economista), “Theory of Games and Economic Behavior” , 1944, cuando se sienten las bases de lo que se conoce como Teoría de la Utilidad Esperada o TUE, expresada más como un intento de explicar el comportamiento real de las personas ante decisiones en un entorno de riesgo, que como una teoría sobre los procesos de decisión. En resumen, esta teoría trata de encontrar la relación numérica aproximada que cada agente decisor asigna a las cantidades que desea adquirir de un determinado bien. Es decir, una vez asigna mentalmente su función de utilidad, la compara con la probabilidad de ocurrencia de cada alternativa presente, eligiendo la que presente el valor más alto.
Por ejemplo, supongamos que el Sr. Martínez, inversor, tiene dos posibilidades de inversión en acciones: la acción “A”, que le reportará 10 € de beneficio en el mejor de los casos, y la acción “B”, que le reportará 8 €. Sin embargo, la probabilidad de que “A” alcance esa ganancia es de un 40%, mientras que la de “B” es de un 60%. ¿Qué alternativa elegiría? A esto tratan de responder, matemáticamente, Neumann y Morgenstern.
Todas las teorías desarrolladas a posteriori en esta línea se han venido encuadrando en las denominadas como “Teorías de la Utilidad no Esperada” o “Teorías de la Utilidad Generalizada”, si bien podemos distinguir dos grupos. Por un lado, las teorías convencionales tratan de establecer una teoría alternativa, de similar modelización a la TUE, y manteniendo parte de sus principios, pero permitiendo una cierta trasgresión de algunos de sus principios básicos.
Las teorías no convencionales, por su parte, permiten la modificación de muchos de los supuestos de las anteriores, y por tanto de la TUE. Principalmente, eliminan la invariabilidad de procesos (por lo que las preferencias sobre alternativas dependen del orden o forma en que se manifiesten) y la invariabilidad descriptiva (distintas presentaciones de las alternativas de un mismo problema dan lugar a decisiones distintas). Es en este grupo de teorías donde enmarcamos la Prospect Theory de Kahneman y Tversky, base de la BF.
El desenlace, en el próximo post.