Hasta ahora eran pocos los que creían en esa forma de recuperáción, siendo la salida de la crisis en forma de "U" o "W", por la que estaba apostando la mayoría de los agentes del mercado. No obstante el comportamiento de los mercados financieros si parece haber estado descontando este escenario con casi 5 meses de antelación, por lo que la predicción del Banco Asiático de Desarrollo podría no ser tan descabellada: El desarrollo de la crisis ha sido excepcional, así como las medidas tomadas para tratarla, por lo que la salida de la misma también debería tener un forma excepcional.
Para intentar hacernos una idea de lo sucedido, intentemos trasladar los hechos de una forma simplificada a nivel de una economía familiar. Supongamos que una familia comienza a derivar buena parte de sus ingresos a la especulación en el mercado inmobiliario. Tras varios años consecutivos de subidas por encima de los dos dígitosen el precio de la vivienda, el negocio es redondo, y los beneficios obtenidos permiten a los miembros de esa familia mantener un tren de vida muy por encima de sus posibilidades. Sin embargo la mayor parte de lo ganado se vuelve a reinvertir en el mismo negocio, dado que las expectativas de subidas no parecen tener fin, y gracias al apalancamiento generado (al abonar una señal por un inmueble, y recoger la totalidad de la diferencia de precios de la totalidad del valor del mismo), las rentabilidades obtenidas por operación del 100%, 200% ...400% de lo invertido, hacen que el resto de opciones de inversión sean despreciables. Todo es maravilloso, y la familia es feliz, sin darse cuenta que el brutal apalancamiento al que está expuesta y la no diversificación de sus operaciones, hacen peligrar su situación patrimonial de forma importante.
Pero de repente ocurre lo que tenía que ocurrir, y la burbuja inmobiliaria pincha. El mercado inmobiliario se frena en seco. Los contratos de compra venzen y en el mejor de los casos tiene que hacer frente a las hipotecas que generan, o perder la totalidad de la inversión por las señales dadas. Como el apalancamiento es muy alto, sólo puede hacer frente al 10% de los inmuebles comprometidos, incurriendo en graves pérdidas del 100% de lo invertido en el resto. Como estaban muy apalancados, se han pulido las ganancias generadas y encima han contraido grandes deudas a las que tienen que hacer frente, a cambio de unos activos (los inmuebles) que ahora no tienen compradores y no hacen más que bajar. No pueden hacer frente al vencimiento de intereses de las hipotecas contraidas, y su situación es de quiebra total. Lógicamente frenan en seco el tren de vida que llevaban, ya no renuevan coche cada año, ni ropa, viajes, no pueden pagar colegios de los niños, etc... Su actividad económica se frena en seco.
Ahora viene la segunda parte, esto es, la ayuda. Vaya por delante lo comentado en esta parte de la analogía, lógicamente es a nivel fictício, porque al currante de a pie por supuesto que no le sucede lo que ha ocurrido en el caso de las grandes entidades financieras, que efectivamente también estaban en situación de quiebra: En una primera instancia, la familia quebrada, intenta renegociar con los bancos, las hipotecas concedidas, obteniéndo nuevos créditos (equivalentes a las inyecciones de liquided iniciales que se produjeron en las grandes entidades financieras con problemas), que le permiten salvar los vencimientos más cercanos de sus préstamos. Pero con esta solución difícilmente se puede provocar una reacción del nivel de actividad económica de esta familia, porque dado que el precio de los activos colaterales de la deuda (los inmuebles) no dejan de caer, la familia es plenamente consciente de que sólo se está comprando tiempo, en definitiva, engordando para morir. Es lo que ocurrió en una primera fase de medidas de reacción contra la crisis, los masivos nuevos préstamos no consiguieron frenar el descenso de las cotizaciones bursátiles, que son el principal indicador adelantado de las perspectivas de actividad de las economías.
Plan B: Si la familia al menos pudiera vender sus activos al precio escriturado, podría hacer frente a sus deudas y salvaría la situación. Pero el problema es que incluso con reducciones signficativas en los precios iniciales, no aparecen compradores ni debajo de las piedras. El Estado, muy apenado por la situación de estas familias, decide que lo mejor que puede hacer por ellas es recomprarles los activos, ahora tremendamente devaluados, al precio inicialmente escriturado, con lo que de un plumazo soluciona el problema de la familia. Como se trata de muchas familias en la misma situación, y muy apalancadas, cabe inicialmente la duda de si el Estado contará con la liquided suficiente para realizar semejante proeza, pero no hay problema al respecto, dado que cuenta a su favor con la máquina de hacer billetes, y en caso de verse apretado, la pone a funcionar a pleno rendimiento en un alarde de "política cuantitativa". Ya está, problema solucionado. Salida en "V" de la situación económica de la familia, y aquí no ha pasado nada.
Aunque hemos exagerado un poco la analogía, los lectores de este blog pueden atestiguar que hemos apostado por el suelo de los mercados financieros desde el mismo instante en que se cambiaro las reglas económicas de juego iniciales, y se viró hacia el modelo de creación de Bancos Malos, que recomprarían los activos en default de las entidades financieras, con el respaldo de políticas cuantitativas (nueva creación de dinero a cambio de nada).