Blog Trading con Opciones

No te asustes, sigo operando Iron Condors principalmente. O sea, como siempre. Y de hecho tengo la sensación de que aún me queda muchísimo camino por recorrer operando mis Iron Condors.

Corría junio de 2012 cuando comencé este blog en Rankia. El título de aquella primera entrada era ‘Toma el tiempo como aliado’ y allí había una declaración de intenciones: ‘Mi idea no es descubrir nada nuevo pero si hacer una aportación en cada entrada que compense el tiempo que te ha llevado leerla’ Y es una idea que he buscado en cada una de las más 150 entradas que han seguido a esa

La semana pasada hablábamos sobre la relación que hay entre constancia e imprudencia y de cómo en ocasiones no es fácil saber si estamos aplicando una u otra.

Es imposible lograr un objetivo que no se pueda definir con exactitud. Un objetivo realista no tiene porque no ser ambicioso. Los objetivos sencillos se consiguen con más facilidad pero no son los que realmente marcan la diferencia

Si hay una cosa que caracteriza a la realidad es su tozudez. Da igual lo que hagas, sólo puedes evitar a la realidad durante un tiempo. Al final está ahí.

Con los cambios de ciclo surgen las necesidades de mejorar. Por eso son tan comunes las promesas navideñas. Nos solemos prometer a nosotros mismos que vamos a resolver esos aspectos que tenemos pendientes. Suelen ser aprender un idioma, quitarnos una mala costumbre o cambiar algún aspecto de nuestra vida.

Cuando nos cuentan una leyenda urbana siempre se da la circunstancia de que nuestro narrador no la ha vivido en primera persona, pero si lo ha hecho una persona muy cercana a él, como un primo o un amigo, que nunca están presentes. De esa forma la historia tiene visos de veracidad pero no puede ser totalmente confirmada

Cuando se ven ciertos obras de arte nos podemos plantear que es realmente arte. Cojamos 120 ladrillos refractarios, pongamoslos juntos en un museo y tenemos una obra de arte. Si los ponemos en una barbacoa podemos hacer unas chuletas. La diferencia es que en el primer caso el costo es mucho mayor. Los ladrillos son los mismos pero el resultado no.

Pero antes de nada ¿La operación en bolsa es sencilla o complicada? Un primer vistazo nos podría llevar a pensar que los medios tecnológicos con los que contamos actualmente la hacen más sencilla que nunca ¡Si prácticamente se puede operar con el móvil! Disponemos de más información que antes, Internet pone a nuestra disposición datos que no hace tanto sólo estaban al alcance de una

En la entrada anterior comentábamos la necesidad de no perder de vista a los números rojos. Es algo aparentemente sencillo pero que se complicaba por las connotaciones psicológicas implicadas.

No somos máquinas, sino personas. Somos personas cuando comemos, cuando dormimos y, por supuesto, cuando operamos. Y como personas que somos cometemos errores que son específicos de las personas. Errores que entran dentro de esa faceta de la operación tan importante y que en ocasiones no se valora lo suficiente: la sicología de la operación.

En la entrada anterior comentaba los problemas relacionados con la manipulación del precio de los subyacentes. Nada nuevo realmente. Desde los tiempos en los Henry Dow escribía sus editoriales siempre ha habido quien ha pensado que la mejor manera de ganar en los mercados es manipulandolos.

Cuando vemos un gráfico de precios puede darnos la sensación de que el precio es realmente algo con una cierta autonomía, como si tuviera vida propia

Como es bien sabido Rumpelstiltskin es un personaje de un cuento clásico de los Hermanos Grimm. Este pequeño duende ayuda a una hija de un molinero en apuros. A cambio le pide el primer hijo que tenga. El entuerto se resuelve gracias a que la hija, ya casada con el rey, adivina su complicado nombre.

Si en las entradas anteriores hablamos sobre la posibilidad de aprovechar el cambio del subyacente debido a la presentación de resultados. Hoy vamos a complementar ese planteamiento con otro que se realiza inmediatamente después de esta presentación aprovechando un patrón que es común que se repita: el volatility crush. Es precisamente el movimiento opuesto al anterior. Los earnings