Ayer, jueves 14 de diciembre asistí a un interesante evento de Rankia en Barcelona. Tanto el evento en sí como una animada charla posterior con varios foreros acabó con un interesante intercambio de opiniones muy enriquecedor. Me recordó a aquella historia de George Bernard Shaw: “Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas”. Evidentemente en un tema tan complejo como los mercados esto solo es insuficiente como lo es todo lo relacionado con el futuro, pero ayuda a relacionar. A continuación, pongo la reseña de un libro sobre mercados financieros que habla de algunos de los temas expuestos ayer:
Ulises y la comadreja. Georg von Wallwitz.
Es un libro sobre mercados muy interesante con prólogo de Eusebio Diaz Morera.
Ulises representa el buen juicio. Utiliza su inteligencia cuando a los demás les hierve la sangre. Ulises modera y la comadreja solo ve ganancias.
En el libro se habla de la volatilidad de los mercados, pero entendiendo que las empresas no se volatilizan. El escepticismo es un esfuerzo intelectual que no nos podemos ahorrar en los mercados. La confianza sin escepticismo es ciega y el escepticismo sin confianza nos lleva a la parálisis.
Nos habla de lo malo que es para un gestor cometer un error en solitario y la consecuencia directa es que también es difícil acertar en solitario.
Para quien no tenga tiempo de leer el libro he copiado algunos fragmentos que he considerado interesantes, están puestos en negrita y he añadido algunos comentarios personales.
Los mercados financieros y la teoría se encuentran en una relación de mutua dependencia. Cuando la teoría comúnmente aceptada cambia, también lo hace el comportamiento de los inversores y las reglas de juego que establecen las autoridades supervisoras. En este sentido, el espíritu da forma al cuerpo. Por otra parte, la teoría está sometida a un permanente examen por la realidad de los mercados. Una teoría no aguanta mucho tiempo cuando hace predicciones equivocadas. Desde este punto de vista la realidad da forma a la teoría, es una relación reciproca. La única forma de conocer los mercados es conocer el engranaje que une la teoría con la práctica. Pág. 33.
Realmente aquí está la clave: conocer la teoría y la práctica. En la crisis del 2008 la teoría en la banca era seguir el PER y como era bajo parecía una forma adecuada de valoración; en cambio en la subida del sector bancario reciente se habla del valor contable y en los medios de comunicación se habla de una valoración en términos de valor contable. Me imagino que cuando la inflación haga mella en los beneficios bancarios el valor contable volverá a pasar a un segundo plano y no se usará tanto como medida de valoración y se nos hablará de los impagos y de la ratio de cobertura. En cuanto a Inditex, hace años se hablaba de un PER que era demasiado alto y ahora (con un PER alto) se habla de su capacidad de ganar dinero cuando no son cosas opuestas, pero manda la narrativa imperante en la época. De la misma forma el gran éxito de las acciones endeudadas con tipos bajos en la década pasada será motivo de reflexión con los tipos de interés más altos.
Según Keynes, al invertir en bolsa los hechos son mucho menos importantes que las expectativas. Estas no se cumplen más que en contadas ocasiones, pues la mayoría de las veces se basan en sentimientos, en cálculos erróneos o en la combinación de ambas cosas. (…) Keynes compara la bolsa con “esos concursos que convocan los periódicos en los que el concursante ha de escoger entre cien fotografías los seis rostros que considera más atractivos; el premio lo ganará el concursante lo ganará el concursante cuya elección coincida con las preferencias del resto de los concursantes en conjunto. En suma, la cuestión no es escoger los rostros que a uno le parecen más atractivos, sino aquellos que, según su criterio, responden a las preferencias de los demás concursantes”. La consecuencia lógica es que no debe comprar lo bueno o lo barato, sino aquello que previsiblemente se pondrá de moda y se encarecerá rápidamente como consecuente de la fuerte demanda. Pág. 38.
Cada jugador toma la mejor elección posible teniendo en cuenta la elección de los demás jugadores, independientemente de cuál sea su elección personal. Esta teoría de juegos se ha convertido en una herramienta importante para la ciencia económica y ha contribuido a comprender la conducta humana frente a la toma de decisiones. También son muy conocidas las teorías de juegos de John Nash para la toma de decisiones.
El sistema financiero mundial tal vez sea el sistema más complejo que existe: refleja decisiones que toman literalmente miles de millones de personas todos los días basadas acerca de lo mucho o poco que saben los inversores.
Los ganadores del concurso dependen de las preferencias de la media, pero se desarrolla dentro de unos parámetros admitidos por los diversos analistas
Graham y Dodd hacen una serie de consideraciones teóricas sobre la bolsa, pero al mismo tiempo dejan muy claro que las finanzas no pueden tratarse con los mismos criterios que aplican las ciencias naturales en sus estudios. Por su naturaleza, las inversiones no son una ciencia exacta. Las matemáticas son una ciencia auxiliar a la que un inversor no puede renunciar; ahora bien, el análisis de valores no podrá ser jamás una ciencia exacta. Un análisis puramente matemático está condenado al fracaso, porque los datos que se manejan no son fiables y, por si fuera poco, cambian a cada instante (…) que el análisis de valores no sea una ciencia exacta puede ser un inconveniente a la hora de formular una teoría, pero no supone un problema cuando lo que se busca es un criterio práctico que nos ayude a tomar decisiones. 43.
Para Graham y Dodd, las finanzas son más un arte que una ciencia, y si uno quiere manejarse con soltura en los mercados ha de confiar en un buen juicio antes que en el cálculo. Ni el arte ni el buen juicio pueden ser objeto de una investigación o de una científica al margen, claro está, de la filosofía. Eso significa que las finanzas nunca podrán ser una ciencia pura. 44.
En primer lugar, hay que distinguir entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. El estudio de empresa está dentro de las ramas sociales. Una gran precisión matemática en los datos puede quedar anulada si hay un desconocimiento del comportamiento humano.
Los hechos sociales tienen una estructura diferente de los fenómenos naturales. En los asuntos humanos, el curso de los acontecimientos es más complicado. Los hechos no se ven afectados solo por los acontecimientos, sino también por las perspectivas de los participantes.
Keynes muestra una notable desconfianza ente la aplicación de modelos matemáticos en casos prácticos. Los modelos sirven a lo sumo, para marcar una pauta de actuación o para explicar que ha ocurrido en el pasado, pero su aplicación a un sistema social como la economía tiene una utilidad muy escasa. La proyección de datos del pasado (en los que se basa cualquier modelo) sobre el futuro suele producir serias distorsiones. Los sistemas sociales son reflexivos, es decir, una persona cambia su forma de actuar atendiendo a cómo se comportan quienes le rodean. En el concurso de belleza de Keynes no se trata de adivinar quien resulta más atractivo para la mayoría, el objetivo es descubrir quien resulta más atractivo para la mayoría a juicio de los demás concursantes. 46.
Los economistas no pueden crear teorías que expliquen y predigan el comportamiento de los mercados financieros del modo en que los científicos naturales pueden explicar y predecir los fenómenos naturales. Las interpretaciones erróneas de la realidad y otros tipos de falsas creencias juegan un papel importante en la determinación del curso de los acontecimientos. Las ideologías basadas en premisas falsas pueden transformar la realidad.
O bien como dice George Soro en libro: El paradigma de los mercados financieros: Los hechos sociales tienen una estructura diferente de los fenómenos naturales. En los fenómenos naturales hay una cadena causal que relaciona un conjunto de acontecimientos directamente con el siguiente. En los asuntos humanos, el curso de los acontecimientos es más complicado. La cadena causal no se ve afectada solo por los acontecimientos, sino también por las perspectivas de los participantes.
En el plano económico ocurre exactamente lo mismo: las personas actúan en función de expectativas, que cambian el propio sistema y, con ello, las propias expectativas. Keynes prefiere utilizar modelos sencillos, para que quien los aplica no caiga en la tentación de confundirlos con la realidad. Ha aprendido de G.E. Moore que un economista ha de mirar antes de pensar. Se muestra escéptico ante los problemas matemáticos que operan en la penumbra de la probabilidad. Cuando uno está envuelto en la penumbra y tiene que tomar una decisión, debe sopesar los argumentos a favor o en contra, dejarse guiar por el sentido común y aplicar el principio de minimización de riesgos. Aplicar modelos matemáticos sugiere una seguridad que no existe…Para tener éxito en el mundo de las finanzas es mucho más importante practicar un sano escepticismo y mostrar un afilado animal spirit que contar con una gran capacidad teórica. 47.
George Edward Moore, era miembro del Grupo Bloomsbury que creó Keynes, un gran elenco de intelectuales de varias ramas; Moore era filósofo y sus ideas tuvieron una gran influencia en Keynes y sus aportaciones le ayudaron a enriquecer su perspectiva economica. Posiblemente la vida cultural inglesa no conocía una acumulación de talentos como la de este grupo.
El problema con el que nos encontramos se parece mucho al del hombre del martillo. Un hombre que solo tiene un martillo y solo conoce esta herramienta tratará de resolver cualquier problema que se le presente de la misma forma. Se pondrá a clavar tornillos en la madera, intentará igualar a golpes la superficie de una tabla y, de vez en cuando, remachará algún clavo. Lo más probable es que no esté del todo satisfecho con su martillo, pero, como no conoce ninguna otra herramienta, ni siquiera será consciente de su lamentable situación. Así que sigue haciendo las cosas de la misma manera de siempre y se enfrenta a cualquier problema desde la perspectiva del martillo. Un buen martillo lo resuelve todo. La teoría clásica actúa de manera parecida. Utiliza las matemáticas para todo. Una buena fórmula resuelve cualquier problema. Lo que puede ser válido para la ingeniería no tiene por qué serlo en las ciencias sociales. Reduciendo la economía a un conjunto de expresiones matemáticas limitamos enormemente nuestra perspectiva y muchas veces pasamos de largo ante lo esencial. Poner la teoría por delante de la práctica e ignorar cualquier fenómeno que no encaje en ciertos esquemas es algo ingenuo y, muchas veces, incluso peligroso.
El hombre del martillo, en este caso el economista que trata de aplicar a su campo el método de las ciencias naturales jamás podrá enfrentarse a la irracionalidad que domina los mercados financieros con más frecuencia de lo que nos gustaría admitir. 51.
Tenemos muchos analistas fundamentales que lo resuelven todo con unas ratios al igual que algunos analistas técnicos pretenden saber el futuro con unas rayas. Actualmente ya se ha superado la época en la que se utilizaba el PER como un mensaje divino, hoy día es un dato más para tener en cuenta. Hay algunas herramientas ideales para cada problema que se pueden y deben apoyar con otras herramientas accesorias. No se deben tener herramientas exclusivas ni excluyentes.
Si la única herramienta que tienes es un martillo, es tentador tratarlo todo como si fuera un clavo. Abraham Maslow.
Nos recuerda a "TIMEO hominem libri unios", escribía San Agustín: temo al hombre de un solo libro.
La cotización de las acciones es un espejo de las perspectivas de beneficios actuales y del descuento del riesgo que el mercado demanda. Nadie puede predecir qué nueva información aparecerá mañana (de otro modo no sería nueva) y, por eso, tampoco se puede predecir la cotización de las acciones en el futuro.
Mirar el futuro bajo la luz del presente y apoyándonos en el pasado. Pero no olvidemos que este análisis es lo sobre lo que conocemos, según Claude Frédéric Bastiat: la diferencia entre un mal economista y uno bueno se reduce a que, mientras el primero se fija en el efecto visible, el segundo tiene en cuenta el efecto que se ve, pero también aquellos que es preciso prever. Porque lo que no se ve puede ser tan importante como lo que se ve.
Hay respuestas que están a medio camino entre la razón y la intuición, no encuentran cabida en un mundo donde solo tiene status científico aquello que se expresa por medio de fórmulas. Eso no quiere decir que la teoría mayoritariamente aceptada se asiente sobre unos fundamentos científicos sólidos. En estas condiciones, los inversores que se dejan guiar por su sentido práctico no lo tienen nada fácil. 62.
Aquí recordaríamos a Kahneman cuando nos habla de los dos hemisferios: uno intuitivo y otro racional. Cuando encontramos la forma de coordinarlos (aunque es difícil) se toman mejores decisiones.
La teoría de Minsky sostiene que los mercados financieros pasan siempre por tres estadios, que se repiten cíclicamente. Al principio, los inversores no son codiciosos y valoran ante todo la seguridad. Las inversiones se financian de forma conservadora y los ingresos cubren intereses y amortización. Las cosas no pueden ir mal si el crédito que ha solicitado para financiar un inmueble o comprar acciones de una empresa es tan bajo que los ingresos que obtengo por su alquiler o los dividendos que reparte la compañía me permiten devolver el dinero que he pedido prestado. Sin embargo, la moderación no suele durar mucho, todo irá bien mientras los precios no caigan. Los créditos tienen un efecto palanca: cuanto más alta es la financiación externa, mayores son las ganancias que se obtienen en un mercado al alza. 63.
La conclusión de Minsky es que la estabilidad es inestable. Las soluciones de cada crisis llevan la semilla de la inestabilidad de la nueva crisis. El aumento de la masa monetaria en la crisis producida por el Covid ha creado la situación actual. Fue una solución a aquel problema que ha creado otro.
En la época de crecimiento los bancos conceden más créditos, se compran más acciones, más inmuebles, etc., hasta que la burbuja estalla y es entonces cuando vemos que el efecto palanca de los créditos no solo opera hacia arriba sino hacia abajo. Algo así como decía Buffett: “cuando baja la marea puede verse quien lleva bañador”
Minsky señalaba que uno de los desencadenantes puede ser un incremento de los costes de financiación, que impida a los inversores y empresas más endeudadas cumplir con el servicio de la deuda. Minsky no estaba de acuerdo con la teoría de que para que se produzca una crisis económica tiene que haber un integrante externo, el creía que el sistema mismo puede provocar sacudidas por su propia dinámica interna. Y esta idea es la situación actual de los mercados o se le parece muchísimo. No solo lo creía Minsky, Nassim Taleb en su libro El Cisne Negro opina de la misma forma.
Según Minsky, el capitalismo moderno, basado en las finanzas, está condenado a repetir una y otra vez este movimiento pendular que le lleva a la financiación conservadora a la financiación Ponzi y viceversa. Es una transición que no se puede evitar, pero sí suavizar. El principal problema de nuestra economía es su inestabilidad. Una inestabilidad que no obedece a desequilibrios exteriores ni a la ignorancia de las autoridades reguladoras. La inestabilidad está en la base de nuestra economía, una economía capitalista construida sobre estructuras financieras complejas, muy frágiles, que cambian constantemente. Es lógico que se produzcan desajustes -una inflación galopante o profundas crisis económicas-. La buena noticia es que esos desajustes se pueden controlar. Las instituciones tienen instrumentos para regular los mercados y amortiguar esta tendencia a la inestabilidad. Podemos, por así decirlo, estabilizar la inestabilidad. 65.
En los últimos años el principal instrumento para buscar la estabilidad es la política monetaria de los bancos centrales con la implantación de los tipos de interés buscando un máximo y un mínimo con el fin de controlar la inflación y mantener el ritmo económico. Utilizo el paralelismo de la mitología griega: Dédalo, constructor del laberinto de la isla de Creta, fue encarcelado junto con su hijo y aunque consiguió escapar no podía abandonar la isla ya que el rey Minos controlaba todas las salidas; Dédalo se puso a trabajar en la confección de alas a base de plumas y cera, para poder salir volando y una vez terminadas aconsejó a su hijo Ícaro como utilizarlas; se trataba de no volar muy alto para que el sol no derritiese la cera ni muy bajo para que las alas no se mojasen con el mar; lamentablemente Ícaro subió demasiado y el sol fundió la cera y cayó al mar, Dédalo llamó Icaria a la zona donde su hijo se hundió en el mar; así lo cuentan pero podía haber sido el mar el causante de la caída al mojarse las alas. Es la situación actual de la política monetaria de los bancos centrales si sube mucho los tipos (sol) rompe algo en la economía, si los baja demasiado (mar) se mojan las alas. Si el problema persiste en el tiempo uno de los dos problemas acabará llegando.
Del mismo modo que no se puede comprender la vida de un monasterio leyendo la regla de la orden religiosa a la que pertenece, tampoco es posible entender la dinámica de la bolsa limitándonos a examinar su teoría. En este sentido, los economistas se encuentran con el mismo problema que los teólogos o los moralistas; invocan una serie de principios que posteriormente la realidad se encarga de echar por tierra. 67.
“No se juzga una manzana mirando el árbol. No se juzga la miel mirando a la abeja. No se juzga a la hija mirando a su madre. No se juzga un libro mirando la portada”. W. Dixon.
Tener acciones de una empresa no le convierte a uno en empresario de la misma manera que tener un piano no le convierte a uno en pianista.
Max Horkeimer y Theodor Adorno describen al empresario ideal recurriendo al héroe griego Ulises. Como los inversores deberían tener las mismas cualidades que un empresario (al menos eso es lo que ellos dicen) podemos utilizar este modelo para nuestro propósito. Para ser sinceros tenemos serias dudas de si Homero habría visto a su héroe como a un inversor ideal, pero la idea resulta atractiva. (Theodor Adorno definió a Ulises como el primer sujeto moderno, tal como fue modelado por el pensamiento ilustrado: aquel que instrumentaliza la naturaleza (supedita la externa y reprime la interna, sus instintos), quedando a partir de entonces como un ser lisiado). Lo que callan las sirenas. 69.
Tampoco vamos a hablar de los inversores privados, que solo operan en la bolsa ocasionalmente y con sumas modestas. Su papel en bolsa es semejante al del plancton en el océano. Si no hubiera plancton los peces pequeños no podrían vivir, y sin peces pequeños, los grandes tampoco tendrían nada que comer. Visto así, todo depende del plancton, y el inversor privado tal vez sea la fuente de dinero más importante para los mercados financieros. 75.
De la misma manera se expresa Akerlof en su libro: “La economía de la manipulación: La búsqueda de incautos en los mercados financieros es la causa principal de las crisis financieras que llevan a las recesiones más profundas. Respecto a las crisis financieras, la ahora frase “ahora es diferente” es simultáneamente verdadera y falsa. En el auge que precede al crac, los pescadores convencen a los compradores de los activos que tienen que vender de que “esta vez es diferente”. Si, todas las veces es distinto: las historias son diferentes, los emprendedores son diferentes, las ofertas son diferentes. Pero, también todas las veces es lo mismo. Existen los pescadores; existen los incautos”.
Se trata de evitar al máximo formar parte de la cadena alimenticia. El juego tiene unas reglas. Hay ganadores y perdedores. Y aunque las reglas no estén escritas, todo el que se mueve en los mercados financieros puede y debe conocerlas. De forma coloquial se dice: si estás en una fiesta y no sabes quien la paga, estate atento porque la estas pagando tu.
Los gestores de fondos tienen un estímulo muy asimétrico: si las apuestas suben, el gestor de fondos recibe un bonus muy sustancioso. Si no suben o tarda en subir, se queda sin trabajo. La penalización por el fracaso no se corresponde con la recompensa que se obtiene por el éxito. Por eso cualquier gestor de fondos se siente inclinado a ahorrarse el esfuerzo de crear una cartera que se aparte significativamente del índice, aunque sepa que la que gestiona podría mejorarse notablemente.
Baltasar Gracián en el Arte de la prudencia dice: “Antes loco con todos que cuerdo solo”. Las rentabilidades se ven diariamente y los gestores no quieren arriesgar su sueldo. Todo el mundo se equivoca alguna vez, pero quien comete un error en solitario, queda marcado para siempre. De estas reflexiones deriva la actitud gregaria de los analistas financieros.
La tarea de los analistas es analizar las empresas cuyas acciones o bonos quieren comprar los gestores de fondos. Cualquiera puede imaginar que la situación en que se encuentran es muy difícil. Por una parte, las empresas les facilitan datos que rara vez describen su situación real. Dicen que el éxito que ha tenido el bikini se debe a que es una prenda que sugiere mucho, pero tapa lo esencial. Lo mismo ocurre con los balances y las cuentas de resultados. Por regla general ofrecen todo tipo de cifras, pero los datos más interesantes, si es que aparecen, figuran en notas a pie de página.
Cuando alguien experimenta el efecto positivo de conseguir plusvalías sin haber aprendido a discernir los efectos que no se ven, se abandona a hábitos funestos y suele realizar apuestas más arriesgadas.
El fundamento teórico sobre el que se apoyan los mercados financieros es el resultado de una abstracción. La mayoría de las veces funciona bien, pero cuando la realidad de la que parte cambia, los conceptos que habíamos manejado hasta entonces se desdibujan y dejan de ser válidos…Una teoría económica que da por sentado la racionalidad del hombre puede resultar útil, porque la mayoría de las veces, el hombre, en efecto, se comporta así. Una teoría que se apoya en la eficiencia del sistema bancario puede ayudarnos a tomar decisiones correctas, porque mayoría de las veces el sistema es eficiente. El problema está en las pocas veces en que no se cumplen las premisas de racionalidad y eficiencia.
Somos seres psicológicos antes que lógicos, el punto de partida de nuestro discurso no es la lógica sino la emoción.
Las matemáticas financieras pueden calcular el riesgo con una sorprendente exactitud. La única condición es partir de datos que conozcamos y que se puedan cuantificar. El problema es que estos datos no agotan la realidad de los mercados financieros. Los riesgos financieros no se parecen demasiado a las indefiniciones o incertidumbres con las que nos encontramos al estudiar sistemas físicos…La indefinición, la nebulosa que envuelve los mercados, es precisamente lo que los hace interesantes financiera e intelectualmente.
Parece evidente que estar en los mercados requiere ser interdisciplinar
La gestión del riesgo está pensada para un mundo racional o prácticamente racional. En muchas ocasiones (la mayoría) lo que pasa en las bolsas se puede explicar racionalmente. De hecho, lo que pasa en las bolsas se puede explicar racionalmente. De hecho, quienes trabajan en la bolsa tratan de ser racionales. El problema es que no acaban de conseguirlo.
Los temas económicos pertenecen a las ciencias sociales y mientras más social es una disciplina más retrasada se haya por obra del autoengaño.
Cuando Tucídides habla de las razones que mueven al hombre a actuar, no menciona en ningún momento la conciencia del riesgo, sino el temor. El temor es primitivo, incierto y probablemente incalculable. Ignorar esto es el error fundamental de la moderna gestión del riesgo. No cabe duda de que muchas inversiones se rigen por la lógica, pero todo cambia cuando el terror entra en escena. Entonces los operadores no se paran a buscar una explicación lógica para lo que está sucediendo. 109.
Por ello el neurólogo Pedro Bermejo en su libro “Tu dinero y tu cerebro” trata sobre este tema. Nos explica que nuestro cerebro paleolítico está preparado para huir de los depredadores, ante el pánico nuestro cerebro detecta el peligro de forma intuitiva para poder huir mejor; no está preparado para la toma de decisiones económicas y para ello ha de ser educado.
Para ganar dinero en bolsa hace falta ser ambicioso y tener confianza en uno mismo. Para no perderlo hay que practicar un sano escepticismo. Los ingenuos están dispuestos a creerse cualquier promesa que les haga un vendedor. No les preocupa la falta de transparencia de los valores que compran. Tienen ante sí la solución espontánea a todos sus problemas económicos, su círculo de amigos les da la razón. Todos piensan como ellos y miran al futuro con confianza. No se les puede convencer de lo contrario, ni siquiera con los argumentos más obvios. Les ciega la ambición. 129.
Popper mantenía que las teorías científicas no pueden verificarse, deben tratarse como hipótesis sujetas a falsación, mientras no se demuestren que son falsas pueden aceptarse provisionalmente a espera de su posible falsación.
Una convicción es una certeza, un convencimiento de algo. Estar convencido pero equivocado es muy habitual en los mercados financieros.
A veces, lo más cómodo es aplicar una estrategia que no suponga un gran esfuerzo intelectual, que parezca elegante y que proporciones ciertos beneficios. El problema es que, la mayoría de las veces, esos beneficios son anticipos de futuras ganancias que aún están en el aire. De momento el dinero está en otra cuenta, en la que se cargan las pérdidas. Visto desde fuera, todo está en orden. El interior, sin embargo, está hueco o, aún peor, oculta un engaño. Buffett
Estos sistemas funcionan como el retrato de Dorian Gray, que Oscar Wilde describe en la novela homónima. Su protagonista, un dandy de la peor calaña, descubre que todas las maldades y aberraciones que va cometiendo no se reflejan en su propia fisonomía, sino en el retrato. Dorian Gray conserva siempre el mismo aspecto, el de un hermoso joven de veinte años. Nada en él delata su verdadera edad, su cinismo, sus perversiones ni el consumo de drogas al que se entrega en el galante mundo londinense. El cuadro, por el contrario, va deteriorándose con cada nueva atrocidad. Se convierte en una figura grotesca. La brecha que se abre entre apariencia y realidad es demasiado grande y llega un momento en que la situación se hace insostenible.
Aquí también es importante recordar a Frederic Bastiat cuando nos recuerda la importancia de “lo que no se ve”. Aunque los problemas no sean visibles a simple vista, en algún lugar se están acumulando al igual que el cuadro de Dorian Gray. Suele ocurrir que los sucesos menos probables suelen estar subestimados los resultados pueden ser graves. Maquiavelo nos dice que las males al principio son pequeños, difíciles de ver y fáciles de curar, más tarde se hacen grandes, fáciles de ver y difíciles de curar.
El hecho de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas caería dentro de lo que se conoce como moral Hazard (riesgo moral). El adjetivo es acertado, porque, en este caso, hay una responsabilidad y, por lo tanto, existen implicaciones morales. Quien no está dispuesto o no está en situación de responsabilizarse de las consecuencias que puedan tener sus acciones actúa, sin duda, de forma inmoral. 155.
Todos deberían ser testigos de las consecuencias de sus decisiones. De aquí la gran pregunta que hace Nasim Taleb al que propone un negocio: ¿Y tú que te juegas?
Describir los mercados financieros es como pintar un camaleón. El animal siempre es el mismo, pero el aspecto que ofrece cambia a cada momento en función del entorno. Aunque consiguiéramos describir su estado actual, nuestras explicaciones perderían toda su validez en un plazo de tiempo muy breve. Hay muchos modelos que dan claves para comprender los mercados, pero ninguno abarca todas sus dimensiones, ni siquiera llegan a dar un perfil aproximado que nos permita hacernos una idea de cómo son.
A pesar de que esto es totalmente real diariamente vemos como la situación actual se compara con alguna otra situación pretérita con algún parecido para basarse en ellas y tomar decisiones, se puede aprender del pasado, pero Heraclio ya advertía de que nadie puede bañarse dos veces en el mismo agua, el cambio es permanente. Actualmente se hacen muchas estadísticas comparativas de situaciones anteriores que son aparentemente similares pero no son necesariamente iguales.
Los análisis financieros no son sólo una ciencia, sino también un arte, ningún inversor llega a triunfar sin un poco de suerte, si el destino no le hace un guiño. Pero ¿Quién va a jugarse su dinero a una carta incierta, azarosa? 161.
De aquí la gran importancia de la diversificación.
No solo hay que calcular bien, analizar los balances y aplicar modelos, también hay que saber ver más allá de las cifras. En muchos momentos, hay que saber manejar las emociones, sobre todo las propias.
No es posible calcular ni predecir las emociones: son un terreno pantanoso en el que los científicos y los técnicos pierden pie. Sin embargo, juegan un papel capital en las bolsas. No solo por las implicaciones personales, sino fundamentalmente por la forma que condicionan nuestras decisiones, no siempre racionales. Las investigaciones más recientes vienen a confirmar algo que ya había intuido Aristóteles (la Retórica contiene una completa teoría de las emociones) cuando tomamos una decisión dejando a un lado nuestras emociones, las cosas no salen o salen mal.
En esto es obligatorio escuchar a Kahneman y Thaler principalmente ya que han sido galardonados con el premio nobel por decir que, aunque somos racionales tenemos una racionalidad defectuosa.
Ahora bien, sería un grave error, si a la vista de estas dificultades, prescindiéramos de un análisis racional. Es evidente que las probabilidades de una inversion ascienden notablemente, cuando uno ha dedicado tiempo y esfuerzo a analizar los distintos aspectos de la misma. Hay que examinar con todo empeño las opciones que tenemos y las implicaciones que tendría este o aquel movimiento. Un análisis racional nos ahorrará muchos pasos en falso. Los inversores se mueven en un mundo real y deberían tomar decisiones realistas, ponderadas y racionales. 163.
La intuición es tan importante como el sentido de la realidad. Nos ayuda a comprender rápidamente lo esencial de la situación y concentrarnos en ello. Tener una intuición no es lo mismo que tener una ocurrencia o una sospecha.
El análisis racional es prioritario al empezar el análisis. Según Kahneman nuestro cerebro se compone del sistema 1, esta vía de pensamiento es rápida, automática, frecuente, emocional y subconsciente. Por otra parte, se encuentra el Sistema 2 o explícito. Es lento, perezoso, poco frecuente, lógico, calculador y va acompañado por la consciencia de estar solucionando un problema.
En definitiva, un libro muy interesante sobre los mercados financieros.