Una garantía se refiere a un activo, propiedad o compromiso que se ofrece como seguridad o respaldo para asegurar una obligación financiera. Esto, en caso de incumplimiento.
Es decir, la garantía es un bien, o incluso una promesa (por parte del deudor o de un tercero), que busca avalar un compromiso asumido, por ejemplo, un
crédito.
La garantía es utilizada por prestamistas, instituciones financieras u otras partes para mitigar el
riesgo asociado con la concesión de préstamos u otras transacciones financieras.
Si el prestatario no cumple con sus obligaciones, la entidad prestamista puede tomar posesión de la garantía para recuperar el valor de la deuda o la pérdida.
Vale precisar que las garantías pueden asociarse a los distintos tipos de financiamiento. Sin embargo, también forman parte de operaciones de compraventa como explicaremos a continuación.
¿Por qué es importante la garantía?
Una garantía es importante, particularmente, cuando existe una asimetría de información. El ejemplo más recurrente es el de un vehículo de segunda mano. El vendedor conoce cuál es el estado del coche. Sin embargo, el comprador no sabe si está asumiendo un riesgo muy grande al adquirir ese bien.
Dada entonces la falta de información por parte del cliente, el vendedor ofrece una garantía por un periodo determinado. Así, en caso de que el vehículo falle, el comprador será compensado y se cubrirá la reparación o se reemplazará el bien por otro. A esto se le conoce como garantía de calidad (ahondaremos en ello más adelante).
En un ejemplo como el descrito, un factor importante es el costo del coche. Si se tratara de un bien menos costoso, como un par de calcetines, no sería necesaria una garantía, pues la pérdida del comprador no sería alta.
En el caso de los préstamos, la garantía busca que el prestamista asegure el retorno del financiamiento otorgado. Esto es particularmente relevante cuando se trata de personas o clientes que no poseen un historial crediticio o que representan un riesgo relativamente alto.
Además, la garantía beneficia al prestatario. Si el crédito no tuviera un respaldo, el financiamiento sería otorgado a una
tasa de interés más alta, que incluso podría ser impagable por parte del usuario. Así, el beneficio es para ambas partes del contrato.
En conclusión, las garantías facilitan la realización de operaciones financieras y comerciales que, de otro modo, se verían entorpecidas.
Tipos de garantías
Existen varios tipos de garantías utilizadas en el mundo financiero y legal para respaldar obligaciones financieras y contratos. A continuación, se presentan algunos de los tipos más comunes de garantías:
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Garantía real: En general, se trata de aquella garantía en la que se pone un activo como respaldo de una obligación. En esta categoría, encontramos dos tipos:
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Garantía hipotecaria: En esta clase de garantía, se utiliza un bien inmueble como respaldo para un préstamo o una deuda. Si el prestatario no cumple con sus obligaciones, el prestamista tiene el derecho de tomar posesión de la propiedad para recuperar el valor de la deuda.
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Garantía prendaria: En este caso, se emplea un bien mueble (como un vehículo, maquinaria o inventario) como garantía para un préstamo. Si el deudor incumple, el prestamista puede tomar posesión del bien prendado.
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Garantía personal: También conocida como garantía fiduciaria o garantía de firma, implica el compromiso personal del deudor o de una tercera parte para cumplir con la deuda. Si el deudor no cumple, el prestamista puede demandar legalmente para recuperar los fondos.
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Garantía bancaria: Un banco emite una carta de garantía en nombre de su cliente para respaldar una obligación. Si el cliente no cumple, el banco asume la responsabilidad financiera.
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Garantía solidaria: En contratos con múltiples partes, una garantía solidaria implica que cada parte es responsable de cumplir con toda la obligación, no solo con su parte proporcional. Si una parte no cumple, las demás partes deben cubrir la falta.
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Garantía de pago o cumplimiento: Utilizada en contratos comerciales internacionales, asegura que el vendedor reciba el pago si el comprador no cumple con sus obligaciones.
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Garantía de buena ejecución: En contratos de construcción o proyectos, esta garantía asegura que el contratista complete el trabajo de manera satisfactoria. Si no lo hace, se activa la garantía para cubrir los costos adicionales.
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Garantía de calidad o producto (o garantía de compra): En la venta de bienes, el vendedor puede ofrecer una garantía de calidad para cubrir reparaciones o reemplazos si el producto es defectuoso. Suele establecerse un periodo determinado de vigencia, por ejemplo, un año. Cumplido ese periodo, el comprador ya no está respaldado por esa garantía. Dentro de esta categoría, encontramos la garantía legal, que es aquella establecida por la ley, es decir, que no ha nacido de la voluntad de los contratantes.
En un sentido más amplio, incluso, podemos mencionar el concepto de garantía constitucional. Esto se refiere al hecho de que una persona investigada, por ejemplo, por algún crimen, tiene el derecho a exigir que el Estado garantice un debido proceso judicial y el respeto de sus derechos humanos.
Ejemplo de garantía
Supongamos que Cristóbal solicita un préstamo estudiantil por 25 mil euros. El banco le pide una garantía. Entonces, el padre de Cristóbal se ofrece como garante.
El banco solicitará documentación sobre los ingresos del padre de Cristóbal, pues, en caso de incumplimiento, será él quien responda por el financiamiento otorgado. Así, luego de una evaluación de riesgo, la entidad financiera decidirá si aprueba o no el crédito y cuál será el tipo de interés y el plazo de endeudamiento. Este es un caso de garantía personal.