El pasivo es el elemento patrimonial que representa todas las deudas y obligaciones contraídas en el pasado por parte de una persona física o jurídica, las cuales financian su actividad y su activo.
Por tanto, cuando hablamos del pasivo o de un pasivo, hablamos de una deuda (una factura, por ejemplo) o una obligación (una cuota de un préstamo, por ejemplo) que hemos, o se ha contraído en el pasado, la cual sirve para, en primer lugar, financiar la actividad de esta persona física (un autónomo o profesional) o jurídica (una empresa); en el caso de la factura, para comprar la mercancía que posteriormente venderemos. De la misma manera, el pasivo también sirve para, en segundo lugar, financiar el activo; en el caso del préstamo, para financiar una tienda que, en nuestro balance, se encuentra en el activo.
En finanzas, en contabilidad, en la bolsa... en el mundo económico, en general, es muy normal toparnos con este concepto. Cuando hablamos de las facturas que que tiene que pagar una empresa a sus proveedores, hablamos de su pasivo. Cuando hablamos de un préstamo utilizado para adquirir una maquinaria determinada, hablamos de pasivo. Cuando hablamos de, en resumen, todas las deudas y las obligaciones que posee una empresa o una persona, hablamos de pasivo.
En resumen, una factura por pagar, una línea de crédito o un préstamo... en general, toda obligación o deuda que posee una persona o empresa es un pasivo.
El pasivo en contabilidad
En contabilidad, dividimos la estructura financiera de una empresa en tres elementos patrimoniales que conforman lo que conocemos como "balance de situación".
Dentro de estos elementos patrimoniales encontraríamos al pasivo:
El pasivo, junto al activo y al patrimonio neto, es uno de los elementos patrimoniales que conforman el balance de situación de una empresa.
Como decíamos anteriormente, en este elemento patrimonial encontraríamos todas aquellas deudas y obligaciones contraídas en el pasado por parte de la empresa, con las que esta financia su actividad, a la vez que adquiere y financia su activo.
El pasivo y el activo
Por un lado tenemos el pasivo, que representa aquello que debemos, mientras que por otro tenemos el activo, que representa aquello que tenemos.
Como hemos comentado a lo largo de este artículo, todas las deudas y obligaciones que posee una empresa se integran dentro de su pasivo. La letra de un préstamo, los intereses del mismo, una deuda con un proveedor... toda obligación que tenemos, o todo aquello que debemos, en contabilidad se le conoce como pasivo.
En este sentido, deudas que tenemos en el presente, pero que ya habíamos contraído anteriormente. Un ejemplo podría ser el que hemos puesto antes, en el que tendríamos la obligación de pagar el principal de un préstamo, más unos intereses.
Y por el otro lado, cuando hablamos de un activo, hablamos de todo aquel bien o derecho que pertenece a una persona física o jurídica, y del que se espera obtener un rendimiento o preservar un valor que, posteriormente, puede convertirse en liquidez.
Una vivienda, las propiedades que posee una empresa, una acción o una participación... en general, todo aquel bien o derecho que posee un valor y que podría darnos rendimientos futuros es un activo.
Dado que el activo es lo que tenemos y el pasivo es lo que debemos, debemos señalar nuevamente que el pasivo financia al activo; como ocurre en el ejemplo del préstamo y la maquinaria.
Pasivo = pasivo corriente y pasivo no corriente
Al igual que ocurre con el activo, el pasivo también podemos clasificarlo en pasivo corriente y no corriente en función de un criterio.
En contabilidad dividimos el pasivo en función del vencimiento de la obligación o la deuda. En este sentido, si hablamos de un pasivo que vence en un mes, como puede ser una factura de un proveedor a un mes, que vence, como su propio nombre indica, en un plazo inferior a un mes, lo meteríamos en un tipo de activo, mientras que si hablamos de una hipoteca, que vence y debemos devolver en 25 años, lo meteríamos en otro.
Esta clasificación la realizamos mediante las dos masas patrimoniales que componen el pasivo, que denominamos "pasivo corriente" y "pasivo no corriente".
En contabilidad, esta clasificación la realizamos en función de si el vencimiento de dicha obligación o dicha deuda es superior o inferior a un año.
Si hablamos de una deuda que debemos devolver en un plazo inferior a un año, como podría ser una factura de un proveedor a un mes, diremos que es un pasivo corriente.
Por el contrario, si hablamos de un pasivo que vence y debemos devolver en un plazo superior a un año, como puede ser la hipoteca contratada a 20 años, diremos que es un pasivo no corriente.
El pasivo, o total de pasivos, es la suma de pasivo corriente y pasivo no corriente.
Tipos de pasivo
Fuera de la contabilidad, o dentro de ella pero fuera de la formalidad contable, encontramos otras clasificaciones del pasivo que nos indican la existencia de diversos tipos de pasivo, que clasificamos en función de otras características, distintas a la mencionada anteriormente.
En este sentido, podríamos clasificar los activos atendiendo a si este es exigible o no exigible:
Pasivo exigible: Todas las deudas y obligaciones contraídas con terceros por parte de la persona o empresa, las cuales presentan un vencimiento en el corto o el largo plazo.
Pasivo no exigible: También conocido como fondos propios. Se compone por las deudas contraídas con propietarios y socios, las cuales no presentan un vencimiento determinado.
¿Cómo calcular el pasivo?: Fórmula del pasivo
Para calcular el pasivo, en contabilidad, utilizamos una fórmula.
En este sentido, la fórmula utilizada en contabilidad para calcular el pasivo, conociendo previamente el activo y el patrimonio neto, es la siguiente:
Pasivo = Activo - Patrimonio neto
Resolviendo esta fórmula contable, podremos conocer el pasivo de la compañía o la persona en cuestión.
Ejemplos de pasivo
Para terminar, veamos algunos ejemplos de aquellos pasivos más frecuentes que puede poseer una empresa o una persona:
Salarios.
Alquileres.
Cuota hipotecaria.
Deudas a corto plazo.
Deudas a largo plazo.
Impuestos.
Pagos a proveedores.
Como decíamos y en conclusión, estos serían algunos de los activos más frecuentes.
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