El impuesto es un tributo caracterizado por hacer surgir obligaciones generalmente pecuniarias en favor del acreedor tributario regido por Derecho público. No requiere contraprestación directa por parte de la Administración, y surge exclusivamente como consecuencia de la capacidad económica del contribuyente.
De esta manera, se puede definir el tributo como una exacción pecuniaria forzosa para los que están en el hecho imponible.
Es decir, el impuesto es un pago que el ciudadano está obligado a hacer a la Administración. Esto, cuando el sujeto realiza una determinada acción o cumple una serie de condiciones estipuladas en la ley.
El campo de las ciencias económicas que estudia los impuestos es la finanza pública, mientras que en Derecho, la rama encargada de tal análisis es el derecho tributario o derecho fiscal, que son sinónimos.
Todo impuesto define un tipo impositivo, o valor, generalmente porcentual, que aplicado sobre una base imponible da como resultado una liquidación. Este es un importe específico que el contribuyente que se ajuste al supuesto del impuesto está obligado a satisfacer al órgano administrativo competente.
Conceptos relacionados con los tributos
Hecha la explicación más técnica, aclararemos algunos conceptos mencionados previamente:
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Hecho imponible: Es lo que motiva el impuesto, la razón por la cual surge la obligación de pago. Por ejemplo, la generación de ganancias por parte de una empresa.
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Sujeto pasivo: Son quienes están obligados a pagar impuestos, ya sean personas naturales o jurídicas.
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Base imponible: Es el monto sobre el cual se va a calcular el impuesto a pagar.
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Tipo de gravamen: Es el porcentaje aplicado sobre la base imponible para calcular el impuesto.
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Cuota tributaria: Cantidad que el sujeto está obligado a liquidar.
Tipos de impuestos
Los impuestos pueden clasificarse en función a diferentes criterios:
Según su base:
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Directos: Gravan la fuente de riqueza, el ingreso o la propiedad del sujeto pasivo. Un ejemplo de este tipo de impuesto es el Impuesto a las Sociedades.
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Indirectos: Gravan el consumo, y no afectan directamente la riqueza del sujeto. Se suelen agregar al precio de un bien o servicio. Un ejemplo de este tipo de impuesto es el Impuesto al Valor Añadido (IVA).
Según el tipo de gravamen:
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Proporcionales: Aplican el mismo tipo o tasa a todos los contribuyentes.
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Progresivos: El porcentaje se incrementa en la medida que el sujeto registra mayores rentas. A mayor ingreso, mayor tasa y viceversa. Suelen establecerse escalas diferenciadas, por ejemplo, para una renta anual de entre 30.000 y 50.000 euros, la tasa es 10%, y para más de 50.000, sube a 13%.
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Regresivos: Son lo opuesto a los impuestos progresivos. A mayor renta, menor tasa y viceversa.
Según la temporalidad:
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Instantáneos: Se aplican al momento de efectuar una transacción, añadiéndolo al precio del producto o servicio (como sucede como el IVA).
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Periódicos: Se pagan en un lapso establecido por la Administración anunciado con anticipación, como ocurre con el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Además, se puede distinguir entre impuestos objetivos, que no toman en consideración las circunstancias particulares del sujeto pasivo, y aquellos subjetivos. Estos últimos dan la opción al contribuyente a acceder a una reducción sobre la cuota tributaria, por ejemplo, si tiene hijos pequeños (lo cual debe estar contemplado en la ley).
¿Por qué pagamos impuestos?
Los impuestos permiten que el Estado recaude los recursos suficientes. Esto, para mantener el funcionamiento de un aparato estatal que tiene gastos diversos, desde la planilla del personal hasta el pago de servicios como luz o agua que consumen las instituciones estatales en sus sedes.
Sin embargo, esa no es la única razón por la que se pagan impuestos. En algunos casos, estos responden a una política estatal que busca desalentar el consumo de ciertos productos. Por ejemplo, si se aplica un impuesto al consumo de bebidas alcohólicas y al tabaco, esto hará que su precio se incremente. El objetivo de esta medida es desincentivar la compra de dichos bienes.
Diferencia entre impuesto, contribución y tasa
A diferencia de los impuestos, las
contribuciones son obligaciones que surgen porque el sujeto pasivo se ha visto beneficiado por la ejecución de una obra pública o de alguna actividad del Gobierno.
Por ejemplo, puede ser que la ampliación de un metro beneficie a las personas que viven cerca de las nuevas paradas, haciendo incluso que sus inmuebles se revaloricen. Por ello, se cobra una contribución que será destinada a sostener los gastos de la obra en cuestión.
Por otro lado, las tasas son obligaciones que surgen a cambio de un servicio muy específico que se recibe del Estado. Por ejemplo, si se solicita una licencia de funcionamiento para un negocio o si se tramita el duplicado del documento de identidad. Se trata de pagos individualizados y que claramente tienen una contraprestación identificable, lo cual no sucede con los impuestos.