La inversión, o invertir, es la acción mediante la que destinamos ciertos recursos por los que, en el corto, medio o largo plazo, esperamos obtener un rendimiento futuro.
Cuando invertimos en la compra de una vivienda para ponerla en alquiler, esperamos obtener un
rendimiento del alquiler que, posteriormente, percibiremos. Cuando invertimos en
bolsa, queremos que nuestro dinero crezca gracias a los rendimientos. Cuando invertimos en un fondo de pensiones, buscamos una
rentabilidad que, en el futuro, nos haga tener más dinero para nuestra jubilación.
Pero al igual que podemos invertir capital, también podemos invertir otros recursos, como el tiempo, la tierra o el trabajo. Cuando nos formamos o cuando trabajamos, también estamos invirtiendo y, al igual que en los otros ejemplos, esperamos un rendimiento futuro; en el caso del estudiante, el título y el acceso a la profesión, mientras que en el segundo caso hablaríamos del salario.
En esencia, la inversión consiste en destinar recursos para obtener un beneficio futuro. Ya sea en el corto, medio o largo plazo, cuando invertimos tenemos un objetivo, que suele ir aparejado a un beneficio. Con todo, hemos de señalar que el beneficio no siempre tiene por qué ser capital, sino que puede tratarse de un beneficio social, como cuando los Gobiernos invierten en políticas sociales. Hablamos de un beneficio, pero este puede ser del tipo que sea.
Y es preciso señalar que, cuando hablamos de la inversión más frecuente, que consiste en invertir capital para obtener rendimientos, estamos ante una práctica bastante coherente. Pues debemos recordar que un inversor asume el
riesgo y, en segundo lugar, el
coste de oportunidad que tiene la decisión que ha tomado. Por estos dos motivos que comento, se espera un beneficio que, como poco, compense lo invertido; ya que, dicho sea de paso, nadie le garantiza la recuperación.
En lo que a este tipo de inversiones respecta, debemos saber que podemos invertir en numerosos
activos. Por esta razón, a estos activos o productos en los que podemos invertir los denominamos, también, "
vehículos de inversión".
Tipos de inversión
Atendiendo a diversas características, podríamos hablar de que existen varios tipos de inversión, es decir que teniendo en cuenta esas mismas características, podemos hacer una clasificación de las mismas.
Dependiendo del ámbito en el que se dé:
- Inversión financiera.
- Inversión empresarial.
- Inversión personal.
- Inversión estatal.
- Inversión extranjera.
Dependiendo del horizonte temporal:
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Inversión a corto plazo: 1 año o menos.
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Inversión a medio plazo: Entre 1 y 5 años.
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Inversión a largo plazo: Más de 5 años.
Dependiendo del activo en el que invirtamos:
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Materias primas o commodities: Oro, plata, petróleo...
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Divisas: Dólar, euro, libra...
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Bienes raíces o bienes inmobiliarios: Edificios de oficinas, fondos de inversión inmobiliarios, bajos comerciales, viviendas...
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Acciones de empresas: Acciones de Apple, Coca Cola o Facebook.
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Deuda: Deuda pública y deuda privada, como letras, pagarés y bonos.
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Investigación y desarrollo: Innovación, digitalización...
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Desarrollo social: Políticas sociales, ayuda humanitaria o servicios públicos.
Dependiendo del tipo de activo:
Dependiendo de quien realiza la inversión:
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Inversión pública: La realiza el Estado.
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Inversión privada: La ejecuta un agente económico de naturaleza privada.
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Inversión publico-privada: Ambos cooperan para llevar a cabo la inversión.
Diferencia entre ahorro e inversión
Ahorrar no es lo mismo que invertir. Aunque pueda parecer lo mismo, porque no disponemos de esos recursos, no es lo mismo.
En este sentido, la principal diferencia entre ahorro e inversión es que, al invertir, estamos asumiendo un riesgo por el que esperamos obtener un beneficio. Si hemos destinado 500 €, al cabo de un tiempo esperamos recoger esos 500 más el rendimiento que la inversión ha generado. Pero existe el riesgo de que, debido a la volatilidad, perdamos el capital invertido y, finalmente, no recojamos ni los 500 siquiera.
Cuando ahorramos, lo único que estamos haciendo es guardar dinero para, en el futuro, poder contar con un acumulado. Pero ese dinero acumulado no se encuentra trabajando, sino que se encuentra depositado en una hucha, y deteriorándose con el paso del tiempo y la incidencia de la
inflación.
Por esto último que comento, siempre deben compaginarse el ahorro con la inversión. Especialmente aquel ahorro que destinamos al largo plazo. Pues ahorrar a largo plazo, teniendo en cuenta la inflación, es una práctica que únicamente nos va a llevar a perder dinero. Ya sea en
fondos de inversión, en acciones, en bienes raíces o en el activo que más confianza nos dé, debemos invertir.
Inversión en criptomonedas
En los últimos años, el nacimiento de las
criptomonedas y el auge de las mismas ha hecho que numerosos inversores en el planeta se interesen por ellas.
Criptomonedas como el
bitcoin, el
Ethereum, entre otras, son objeto de miles de inversores en todo el mundo. Como refleja su precio, hablamos de activos muy
demandados y con los que los inversores quieren hacerse.
No obstante, pese al atractivo que estas presentan, debemos ser muy cautelosos a la hora de invertir en ellas. Hablamos de un activo extremadamente volátil, y el riesgo de perder nuestro dinero en un escenario de elevada
volatilidad es alto. Por esta razón, antes de invertir en ellas debemos documentarnos y saber lo que estamos haciendo y hasta donde estamos dispuestos a perder, pues son muchos los casos de personas que se han arruinado por no comprender este tipo de activos.
En esencia, son activos nuevos, poco estables, que llaman la atención de los inversores y sobre los que hay muchas hipótesis, pero pocos hechos.
Ejemplo de inversión
Si hemos leído el artículo, creo que no es preciso continuar con un ejemplo de lo que es una inversión, pues entiendo que ya sabrás lo que es.
No obstante, si todavía no te ha quedado claro, veamos un ejemplo de inversión para terminar de afianzar el concepto.
Imaginemos que contamos con un capital disponible los próximos 20 años. Es decir, 100.000 euros que no vamos a tocar en los próximos 20 años.
Mirando en la web del banco, vemos que ofrecen un fondo de inversión de renta variable que da una rentabilidad anual del 8%, teniendo en cuenta la media de los últimos años.
Nos interesamos por este fondo, y lo contratamos, invirtiendo los 100.000 euros en este producto.
Al cabo de dos años, si todo ha ido como esperábamos, nuestro capital debería ser 116.000 euros. En este sentido, obteniendo un rendimiento o ganancia de 16.000 euros. Además, teniendo en cuenta que la inflación ha sido del 2%, no hemos perdido poder adquisitivo, pues nuestro capital se ha revalorizado a un mayor ritmo que la inflación.
He aquí un ejemplo de inversión, pero como digo, existen numerosos ejemplos, atendiendo a todos los tipos de inversión anteriormente citados, el contexto, el ámbito, entre otras características.