La rentabilidad es un concepto que se refiere, en general, a la relación entre las ganancias obtenidas y el dinero invertido. Es quizás el indicador más relevante para una empresa, pues permite conocer si es posible generar (o si ya se han obtenido) suficientes beneficios para recuperar lo invertido y la tasa deseada por el inversor.
Se puede medir la rentabilidad de una compañía, un proyecto o de un producto. Además, puede calcularse en términos absolutos (un monto de dinero), pero es más práctico y usual presentarlo en términos relativos, es decir, como porcentaje.
Al calcular la rentabilidad en términos relativos, se pueden comparar dos compañías o proyectos que requieren distintos montos de inversión. No es lo mismo ganar 50 euros invirtiendo 1.000 euros que invirtiendo 700 euros. En el primer caso, la rentabilidad es de 5% (50/1.000), mientras que en el segundo es de 7,14% (50/700)
Como has podido observar, de manera muy genérica, la rentabilidad se puede calcular dividiendo la ganancia o utilidad entre lo invertido. A continuación, aclararemos algunos tipos de rentabilidad.
Tipos de rentabilidad
Algunos tipos de rentabilidad son:
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Rentabilidad económica: Es el cociente que resulta de dividir el beneficio antes de intereses e impuestos o EBIT entre el total de los activos. Refleja la relación entre las ganancias generadas por la actividad de la compañía y los recursos destinados a ella.
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Rentabilidad financiera: Se calcula dividiendo el beneficio neto (luego de descontar intereses e impuestos) entre los recursos propios de la firma. Busca reflejar el rendimiento del dinero invertido por los accionistas de la compañía.
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Rentabilidad social: Toma en consideración el beneficio generado para la sociedad en su conjunto y no solo las ganancias de la persona o empresa de forma individual. Por ejemplo, una obra pública, de agua y saneamiento o una carretera, puede producir mucho beneficio para la población que vive alrededor. Vale aclarar: cuando hay rentabilidad social, no siempre hay rentabilidad económica o financiera.
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Rentabilidad anualizada: Indica el beneficio porcentual si el plazo de la inversión hubiese sido de un año. Permite comparar dos inversiones con plazos diferentes.
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Rentabilidad acumulada: Es el resultado de sumar las rentabilidades de varios periodos.
Como se puede deducir de lo expuesto, las ganancias o utilidades normalmente provienen de la
cuenta de resultados de una empresa. En dicho documento, se consignan todos los ingresos y se descuentan los gastos de la firma. De ese modo, se calcula si el resultado es positivo (ganancias) o negativo (pérdidas).
Una persona de forma individual puede también calcular la rentabilidad, por ejemplo, de su fondo de inversión o de su portafolio en el
mercado bursátil. En estos casos, aunque no hay un estado financiero del individuo, este también debe considerar tanto los ingresos recibidos como los desembolsos efectuados para estimar el rendimiento neto de su inversión.