Las acciones sin voto son un tipo de acción emitida por una empresa que otorga a sus titulares la propiedad económica de la acción, pero no les otorga derechos de voto en las decisiones corporativas de la empresa, como las elecciones de la junta directiva o las resoluciones importantes en las juntas de accionistas.
Los poseedores de acciones sin voto, en otras palabras, tienen derecho a recibir
dividendos y participar en los
beneficios económicos generados por la empresa, pero no tienen la capacidad de influir en la toma de decisiones corporativas, ni de ejercer votos en asuntos importantes relacionados con la empresa.
Dicho esto, hemos de señalar que las acciones sin voto son uno de esos conceptos que, a primera vista, pueden parecer un poco contradictorios. Después de todo, una de las ventajas de poseer
acciones de una empresa es tener la capacidad de influir en sus decisiones a través de nuestro voto en las
juntas de accionistas. Sin embargo, este tipo de acciones presentan una singularidad, como hemos señalado: otorgan al titular derechos económicos sobre la empresa, pero no el derecho a participar activamente en las decisiones corporativas.
Imagínate que compras un trozo de un pastel en una pastelería. Normalmente, podrías decidir cuál es el siguiente pastel que se hornea, pero en este caso, aunque puedes disfrutar y comer tu porción, no tienes voz en la elección del próximo postre. Como ya hemos señalado, esa es la esencia de las acciones sin voto: te beneficias económicamente, pero no participas en ciertas decisiones clave.
Ahora bien, podrías preguntarte: ¿por qué alguien querría adquirir acciones sin voto? ¿Qué incentivo existe? Bueno, aquí es donde las cosas se ponen interesantes. A menudo, estas acciones se emiten en condiciones más atractivas para el
inversor. Por ejemplo, podrían ofrecer dividendos más altos que las acciones ordinarias. En otras palabras, la empresa podría decir: "Sí, no tendrás voz en nuestras decisiones, pero a cambio, te daremos un trozo más grande del pastel".
Una curiosidad es que estas acciones a menudo son emitidas por empresas familiares o fundadas por un único
emprendedor. La razón es que, al hacerlo, pueden captar capital sin diluir el control que tienen sobre la empresa. Es su forma de proteger la visión original y la dirección estratégica del negocio.
Sin embargo, las acciones sin voto no están exentas de controversias. Hay quienes argumentan que limitan la capacidad de los inversores para influir en una empresa en la que han
invertido su
dinero. También hay preocupaciones sobre la posibilidad de que las empresas emitan un gran número de estas acciones, lo que podría minimizar la influencia de las acciones con derecho a voto.
No obstante, es esencial comprender que cada acción, con voto o sin él, es una parte del capital de la empresa. Aunque no puedas decidir en asuntos estratégicos, aún recibirás tu parte de los beneficios (si se reparten dividendos) y podrás beneficiarte de la
revalorización de la acción en el
mercado.
Características de las acciones sin voto
Manteniendo nuestra metáfora del pastel, vamos a adentrarnos más en las características de esas porciones que, aunque deliciosas, no nos permiten decidir sobre el siguiente postre a hornear: las acciones sin voto.
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Derechos económicos: A pesar de no tener capacidad de voto, estas acciones conceden a su titular todos los derechos económicos asociados. Esto significa que, si la empresa decide repartir dividendos, los titulares de acciones sin voto recibirán su parte proporcional, al igual que los titulares de acciones ordinarias.
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Sin participación en decisiones: Esta es la esencia de las acciones sin voto. El titular no podrá intervenir en decisiones corporativas, como la elección de miembros del consejo de administración o cambios estatutarios.
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Protección frente a dilución: Una característica interesante es que, en algunos casos, si la empresa quiere emitir más acciones que puedan diluir el valor de las acciones sin voto, puede requerirse que los titulares de estas últimas den su consentimiento.
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Dividendos preferenciales: Algunas empresas ofrecen un dividendo superior a los titulares de acciones sin voto como una manera de compensar la falta de derechos políticos.
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Conversión a acciones ordinarias: En ciertas circunstancias, y dependiendo de cómo estén establecidas en los estatutos de la empresa, las acciones sin voto pueden convertirse en acciones ordinarias con derecho a voto.
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Derechos en caso de liquidación: Si la empresa entra en un proceso de liquidación, las acciones sin voto pueden tener derechos preferenciales para recibir el patrimonio resultante, una vez pagadas todas las deudas y obligaciones.
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Limitación en el número: A menudo, la emisión de acciones sin voto está limitada a un porcentaje del capital social total, para evitar que estos valores supongan una mayoría en la estructura de capital de la empresa.
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Ventajas fiscales: En algunos países o regiones, la emisión o compra de acciones sin voto puede ofrecer ventajas fiscales tanto para la empresa como para el inversor.
Para imaginarlo de forma sencilla: si las acciones de una empresa fueronsen como las piezas de un rompecabezas, las acciones sin voto serían esas piezas que encajan perfectamente en el dibujo, pero que no influyen en el diseño general. Aportan valor al conjunto, pero no determina el resultado final.
¿Por qué este tipo de acciones no cuentan con derecho a voto?
Dicho todo lo anterior, es muy probable que ahora te estés preguntando: ¿Por qué no tienen derecho a voto los accionistas que compran este tipo de acciones?
Si te estás haciendo esta pregunta, déjame decirte que, a continuación, vamos a explicar por qué algunas acciones del pastel, las acciones sin voto, no nos dejen decidir sobre el futuro del postre.
Las acciones sin voto, como su propio nombre indica, son un tipo de acción que no otorga al titular el derecho a votar en las juntas generales de accionistas. Pero, ¿por qué existen y cuál es la razón de su falta de voz en las decisiones?
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Origen de las acciones sin voto: Las empresas, en su búsqueda por financiarse y captar capital, a veces ofrecen a los inversores la posibilidad de adquirir acciones pero sin concederles el derecho a influir en sus decisiones. Es una forma de decir: "Confía en nosotros, invierte en nuestro proyecto, pero déjanos tomar las decisiones".
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Control de la empresa: Uno de los motivos más frecuentes para emitir acciones sin voto es que las personas o entidades fundadoras desean mantener el control de la compañía. Imagina que tienes una receta de pastel que ha sido un éxito en tu familia durante generaciones. Si decide compartir esa receta con más gente pero quieres que se siga haciendo de la misma forma, podrías repartir la receta pero pidiendo a quienes la reciban que no hagan cambios en ella. De manera similar, las acciones sin voto permiten a las empresas obtener financiación sin correr el riesgo de que nuevos accionistas cambien la dirección y visión original.
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Atractivo económico: Aunque no tengan voz en las decisiones, las acciones sin voto suelen ofrecer a los inversores otros alicientes, como dividendos preferenciales. Es una forma de compensar el silencio en las decisiones estratégicas con un pedacito más grande del pastel cuando se reparten los beneficios.
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Flexibilidad en la estructura de capital: Al contar con con y sin derecho a voto, las empresas tienen más herramientas para diseñar su estructura de capital de forma óptima, equilibrando las necesidades de financiación con la de mantener un control sobre la dirección y gestión de la compañía.
En resumen, las acciones sin voto son una herramienta que permite a las empresas captar inversión sin ceder control. Es como invitar a alguien a disfrutar del pastel, ofreciéndole un trozo jugoso, pero manteniendo la receta en secreto.
¿Para qué se emiten, o para qué sirven, las acciones sin voto?
A primera vista, podríamos preguntarnos, "Si no puedo opinar sobre cómo se cocina el postre, ¿por qué querría un trozo?". Veamos cuál es la esencia y el propósito de estas "porciones".
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Captar capital sin ceder el control: Imagina que eres el chef de un restaurante famoso. Te encanta tu receta y no quieres que nadie cambie ni una pizca. Pero, para seguir creciendo, necesitas ingredientes más caros y tal vez un horno nuevo. Aquí es donde entra en juego la idea de las acciones sin voto. Al vender estas acciones, consigues el dinero que necesitas para tus ingredientes y tu nuevo horno, pero mantienes intacta tu receta. En el mundo empresarial, es una manera de obtener financiamiento sin que los nuevos inversores modifiquen la dirección y esencia de la empresa.
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Ofrecer recompensas distintas: Aunque estas acciones no permiten decidir sobre el rumbo de la empresa, a menudo ofrecen otras ventajas. Volviendo a nuestro ejemplo del pastel, sería como ofrecer un trozo con más nata o con un extra de chocolate. En términos financieros, las acciones sin voto pueden tener dividendos preferenciales o garantizados, compensando así la falta de voz en decisiones estratégicas.
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Atraer a inversores con distintos perfiles: No todos los que se acercan a nuestro pastel tienen el mismo apetito ni las mismas expectativas. Algunos querrán decidir sobre la receta, mientras que otros se sentirán satisfechos con un trozo sabroso y sin complicaciones. Las acciones sin voto atraen a este segundo grupo, inversores que buscan beneficios económicos pero que prefieren no involucrarse en la gestión y decisiones de la empresa.
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Proteger la visión original: Las acciones sin voto son como un escudo que protege la receta original del pastel. Garantizan que, sin cuántos nuevos comensales se unan a la mesa, el sabor del postre se mantendrá fiel a la visión del chef.
En resumen, las acciones sin voto son esos ingredientes especiales en la cocina que, aunque no entiendas del todo por qué están ahí, tienen su razón de ser y aportan algo único al plato final. Sirven para que las empresas crezcan y prosperen, manteniendo intacta su esencia y visión original.
¿Cómo sé si una acción cuenta con derecho a voto o es una acción sin voto?
Continuando con nuestra metáfora repostera, si te encuentras en la situación de elegir un trozo de pastel —o, en este caso, una acción—, es esencial saber exactamente lo que estás obteniendo. ¿Tendrás voz y voto en cómo se elabora el postre o simplemente disfrutarás del sabor sin influir en la receta? Para determinar si una acción te otorga el derecho a voto o si es una acción sin voto, sigue estos consejos:
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Consulta el folleto informativo: Al igual que cuando compras un producto en la tienda y lees su etiqueta para saber qué contiene, cuando adquieres una acción, esta viene con un "etiquetado" en forma de folleto informativo o prospecto. Este documento, que las empresas emiten cuando lanzan al mercado, contiene toda la información relevante sobre las características de estas acciones, incluyendo si otorgan o no derecho a voto.
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Pregunta a tu asesor financiero: Si tienes un asesor financiero, es como contar con un chef personal que te aconseja sobre los mejores ingredientes para tu postre. Este profesional podrá informarle con precisión sobre las características de las características que le interesan y si estas conceden o no acciones derechos de voto.
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Acceda a la página web de la empresa: Muchas empresas, como buenos reposteros que muestran sus creaciones en redes sociales, disponen de sitios web donde ofrecen información detallada sobre sus acciones, incluyendo si son con o sin derecho a voto.
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Observa la nomenclatura: En ocasiones, las acciones sin tienen una nomenclatura específica que las diferencia de las acciones ordinarias. Puede que veas términos como "Acciones Serie B" o "Acciones Preferentes", que a menudo indican que se trata de acciones sin voto o con derechos limitados. Es como si al postre le pusieran un nombre especial para indicar que tiene un extra de chocolate.
En resumen, antes de decidirte por un trozo de pastel —o una acción—, asegúrate de saber exactamente lo que estás obteniendo. Así, ya sea que desees tener voz en las decisiones o simplemente disfrutar de los beneficios, podrás hacerlo con confianza y pleno conocimiento.
Ejemplo de acciones sin voto
Para terminar, nada mejor que un ejemplo que nos permita aclarar, y terminar de comprender, qué son las acciones sin voto.
Un trozo de pastel con historia: Las acciones sin voto de Coca-Cola
Imaginemos por un momento que somos amantes del pastel de chocolate. Y, en nuestra búsqueda de la mejor porción, descubrimos un pastelero que, además de ofrecernos un delicioso trozo, nos invita a ser parte de su negocio comprando una pequeña parte de él. Sin embargo, nos aclara que nuestra inversión no nos dará derecho a decidir sobre la receta o los ingredientes del pastel. Aunque, como compensación, recibiremos una porción extra de beneficios. Esta invitación es muy similar a cuando una empresa ofrece acciones sin voto.
Para ilustrarlo con un ejemplo real, pensemos en la famosa empresa de refrescos, Coca-Cola. En 1987, Coca-Cola decidió emitir acciones sin voto. La razón principal detrás de esta decisión fue permitir a la empresa recaudar capital sin diluir el control que los accionistas originales tenían sobre la compañía. Aquellos que compraron estas acciones recibieron dividendos, al igual que cualquier otro accionista, pero no tenían voz en las decisiones corporativas. A pesar de la falta de derechos de voto, estas resultaron ser atractivas para muchos inversores, ya que confiaban en la gestión de la empresa y estaban interesados principalmente en los rendimientos financieros.
La estrategia de Coca-Cola es solo un ejemplo de cómo las empresas pueden usar las sin voto para alcanzar sus objetivos financieros acciones y corporativos. Aunque puede que no tengamos derecho a modificar la receta del refresco más famoso del mundo, sí podemos ser parte de su historia y de su éxito económico.