El EBIT, ratio que debe su nombre a las siglas de su nombre en inglés (Earnings Before Interest and Taxes), es un indicador financiero del resultado de explotación obtenido por una empresa.
El EBIT no tiene en cuenta los ingresos ni los costes financieros, que dependen de cómo se ha financiado la empresa y de las tasas o tipos de interés, así como tampoco tiene en cuenta el Impuesto sobre Sociedades (o su equivalente en el país en cuestión), que puede variar en función de dónde se encuentre la firma.
Por todo esto, el EBIT sirve para comparar resultados de empresas del mismo sector, independientemente de donde estén establecidas cada una de ellas.
En España al EBIT se le conoce como el Beneficio Antes de Intereses e Impuestos (BAII o BAIT). Su valor coincide con el resultado de explotación de la cuenta de resultados.
¿Cómo se calcula el EBIT?
El cálculo del EBIT se realiza de la siguiente manera:
Como podemos observar, la diferencia entre el EBIT y el EBITDA, es que el primero sí descuenta las depreciaciones y amortizaciones.
La depreciación es el reconocimiento del desgaste del activo fijo de la compañía por el paso del tiempo. En tanto, las amortizaciones se refieren a la distribución en varios periodos del valor de un intangible, por ejemplo, una deuda, la cual se va cancelando, o la licencia para utilizar una marca, la cual va caducando progresivamente.
Esta métrica, te ayudará a realizar una gran cantidad deanálisis fundamentales en bolsa, para determinar el valor intrínseco de las empresas que quieras analizar.
¿Qué indica el EBIT?
El EBIT nos indica el beneficio obtenido por la empresa en relación con el desarrollo de su actividad, sin tener en cuenta cómo afectan los ingresos y gastos financieros, y el Impuesto de Sociedades, al resultado final obtenido por los socios. El EBIT es un buen indicador, ya que sirve para que los accionistas conozcan cuál es el resultado real de la actividad desarrollada por la empresa, y no será muy útil a la hora de calcular métricas tan fundamentales como el Free Cash Flow (FCF).
Con el cálculo del EBIT, los accionistas separan el resultado obtenido por la empresa en dos partes, lo que les permite, en caso de que exista algún problema en la empresa, saber dónde se encuentra dicho problema:
En la propia actividad empresarial: Cuando una empresa obtiene un margen de EBIT reducido, es señal de que los gastos de explotación son demasiado elevados en comparación con los ingresos obtenidos por las ventas. Literalmente, los gastos se comen a los ingresos. Entonces, cuando al EBIT se le resten los gastos financieros y el Impuesto de Sociedades, el resultado o beneficio neto puede llegar a ser negativo.
En la manera en la que financia la actividad empresarial: Cuando una empresa obtiene un buen margen de EBIT, pero tiene demasiadas deudas que conllevan el pago de una gran cantidad de intereses, el EBIT puede verse disminuido considerablemente. Incluso, el resultado neto puede alcanzar valores negativos.
En principio, para un inversor sería más atractiva una empresa con problemas de financiación que con problemas estructurales, ya que debería ser más sencillo solucionar los problemas de financiación que los problemas de producción.
Visto de otro modo, para un inversor que busca comprar una empresa, el EBIT muy probablemente sea clave, pues previsiblemente le interesan más los resultados de la actividad comercial de la firma que su estructura de financiamiento.
El EBIT es un indicador financiero utilizado para valorar empresas. Así, se sitúa entre el EBITDA y el resultado neto. Esto hace que su análisis sea quizás más preciso que el del EBITDA y, al no incluir gastos propios del territorio en el que se encuentre la empresa, posee una mayor capacidad comparativa que el resultado neto.
Sobre esto último, habría que entenderlo con un ejemplo. Imaginemos que tenemos dos empresas en las que un inversor puede colocar su capital. Cada una funciona en un país diferente. Es decir, cada compañía está sujeta a una distinta carga tributaria. Entonces, si queremos saber cuál tiene mayor potencial de crecimiento, debemos analizar más su EBIT que su resultado neto, pues este último está afectado por la tasa del impuesto a las Sociedades (o su equivalente en el país en cuestión).
Otro punto a tener en cuenta es que el EBIT brinda mejores indicios, en comparación al resultado neto, respecto al potencial de generar ganancias. Esto es porque, como ya mencionamos, la estructura de financiamiento (de dónde la compañía adquiere sus recursos) puede modificarse.
Ejemplo de EBIT
Veamos un ejemplo de cálculo de EBIT. Tenemos los siguientes datos (todo en términos anuales)
Precio unitario promedio por unidad de venta: 15 Unidades vendidas de las mercancías: 1.000 Coste de ventas: 7.000
Gastos de administración: 3.000 Gasto de comercialización unitario: 2
Valor de activo fijo depreciable: 2.500 Tasa de depreciación 20% Amortizaciones: 300
Entonces, calculamos primero los ingresos totales
15*1.000=15.000
Gastos totales de comercialización: 2*1.000=2.000
Depreciación: 2.500*0,2= 500
Por lo tanto, el EBIT sería:
15.000-7.000-3.000-2.000-500-300=2.200
Otra forma de calcular el EBIT, dependiendo de qué datos nos brinden, es a partir del resultado neto. Solo tendríamos que sumar a este los impuestos y los intereses.
Por ejemplo, imaginemos que el resultado neto de la actividad es 1.800 euros, Asimismo, el Impuesto a las Sociedades es de 25%, y los gastos financieros pagados por la empresa fueron de 200 euros. Asumimos, además, que no se reportaron ingresos financieros.
Por lo tanto, tenemos lo siguiente
resultado antes de impuestos (le llamaremos X) - impuestos = 1.800