Una salida a bolsa, también conocida como oferta pública inicial (IPO, por sus siglas en inglés), es el proceso mediante el cual una empresa privada emite acciones por primera vez al público para su negociación en el mercado de valores. Es un evento significativo en la vida de una empresa, ya que implica su transición de ser una entidad privada a convertirse en una empresa cotizada en bolsa, con sus acciones disponibles para que los inversores las compren y vendan en el mercado abierto.
La salida a bolsa, también conocida como Initial Public Offering (IPO, por sus siglas en inglés), es un acontecimiento financiero de gran importancis para muchas empresas. Marca el momento en que una empresa pasa de ser privada a ser pública, es decir, comienza a
cotizar en la bolsa y sus
acciones pueden ser compradas y vendidas por el público en general.
Este proceso no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Requiere de una minuciosa preparación y la intervención de múltiples actores. El objetivo de la empresa es captar nuevos fondos para financiar su crecimiento o su actividad, y en algunos casos, permitir que los propietarios iniciales, a menudo los fundadores, produzcan beneficios vendiendo parte de sus acciones.
Una de las etapas clave de una salida a bolsa es la
valoración de la empresa. Esto consiste en determinar cuánto vale la empresa y, por ende, cuánto deberían costar sus acciones. Esto se hace mediante diversos métodos de valoración, que a menudo consideran tanto datos financieros históricos como expectativas de crecimiento futuro.
En la etapa de preparación, la empresa debe presentar una gran cantidad de información financiera y estratégica para que los potenciales inversores puedan evaluar si es una buena inversión. Esta información se recoge en un documento conocido como
folleto de emisión, que es revisado por los reguladores financieros para garantizar su precisión y completitud.
Una vez que se ha preparado todo, se lleva a cabo la oferta pública. Las acciones se ponen a la venta a un precio fijo o en un rango de precios, y los inversores pueden presentar
órdenes bursátiles de compra. Si la demanda supera a la oferta, como a menudo ocurre con las salidas a bolsa más populares, las acciones se asignan de acuerdo con ciertas reglas. Después de este proceso, las acciones comienzan a cotizar en la bolsa y su precio puede fluctuar libremente en función de la
oferta y la
demanda.
Pero hay que tener cuidado. Aunque las salidas a bolsa pueden ser muy lucrativas, también pueden ser
arriesgadas. No todas las empresas que salen a bolsa son un éxito, y es posible que los inversores pierdan dinero si el precio de las acciones cae después de la oferta pública. Por eso es importante hacer un análisis cuidadoso y considerar el potencial a largo plazo de la empresa antes de invertir.
De las salidas a bolsa también podemos destacar algunas curiosidades que podrían resultar de tu inteés.
Por ejemplo, algunas empresas deciden salir a bolsa en momentos de auge del mercado, para aprovechar el buen ánimo de los
inversores. Además, hay veces en que empresas muy conocidas deciden salir a bolsa, lo que puede generar una gran expectación.
Como ejemplo real, tenemos la salida a bolsa de Facebook en 2012, la cual se convirtió en uno de los eventos financieros más seguidos de la década, y su acción ha tenido un rendimiento muy significativo desde entonces. En cambio, la salida a bolsa de la compañía de transporte compartido Uber en 2019 fue seguida por una caída en el precio de sus acciones, evidenciando los riesgos asociados a este tipo de operaciones.
Tipos de salidas a bolsa
Existen principalmente dos tipos de salidas a bolsa que una empresa puede llevar a cabo: la Oferta Pública de Venta (OPV) y la Oferta Pública de Suscripción (OPS).
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Oferta Pública de Venta (OPV): En una OPV, los propietarios actuales de la empresa (que pueden ser sus fundadores, inversores de capital riesgo, entre otros) deciden vender parte o la totalidad de sus acciones al público. El objetivo es generalmente obtener liquidez, es decir, convertir su inversión en dinero contante y sonante. No hay emisión de nuevas acciones en este caso, por lo que la empresa no recibe dinero fresco para financiar su expansión o su operativa. Se realiza una valoración de la empresa y, en base a eso, se decide el precio al que se venderán las acciones.
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Oferta Pública de Suscripción (OPS): A diferencia de la OPV, en una OPS la empresa emite nuevas acciones para venderlas al público. Por lo tanto, el dinero obtenido de la venta va directamente a la empresa y no a los accionistas actuales. Este dinero se utiliza comúnmente para financiar el crecimiento de la empresa, ya sea a través de inversiones en nuevos proyectos, expansión geográfica, adquisición de otras empresas, entre otros. Al igual que en la OPV, se realiza una valoración de la empresa para fijar el precio de las nuevas acciones.
Además de estos dos tipos de salidas a bolsa, también cabe destacar las salidas a bolsa directas o Direct Public Offerings (DPOs) que han ganado popularidad recientemente. En una DPO, la empresa no emite nuevas acciones ni utiliza intermediarios financieros (como bancos de inversión) para gestionar la oferta. En lugar de eso, la empresa vende directamente sus acciones al público.
Esta forma de salir a bolsa es menos costosa, pero también puede ser más arriesgada debido a la falta de soporte y marketing proporcionado por los intermediarios financieros. Con todod, cada una de estas opciones tiene sus ventajas y desventajas, por lo que la elección entre ellas depende de las necesidades y circunstancias específicas de la compañía.
Ventajas y desventajas de una salida a bolsa
Una salida a bolsa es, por lo habtiual, un hito importante en la vida de una empresa. Pero al igual que cuenta con numerosas ventajas, también presenta una serie de desventajas que conviene conocer.
Ventajas de una salida a bolsa
Entre las ventajas, la más obvia es la capacidad de recaudar capital de forma significativa. Esto permite a las empresas financiar nuevas inversiones, expansión geográfica o simplemente mejorar su posición financiera. Además, la cotización en bolsa puede aumentar la visibilidad y reputación de la empresa, y puede ser utilizada como una herramienta de marketing.
Asimismo, las acciones de la empresa pueden ser utilizadas como una forma de remuneración para los empleados a través de programas de acciones, lo cual puede ayudar a atraer y retener talento. Por último, la liquidez que proporciona el mercado de valores facilita a los inversores iniciales, como los fundadores o inversores de capital riesgo, la posibilidad de desinvertir parte o toda su participación.
Desventajas de una salida a bolsa
Por otro lado, y como hemos mencionado anteriormente, también hay desventajas en una salida a bolsa. La primera y más notable es el coste. Llevar a cabo una oferta pública implica costes directos, como las comisiones a los bancos de inversión, y costes indirectos, como el tiempo y los recursos que la empresa debe dedicar al proceso.
Además, una vez que la empresa está en bolsa, debe cumplir con una serie de obligaciones reguladoras, como la publicación regular de resultados financieros y otras informaciones, que pueden ser costosas y consumir tiempo.
Por último, la cotización en bolsa puede llevar a una mayor presión por parte de los accionistas para que la empresa muestre beneficios a corto plazo, lo que puede desviar la atención de los directivos de sus objetivos a largo plazo. Además, la fluctuación del precio de las acciones puede afectar a la estabilidad de la empresa y a su capacidad para tomar decisiones estratégicas.
Ejemplos de salidas a bolsa
Para terminar con este artículo, puede ser ilustrativo tomar como ejemplo algunos casos destacados de empresas que han decidido abrirse al público.
Un caso que resonó en todo el mundo fue la salida a bolsa de Facebook en 2012. La red social, fundada por Mark Zuckerberg, llevó a cabo una de las Ofertas Públicas Iniciales (OPI) más grandes en la historia de la tecnología, valorando la empresa en más de 100 mil millones de dólares en el momento de su salida a bolsa. Sin embargo, el primer día de cotización no fue tan exitoso como se esperaba, y las acciones cayeron un 11% en su segundo día en el mercado. Aunque hubo problemas iniciales, Facebook ha logrado convertirse en una de las empresas más valiosas del mundo.
Más reciente es el caso de Spotify, que optó por una salida a bolsa directa en 2018. En lugar de emitir nuevas acciones y contratar a bancos para venderlas, Spotify simplemente permitió que sus acciones existentes comenzaran a cotizar en la Bolsa de Nueva York. Esto les permitió ahorrar en costos y fue visto como una maniobra valiente y novedosa en el mundo financiero.
Finalmente, también es reseñable el caso de Alibaba en 2014, que tiene el récord de la OPI más grande de la historia, recaudando 25 mil millones de dólares en su primer día de cotización en la Bolsa de Nueva York. El gigante del comercio electrónico chino superó todas las expectativas y estableció un precedente para las empresas chinas que buscan cotizar en bolsa en Estados Unidos.