Aunque normalmente no escribo artículos pensando en los novatos, por petición popular hoy vamos a hablar de algunos trucos, consejos o directrices (llamadlas como queráis) que me hubiera venido muy bien saber cuando empezaba en esto de la Bolsa.
1. Invierte el dinero que no necesites
Probablemente esta sea el consejo número 1 de todas las listas de consejos para inversores noveles que se hayan hecho desde el nacimiento de las Bolsas. ¿Por qué? No sigas este consejo y descúbrelo por ti mismo. Ese será el fin de tu andadura como inversor.
2. Establece unos objetivos
Esto es fundamental. Tienes que calcular una tasa de retorno con la que te sentirías satisfecho. Algunos se conformarán con superar a la inflación, otros con ganar un “extra” sobre el bono sin riesgo y otros, más osados, buscarán una rentabilidad compuesta anual de doble dígito porque son los Reyes del Mambo. Normalmente, en el tercer grupo estarás metido tú, amigo novato. Pero es que por algo eres aún un novato.
Establecer unos objetivos de retorno es el primer paso para definir tu política de inversión. Cuanto mayor sea tu objetivo, mayor riesgo deberás añadir a tus inversiones. Si, por ejemplo, tu objetivo es ganar a largo plazo a la inflación, no tiene sentido tener Zeltia o Solaria en tu cartera. Así mismo, si lo que quieres es ganar un 50% anual, no deberías tener Letras del Tesoro. Cuando calcules tu objetivo ya sabrás por dónde empezar a buscar entre las miles y miles de posibilidades de inversión que te ofrecen los mercados financieros.
Un consejo: Márcate un porcentaje de retorno cierto, como un 5% o un 10% o un 30%, me da igual, pero que sea un porcentaje numérico. Evita, por tanto, objetivos de retorno inciertos como “batir a las Bolsas”. ¿Por qué? Pues porque al fijar como objetivo “batir a las Bolsas” no vas a tener ni idea de dónde invertir. Unas veces serán Letras, otras Bonos y otras acciones de alto riesgo. Vas a estar perdido. Olvídate de la marcha de las Bolsas, céntrate en tus necesidades e invierte poquito a poco, pensando siempre en tus objetivos (que, no lo olvides, has fijado tú mismo en base a lo que te satisface).
3. Establece unos objetivos razonables
Después del punto anterior, inevitablemente tenía que venir este. Las Bolsas tienen retornos históricos de entre el 6% y el 10% compuesto anual. Un objetivo razonable sería un retorno anual del 8% (dividendos incluidos). Menos no sería razonable pues para eso está la renta fija y más... más no es razonable porque es lo primero que has pensado tú, novato.
Para obtener un retorno superior al de las Bolsas, necesariamente tendrás que invertir en activos de mayor riesgo que las Bolsas. Dicho de otro modo, para batir al Ibex, tendrás que invertir en una empresa con un nivel de riesgo superior al nivel de riesgo medio del Ibex. Esto significa que vas a tener que meter tu dinero en una empresa que a) tiene una situación financiera delicada y por tanto un alto peligro de quiebra, b) su rentabilidad no se sustenta en una ventaja competitiva estable y por tanto va a ser cada vez menos rentable, c) una empresa que acaba de nacer y sobre la que recaen todas las incertidumbres posibles, o d) una empresa que reúna todas las características anteriores.
Normalmente, como novato, pensarás: “asumo ese mayor nivel de riesgo tranquilamente porque quiero un mayor nivel de retorno”. Pues aquí está lo gracioso del tema. Normalmente, las empresas de mayor riesgo suelen dar un retorno entre “mediocre” y “ruinoso”. ¿Por qué? Porque por algo son empresas de mayor riesgo. Invertir en una empresa de alto riesgo es como imitar en la cocina la última creación de Ferrán Adriá para tu primera cita. Si te sale bien, vas a quedar fenomenal pero ¿quién sería tan idiota como para intentarlo? ¡Las probabilidades de éxito, más que escasas, son nulas! Pues los novatos de la Bolsa normalmente se meten en esos berenjenales. Créeme, invertir en empresas de alto riesgo te asegura la ruina.
4. El Riesgo
Ya hemos hablado varias veces del riesgo. Pero ¿qué es el riesgo? El riesgo es una de esas cosas que no se conoce hasta que se siente. Incluso muchos, después de haberlo sentido durante años, siguen sin saber qué es realmente el riesgo y, lo que es más importante, cómo tratar con él. Lo que está claro es que mientras te estás iniciando en el mundo de la Bolsa, no tienes ni la más remota idea de lo que es el riesgo (por mucho que hayas leído sobre él, amigo novato).
Como cada uno tiene su propia definición de riesgo, voy a explicaros la mía empezando por lo que NO es el riesgo. Para mí, el riesgo no es la volatilidad de los precios, ni la probabilidad de perder, ni el tamaño del stop loss (de hecho el stop para mí es como si no existiera), ni la probabilidad de obtener un performance inferior al del mercado. Para mí el riesgo es la probabilidad de no alcanzar mi nivel de retorno requerido.
Fíjate que no hablo de la marcha de la macroeconomía mundial, ni de las tensiones geopolíticas, ni del precio del crudo, ni del carry trade, ni de las hipotecas subprime, ni de la caída de las Bolsas, ni de una pandemia de gripe aviar. Sólo hablo de mis objetivos. Es imprescindible, como inversor, saber aislarse y seguir sólo el camino que te lleva a la consecución de tus objetivos. ¿Cómo podemos luchar contra el riesgo? ¡Sigue leyendo, novato!
5. Invierte siempre a largo plazo
Tu objetivo de retorno ha de ser siempre a largo plazo. Por tanto, tu inversión tiene que ser a largo plazo. Si tienes 1.000€ para invertir y te has fijado un objetivo del 8% anual durante los próximos 10 años, en Septiembre de 2017 deberías tener 2.159€. Te da igual lo que tengas en Junio de 2008 o en Mayo de 2011. Tu objetivo es alcanzar los 2.159€ en Septiembre de 2017 y, por tanto, sólo deberás invertir en empresas que pueden llevarte a los 2.159€ en 2017. Una de esas acciones para mí es JNJ. Creo que a los precios actuales puede darme el 8% anual durante los próximos 10 años y por eso la compré. Hasta ahí todo bien. Pero ¿y si el año que viene pierdo un 12%? ¿Debo vender? ¡NO! Porque aunque en un principio había acertado en el vehículo, al vender me he equivocado de parada y, por tanto, habré dejado la senda hacia mi objetivo.
Por otro lado, aprende lo que es el interés compuesto. 1.000€ al 8% durante 10 años son 2.159€. Durante 15 años son 3.172€. Durante 20 años son 4.661€. Durante 25 años son 6.848€. Reflexiona sobre el crecimiento exponencial y sobre cómo el interés compuesto puede ayudarte a alcanzar tu objetivo de largo plazo. Ese será tu primer paso para dejar de ser un novato.
6. Evita las empresas con un balance débil
Mmmm... ya empiezan a aparecer los deberes. ¿Qué es un balance débil? ¿Cómo descubrir si un balance es débil? Todo el mundo conoce General Motors. Todo el mundo tiene un coche de General Motors. ¿Tiene que tener GM un balance fuerte necesariamente? Aprende contabilidad básica y a partir de ahí aprende todo lo que puedas a leer balances. Lee las notas, analiza las magnitudes, une las distintas cuentas anuales entre sí. Es imprescindible que entiendas la situación financiera de tu empresa para que te hagas una idea de cómo puede ir en el futuro. ¿Cómo lo puedes hacer? La respuesta en tu librería económica más cercana.
7. Evita empresas que no gocen de ventajas competitivas
La ventaja competitiva de una empresa es su chaleco antibalas. Con ella se protege de los ataques de sus enemigos y gracias a ella puede tomar mejores posiciones corriendo menos riesgos y, con el paso del tiempo, hacerse más fuerte que sus competidores. Sin ella una empresa no tiene nada. Cómprate un libro de estrategia empresarial (alguno de Michael Porter, por ejemplo) y aprende todo lo que puedas sobre ventajas competitivas. Deja de comportarte como un novato y dale a este punto la importancia que merece. Si no conoces la ventaja competitiva de tu empresa, no conoces por qué gana dinero tu empresa y, lo que es más importante, si en el futuro va a ganar dinero tu empresa.
Al comprar empresas con fuertes ventajas competitivas, estarás comprando empresas más rentables que sus competidoras y más seguras. Las ventajas competitivas protegen a las empresas en épocas de recesión y las hacen más fuertes en épocas de expansión. Un truco: mira las cuentas de resultados de tu empresa de los últimos 15 años; si en cada uno de esos 15 años tiene beneficios que siguen una tendencia alcista más o menos continua, tu empresa tiene una ventaja competitiva. Averigua cuál.
8. Paga por tu empresa menos de lo que vale
De nada sirve comprar una buena empresa si lo haces a un mal precio. El precio lo determina todo. Compra sólo empresas de alta calidad y bajo riesgo y hazlo sólo a un buen precio. ¿Cómo determinar cuál es un buen precio? Lo has adivinado, vete a una librería y compra un manual de valoración de empresas. ¿Cuál? Que no se llame “Valora Empresas Sin Esfuerzo” ni “Valoración para tontos”. Compra el libro que menos te apetezca. El que más te recuerde a los tochos de la universidad. Valorar empresas no es divertido (bueno, a mí me divierte pero yo soy un freak). Cómprate un libro, no un cómic.
9. Compra sólo empresas que conozcas
Otro clásico de las listas de consejos para novatos.
Conocer una empresa significa: 1) entender su situación financiera, 2) entender su negocio y 3) entender por qué gana dinero (ventaja competitiva). Pero tienes que ir más allá. Tienes que conocer bien el sector y los puntos clave del análisis de las empresas de ese sector (los buenos y los malos).
Por ejemplo, si estás analizando una farmacéutica, tienes que conocer los motores que impulsen el crecimiento futuro de todo el sector (nuevos medicamentos, envejecimiento de la población, nuevos mercados como China e India...) y las amenazas del mismo (políticas de precios, cambios en la legislación, vencimiento de patentes...) Tienes que saber cómo está posicionada tu empresa en cada uno de esos puntos y ver qué posibilidades de éxito/fracaso tiene. Por último, tienes que conocer cómo se posiciona tu competencia. En el ejemplo de las pharmas, tienes que saber qué empresa tiene mejor músculo financiero, quién está más protegida por patentes, qué cartera de productos tiene un mayor potencial, cuáles son las distintas estrategias de cada una... Como ves, conocer una empresa requiere mucho trabajo.
10. Diversifica todo lo que puedas
La clave aquí está en la coletilla “todo lo que puedas”. El límite lo marca el punto anterior. Si puedes conocer bien 10 empresas, compra 10 empresas. Ni 9 ni 11. Si puedes conocer 20, compra 20. Si puedes conocer 5, compra 5. Normalmente, si puedes conocer 20 terminarás con una cartera formada por las 8 o 5 mejores oportunidades de inversión.
Tener entre 5 y 10 empresas es lo óptimo y créeme que es lo que te pide el cuerpo. Cuando tienes la increíble capacidad de conocer bien 20 empresas, ese mismo conocimiento te va hacer rechazar más de la mitad de las posibilidades de inversión porque verás que los riesgos superan los beneficios (las buenas inversiones no abundan). Por otro lado, cuando conoces muy bien 20 empresas, te darás cuenta que concentrar toda la cartera en sólo una es muy peligroso (porque conoces los riesgos de cada una y sabes que siempre hay algo que se te escapa – sí, hasta eso te dice el conocer bien una empresa).
11. Duda
Si al analizar una empresa lo ves todo de color de rosas, te estás equivocando. Siempre hay motivos de preocupación. Si no, ¿por qué alguien estaría dispuesto a venderte esas acciones? Escribe las amenazas y las debilidades de tu empresa. Escribe sus fortalezas y sus oportunidades. (¿No sabes de qué hablo? ¡Revisa el libro de estrategia empresarial, novato!) Busca empresas con problemas en el presente pero con capacidad suficiente para solucionarlos en el futuro. Esas son las empresas más baratas, no tengas dudas.
12. Actúa de forma contraria a la masa
¡No seas simple, novato! Ser un “inversor contrario” no significa llevar la contraria al mercado porque sí. Ser un contrario significa tener espíritu crítico y no dejarse llevar por el miedo o la euforia de la masa. Un contrario se aísla, analiza una empresa y decide si la masa está en lo cierto o si está equivocada.
Normalmente, los valores y/o sectores que gozan del beneplácito del mercado suelen estar caros, de la misma manera que los valores y/o sectores repudiados por él suelen estar baratos. Busca siempre sectores con excesos de sentimiento porque es más fácil identificar oportunidades dentro de ellos, que en los sectores sobre los que no hay ningún exceso. Ahora, por ejemplo, el mercado adora a las empresas de renovables y detesta a los constructores de viviendas. Pues bien, es más probable encontrar una constructora de viviendas barata y una de energías renovables cara que al revés. Pero ten en cuenta que no por ser una constructora de viviendas una acción va a estar barata, ni por ser una empresa de renovables va a estar cara. Hay que analizarlas, pero son buenos ejemplos de excesos.
Otro ejemplo claro lo vimos hace poco más de año y medio en el sector de los semiconductores. El mercado adoraba AMD porque pensaba que se iba a comer a Intel. Un contrario analiza AMD, analiza Intel, compara las expectativas del mercado con el potencial real de cada empresa y actúa en consecuencia. Fíjate en la comparativa de sus cotizaciones y saca tus propias conclusiones.
13. Respeta cada céntimo de tu cartera
Es muy normal encontrar inversores que cuidan cada detalle de su cartera y dejan un “pequeño” 10% para especular (también es muy común que digan “para jugar”). Normalmente lo que ocurre en estos casos es que consiguen una “aburrida” buena rentabilidad con el 90% de su cartera y una “divertidísima” ruina con el 10% restante. Muchas veces invierten en alto riesgo ese 10% para obtener “un pico” de rentabilidad y lo que finalmente obtienen son unas pérdidas que, precisamente, eliminan el pico de rentabilidad obtenido con su cartera “seria”.
Respetar cada céntimo significa hacer pocas operaciones para pagar menos comisiones, menos impuestos y dejar que el interés compuesto actúe a nuestro favor. También significa reinvertir los dividendos y tratarlos como si formaran parte del capital inicial. Es muy normal que la gente “se juegue” el dividendo en inversiones de riesgo. El mismo error del inversor anterior.
Cada céntimo es sagrado. Es nuestra materia prima y debemos respetarla.
14. Rompe las reglas
Evita caer en las etiquetas típicas. Desarrolla tu propia filosofía de inversión. No copies a los grandes inversores, aprende de ellos. No eres “value” por el mero hecho de comprar una empresa de PER 9, ni “Growth” por comprar una empresa de PER 30. No eres “contrarian” por el mero hecho de comprar una acción que ha perdido un 70% de su capitalización (Astroc, por ejemplo) ni dejas de serlo por comprar una que ha multiplicado por 100 (Berkshire, por ejemplo).
Sigue tus propias ideas y tu propia forma de ver el mercado porque es la única que vas a entender y por tanto a seguir. Da igual lo que te diga la gente. Da igual lo que gane el vecino. Da igual lo que suba o baje la Bolsa. Lo que importa eres tú y tu objetivo de largo plazo.
15. Lee, lee y lee
Las finanzas dan para muchas vidas dedicadas a las lecturas. Si crees que sabes mucho, eres un novato. Cuanto más sabes, más te das cuenta de lo poco que sabes. Esta “carrera” es como subir una montaña. Llegas a lo que pensabas que era la cima sólo para descubrir que era un mero “descansillo” que da paso a otra pared. Sólo cuando eres consciente de tu ignorancia serás capaz de aprender.
16. La Bolsa son sólo negocios
Esto no es un juego, ni algo vibrante. Normalmente las cotizaciones de tus acciones (si has seguido los consejos que te he dado) no te van a hacer saltar de la silla, a menos que una subida del 0,08% en un día te parezca algo espectacular. Olvida esos tópicos que sólo harán que aumentes tu apetito por el riesgo.
A la Bolsa se viene a Rentabilizar, no a Sentir. El análisis de empresas es una labor dura y gris. La mayor parte de las veces te pasarás semanas analizando una empresa para que, al final, decidas no comprar. Y así una y otra vez. Siempre analizas lo mismo de la misma manera. Siempre igual. Gris, gris, gris. Pasarás temporadas de varios años sin operar, manteniendo tu cartera intacta. No sentirás ninguna emoción. Es más, si sientes emociones estás haciendo algo mal. Ve a la Bolsa como si fueras al trabajo. Sólo son negocios. Si una buena empresa está a buen precio, compras. Si no, no compras. Fin de la historia.
17. No busques la fórmula mágica
Es más común en los seguidores del Análisis Técnico, aunque también hay muchos casos entre los Fundamentalistas. No existe la fórmula que en poco tiempo y sin esfuerzo te haga rico. Así de sencillo: NO EXISTE. Y no te equivoques, el PER (o cualquier otro ratio fundamental o método de valoración) no es más fiable que el MACD o que el RSI por el mero hecho de ser un ratio fundamental. Muchos “fundamentalistas” resumen el 90% de su análisis en los ratios de una empresa. ¿Tiempo total empleado para el análisis? 20 minutos. Si le añades algunos ratios sobre el balance y la rentabilidad puedes llegar a 60 minutos. Eso es un atajo que no sirve para nada.
Lee los puntos 6, 7, 8, 9, 10, 12 y 14. Analizar una empresa te va a llevar mucho tiempo. Dependiendo de lo que ya conozcas el sector puede llevarte de una semana a un mes. Si analizas una empresa en una hora, a menos que sea un análisis previo de mínimos imprescindibles, no has analizado nada. Personalmente, en unos 30 minutos puedo decidir si una empresa me interesa o si no me interesa. A partir de ahí, voy pasando pequeños filtros hasta que, por ejemplo, 20 días después decido finalmente si la compro o si no la compro. Ya te he dicho que esto es un negocio, no un juego.
18. Desconfía de gurús, bloggers, periodistas y profesionales
Aquí nadie sabe nada. Ni Warren Buffett sabe si al comprar una empresa le va a salir bien o mal. Un analista que trabaje en Goldman Sachs no tiene más idea que tú sobre el futuro de una acción y, mucho menos, sobre su futuro inmediato. Da lo mismo que te hayas entrevistado con la directiva, que tengas un modelo de valoración completísimo o que le pongas una estimación de crecimiento del 7,83% en vez del 9,12%. Lo que intentamos es adivinar el futuro y eso, como todo el mundo sabe, sólo lo puede hacer Aramís.
Si tu análisis te dice “compra”, no dejes de comprar por mucho que hablen del peligro de la macro o porque a un analista le parezca la peor opción del sector. De la misma manera, no dejes de vender por mucha recomendación de compra que haya sobre el valor. Recuerda que nadie sabe nada o, lo que es lo mismo, aquí todos sabemos lo mismo que tú. ¡Hazlo todo a tu manera siempre!
19. Desconfía de las “oportunidades únicas”
Por definición, cuando alguien me propone una inversión con un retorno esperado superior al 10% anual digo NO de entrada. Lo más curioso es que cuando te proponen algo suele ser para ganar un 20% o un 25% anual “seguro”. En esos casos (la mayoría) no dudo ni un instante y cuelgo el teléfono (antes pregunto de qué inversión me está hablando para que en el futuro, cuando vea en la prensa que la compañía ha quebrado, acordarme y echar unas risas).
Si tu broker o tu banquero de inversión o el de la sucursal de tu banco o tu vecino del quinto te propone una “oportunidad única”, piensa qué tendrá esa oportunidad para que no se la quede enterita Emilio Botín. ¿Por qué se complica la vida Botín dirigiendo el Santander, si desde su propio banco me ofrecen invertir en huertos solares (es un ejemplo imaginario) que dan una rentabilidad del 25% anual?
20. Compra empresas, no acciones
Es la conclusión inevitable de todo este artículo. Actúa como un empresario que toma participaciones en empresas para obtener un objetivo de rentabilidad predeterminado. El empresario se guía por la rentabilidad y no huye despavorido ante el primer problema. Analiza la estrategia, la filosofía y el proyecto de la empresa. Hazlos tuyos y ya serás un auténtico empresario. Utiliza tus productos y “mima” tus empresas.
Piensa sólo a largo plazo y analiza cada acontecimiento (desde una subida del paro hasta la crisis subprime) no por su impacto en la cotización sino por su impacto en la rentabilidad a largo plazo de tu empresa. Te aseguro que cuando cumplas los 19 puntos anteriores, esto te saldrá solo.
21. HUMILDAD
Se me había olvidado poner uno de los puntos más importantes: la humildad. Menos mal que los amigos de Fresh Family Office están ahí para darnos un toque cuando es necesario. Para mí, la humildad en los mercados se manifiesta en dos planos: 1) un plano interno y 2) un plano externo. Vamos a explicarlos por separado brevemente.
En el plano interno, el más obvio, la humildad pasa por ser consciente de que por mucho que trabajes, por mucho que estudies y por mucho que te esfuerces, nada es seguro. Lo único que es seguro son tus resultados pasados pero, como muy bien nos advierten los propios fondos de inversión, "rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras". Por eso, hay que mantener siempre el riesgo al mínimo posible porque si, confiados, aumentamos el riesgo, lo más probable es que lo ganado en años se esfume en meses (o semanas). La alfa (obtención de un retorno anormalmente alto = superior a la media del mercado) suele venir más por la suerte que por la sapiencia. Recordar esto es fundamental y, sin embargo, solemos olvidarlo en el momento más inoportuno. Para recordarme lo importante que es la humildad, yo tengo dos pequeños trucos: 1) tengo siempre cerca del ordenador el último extracto de mi cuenta de futuros, con la que perdí un 50% en un mes (un mes antes, me creía el rey de las finanzas) y 2) leo siempre lo que escribí hace unos años cuando compré acciones de Orthodontics a $2: "esta acción me va a sacar de pobre" y después leo lo que escribí cuando las vendí a $0,80: "soy idiota y aun lo seré mucho más si esto me vuelve a pasar en el futuro".
En segundo lugar, la humildad en el plano externo se manifiesta en las estimaciones de las empresas en las que invertimos. Hay que leer la carta a los accionistas, la discusión de la directiva sobre los riesgos del negocio y sus estimaciones de crecimiento. Los directivos de empresas grandes tienden a endiosarse y creen que el tamaño de su empresa les protegerá por muy tonta que sea su estrategia. Esas empresas o, más bien, esas directivas son peligrosas y no nos interesas. Me gusta ver que las empresas hacen control de costes de forma permanente y que continuamente luchas por aumentar su eficiencia (no sólo durante las recesiones). Me gusta ver que DELL, aunque superó las estimaciones de los analistas admite que hay muchos errores y que todavía están haciendo las cosas mal. Me gusta ver empresas cuyo objetivo no es crecer sino crear valor. Me gustan las directivas que no hacen estimaciones de beneficios y que si las hacen, éstos son razonables. No me gustan los directivos que asumen las rentabilidades pasadas van a seguir en el futuro "porque sí".
En definitiva, la humildad consiste en ser conscientes de a quién nos enfrentamos nosotros como inversores (al mercado) y de a quién se enfrentan nuestras empresas (su competencia). Si no afrontamos estos puntos con humildad, tarde o temprano nos la vamos a pegar. Esto es de lo poco seguro que hay en la Bolsa.
Y si al llegar hasta aquí has visto que no eres capaz de seguir estos consejos, no lo dudes y deja tu dinero en manos de buenos profesionales (hay algunos, en serio) o mete tu dinero en activos sin riesgo. Vivirás mejor y perderás menos.
Artículo recopilado del blog "Toros, osos y borricos" de José María Díaz Vallejo.