Aptitud
La cuestión principal en cualquier faceta es ¿Se nace o se hace? Mi opinión es que en todas las actividades se necesitan tener ciertas aptitudes pero lo importante es la actitud ante los retos diarios de la vida, por aquello de que hace más el que quiere que el que puede, solo que las aptitudes son una buena base. En algunos casos son imprescindibles y en la mayoría de actividades solo es una ventaja adicional que van bien tener aunque no sean imprescindible.
El creador de Sherlock Holmes, Donan Coyle, en su libro Estudio Escarlata consideraba que el detective que había creado tenia algunas aptitudes especiales para realizar su trabajo y describía unas características del cerebro humano para llegar a la conclusión de que Holmes disponía de unas aptitudes adecuadas para esa labor; al menos Coyle lo definía así: “El cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter los muebles que uno prefiera. La gente necia amontona allí toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no resta espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles, o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos y mezclados con otros, que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien, el artesano hábil tiene mucho cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. Solo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor; pero de estas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un gran error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que estas pueden ensancharse de forma indefinida. Créame: llega un momento en que cada conocimiento nuevo segregado supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles".
También Isaiah Berlin describía que los humanos no somos iguales y su forma de pensar los dividía en dos formas: zorros y erizos basado en una antigua parábola Griega “El zorro sabe muchas cosas, pero el erizo conoce una cosa importante”. En su ensayo “el erizo y el zorro“, Isaiah Berlin dividió el mundo en dos grupos. La fábula cuenta que los zorros siguen muchos objetivos al mismo tiempo, ven el mundo en toda su complejidad, están siempre difusos, moviéndose en diferentes planos, y sin integrar sus ideas en una visión unificada. Los erizos, por el contrario, simplifican la complejidad del mundo en una sola idea que unifica y guía todo lo demás. El zorro sabe muchas cosas, el erizo sabe una sola gran cosa, esto es lo que dice el proverbio griego. Hablamos de algo más que de habilidades innatas, ya que poseer estas habilidades no significa ser el mejor. Por lo que deja claro que algunos humanos genéticamente están más predispuestos que otros en algunas tareas y precisamente los mercados financieros no quedan fuera de estas habilidades. No obstante, aunque la genética es muy importante no es decisiva y pasa como cuando alguien tiene un infarto que es muy traumático, quienes lo sobreviven logran abandonar algunos malos hábitos que antes del infarto parecían imposibles de cambiar, con este cambio de proceder damos paso a la actitud.
Hay personas que ven oportunidades donde otros ven riesgo; hay personas que cuestionan lo que otros consideran incuestionable; los que consideran que solamente han de comprar acciones de empresas de una gran capitalización no verán cuando pueden tener excelentes empresas de mediana capitalización con excelentes fundamentales. Los que solo creen en el largo plazo no ven los inconvenientes de los ciclos económicos, los que solo creen en el corto plazo no ven las ventajas del crecimiento de la buenas empresas. Los que solo ven el reparto del dividendo les pasa como a Esaú que vendió a Jacob su primogenitura por un plato de lentejas, ya que en el pago de los dividendos, la empresa se desprende de un gran capital que necesita para seguir ganando dinero y obtener una alta rentabilidad a través del interés compuesto. Esaú fue el primer gran ejemplo que conocemos de alguien que sacrifica el largo plazo por unos beneficios a corto plazo.
En Bolsa, muchas de las grandes fortunas pertenecen a la categoría de erizos como es el caso de Bill Gates de Microsoft, Warren Buffett o Amancio Ortega que son ejemplos de crecimiento en sectores concretos y su gran crecimiento viene de poca diversificación y un objetivo muy concreto; en cambio, el pequeño inversor debe de ser más bien zorro y utilizar la agilidad y la diversificación.
Actitud
Actitud es un estado mental que nos predispone a pensar y a reaccionar ante nuestro entorno. Con esto interpreto que nuestra base de lo que somos influye mucho pero no lo determina todo y la actitud que tengamos hace mejorar nuestra aptitud, por lo que el éxito debería venir del talento más la preparación. No hemos de quedarnos solo con los maestros que nos asigna la vida, también hemos de buscar los que nos interesan. Muchas veces al estar instalados en unas ideas que suelen coincidir con las que el entorno quiere que creamos, se han instalados en nosotros aunque vayan en contra de nuestra verdadera naturaleza y nos creamos una zona de comodidad de la que muchas veces se sale cuando no queda otro remedio; no cambiamos algunos aspectos porque al hacerle tendríamos que cuestionarnos cambiar otras cosas y podríamos acabar cuestionándonos a nosotros mismos. En muchas ocasiones no se hacen cambios porque necesitamos pertenecer a las ideas de un colectivo para sentirnos identificados. De esta forma en los mercados es difícil salir de los consensos como apuntaba Baltasar Gracián “antes loco con todos que cuerdo a solas”. La flexibilidad mental es la disposición a cambiar por las propias experiencias, nuevas ideas o puntos de vista; Keynes llegó a decir en una entrevista: Si las circunstancias cambian yo cambio ¿y usted?
En el mercado intervienen muchos agentes con muchos conocimientos, información y dinero para mover el mercado, por lo que nuestra actitud ha de ser activa y saber movernos en ese contexto; en el ámbito social se puede tener una actitud porque se crea en ella y puede ser perdedora o ganadora, no así en el mercado en al que la actitud ha de ser ganadora. Tener unas acciones de una empresa no le convierten a uno en empresario como tener un piano no le convierte en pianista. Por lo que las acciones no necesariamente han de ser una propiedad perenne, han de contemplarse como unas mercancías de la empresa que se han de vender en el nivel óptimo de rentabilidad, para unos puede ser semanas, meses y para otros varios años que puede ser la duración de un ciclo económico. Si el barco se hunde, se puede hundir el capitán con él, que es el que posee un porcentaje del capital elevado y gestiona la empresa, pero no el poseedor de una pequeña participación financiera.
Malcolm Gladwell defiende que hay más esfuerzo que genio en los que llegan arriba. En varios libros expone lo que llama la regla de las 10.000 horas. ". Según él, este es el número medio de horas de práctica en el que uno obtiene la experiencia en algo. Gladwell considera que varias circunstancias, como el efecto halo, hacen que un individuo sea predestinado para tener éxito y después necesita las 10.000 horas de dedicación, que es la disciplina de varios años de trabajo. Su conclusión es que el éxito se consigue con talento más preparación. A esta regla de las 10.000 horas, Daniel Goleman añade que por sí sola es una media verdad y considera que su aplicación debe de ir acompañada de un seguimiento porque si se está haciendo algo mal y no se corrige, se perpetúa en el error y no se añade experiencia; en los mercados esto suele ocurrir y es fácil verlo en situaciones como promediar a la baja o poner “corona” a un valor considerándolo el rey de forma perpetua.
Si esta regla es cierta, hay más talento de lo que parece, solo falta la constancia para la formación. Cometer errores, volver a intentarlo y fracasar cada vez mejor es el camino. Primero se requiere mucha formación y después mucha práctica, porque no se aprende a nadar leyendo tratados de natación, sino tirándose a la piscina; lo que es indiscutible, es la necesidad de formarnos antes de entrar al mercado y después mucha dedicación.
Lo importante en el mercado no es acertar o ganar en una operación determinada, sino tener lo suficientemente claro que nadie sabemos que pasará en el futuro y que solo podemos trabajar en base a escenarios a los que demos probabilidad de cumplimiento por lo que lo importante es no dejar de hacerse preguntas para poder conseguir respuestas coherentes; suponer lo que va a pasar como una meta, no es tan importante porque llegar a esa conclusión es haber llegado a la meta y este objetivo solo es estar en un punto en el que uno se ha cansado de pensar.
El genio es sólo un 1% de inspiración, el resto, el 99%, es sudor. Thomas Edison.