Remo, uno de los editores de Actibva, recabó mi opinión a propósito de un tema de candente actualidad. Y no, no es mi visión acerca de I love Escassi. Remo me sugería participar en un panel de expertos (generoso que es) acerca de la reforma de las pensiones públicas y su viabilidad. Concretamente la pregunta formulada desde Actibva era:
¿La ampliación de la edad de jubilación dará estabilidad a la Seguridad Social?¿Cómo se debe articular un sistema de pensiones para que no peligre su sostenibilidad a largo plazo?
La verdad es que me han hecho un favor diciéndome que con un par de párrafos valía. Así he limitado mis meteduras de pata. Mi contestación fue la siguiente:
No creo que baste con dichas medidas. Más que una solución para dar estabilidad a un sistema me parece la constatación de un fracaso, del ocaso del sistema de reparto, así como de su financiación a través de las cotizaciones sociales. Dicho sistema y su modelo de financiación se dan de tortas contra la demografía, la competitividad e incluso los derechos fundamentales, aunque parezca fuerte decirlo.
¿Lo deseable y además posible? Prescindiendo de mis deseos más radicales, apostaría por un sistema de capitalización individual, obligatorio, gestionado por el sector publico y/o privado. Para aquellos que no puedan llegar a él,una pensión mínima no contributiva, y financiada a través de impuestos indirectos, preferentemente IVA.
El resto de las intervenciones, de gente con mucho más peso intelectual y blogosférico que un servidor, las podéis leer en esta entrada. Dan que pensar. Y, entre nosotros, este muerto huele.
Para aquellos que no conozcan en que se basan mis sensaciones, les recomiendo la lectura de la primera y segunda parte de esta fábula, algunas entradas sobre los planes de pensiones, así como un miniesbozo acerca de la financiación alternativa del sistema de pensiones.