Cuando se publicó la vigente Ley del Sector Eléctrico, la Ley 54/1997, los legisladores creían genuinamente en que se podría producir la transición de un sistema público, intervenido y con precios regulados a un sistema donde primara el mercado libre, la competencia entre empresas y la protección del consumidor frente a los grandes intereses. Creo que estaban convecidos de ello en parte porque la liberalización del sector eléctrico estaba impuesta por Bruselas (a pesar de que algunos países, entre ellos Francia, se han pasado el mandato comunitario de liberalización por el arco del triunfo). Se pensaba que de esta forma los precios tirarían a la baja como efectivamente ha ocurrido en otros mercados, como el de las telecomunicaciones.
Y es que la prueba de que las telecomunicaciones están liberalizadas es que hoy día usted dispone de un elenco de decenas de empresas comercializadoras prductos de telecomunicación que le proveen de internet, tarifa móvil, tarifa de datos, teléfono fijo y nuevas terminales a precios y calidades de todo tipo. Seguro que sea cual sea su nivel de renta usted tiene donde elegir y encontrará una tarifa que se adapte a su gasto y exigencias y encontrará diferencias apreciables de precio entre uno y otro operador. De hecho, existe una guerra permanente entre las empresas de telecomunicaciones que comercializan los servicios, incluída la propia antigua compañía que ejercía el monopolio nacional, Telefónica de España. Y eso es muy beneficioso para el consumidor, indica que por fin nos encontramos ante un mercado maduro en el que la libre competencia ha triunfado y se trata de un sistema eficiente aunque tenga que cargar con gastos fijos como la red de telecomunicaciones nacional.
Pues bien, aunque ambos mercados, el eléctrico y el de telecomunicación, se empezaron a liberalizar más o menos a la par, el resultado de ambas iniciativas ha sido bien distinto después de 16 años. Le reto a que busque entre las comercializadoras de electricidad o gas que operan en su ciudad diferencias apreciables de precio entre uno y otro. El comparador de la CNE le será muy útil para ello.
A continuación les dejo el resultado de la búsqueda realizada para un consumidor de electricidad con 3,3 kW contratados y 4.000 kWh de consumo anual, lo correspondiente a un piso pequeño.
Como pueden ver al principio del cuadro, se destaca la tarifa TUR como referencia. Para entendernos, la tarifa TUR está diseñada para aquellos clientes que no desean acudir o no saben que pueden acudir a mercado. Es la antigua "tarifa oficial" de la luz. El precio de la TUR se obtiene a través de un complicado mecanismo que implica una subasta trimestal denominada subasta CESUR. Esta subasta, de reglas digamos por ser muy suaves, poco transparentes, donde concurren especialistas en energía de la talla de Goldman Sachs y Credit Agricole es en parte responsable de que el precio de la TUR cambie cada trimestre.
Pues bien, la TUR es una modalidad de tarifa a la que puede acceder prácticamente cada hijo de vecino cuyo contrato no supere, por ahora, pues el gobierno piensa cambiarlo en breve, la potencia de 10 kW. Así que cualquier mejora de precio debería ser tomando la TUR como referencia.
El cuadro lo dice todo. El coste de consumir 4.000 kWh al año con una potencia contratada de 3.3 kW impuestos incluídos es de 832,51€/año. La mejor (y única) oferta posible nos lo deja en 815,34€/ el primer año. Es decir, la diferencia entre la mejor tarifa disponible y la tarifa TUR es de sólo un 2,06%. Y, paradojas de la vida, encima la tarifa más barata posible es "verde", es decir, garantiza una adquisición por parte de la comercializadora de electricidad 100% renovable y la realiza una compañía extranjera, nuestros vecinos portugueses de EdP que adquirieron en su día Hidrocantábrico.
A la vista de estos datos díganme si existe competencia en el mercado eléctrico español. Les adelanto que para el gas y ofertas combinadas luz+gas ocurre lo mismo, hagan la prueba en el comparador de tarifas de la CNE.
La verdad es que el resultado no me extraña en absoluto. Las cinco grandes empresas eléctricas controlan el 90% de la distribución de electricidad (mercado regulado, no libre, y en regimen de monopolio zonal privado) y el 85% de la generación (mercado libre por completo). Me habría sorprendido, a la vista de la estructura del sistema eléctrico que les pinto, ver un resultado más favorable para el consumidor.