En los últimos días se han encontrado varias noticias que podría animar de forma sustancial el mercado de los derechos de emisión de CO2.
Este mercado es una herramienta administrativa concebida como un mecanismo de mercado para la compra y venta del derecho a emitir una tonelada de CO2. El régimen de comercio de emisiones es algo complejo y en Europa depende de la asignación de cada Estado Miembro, pero baste saber que toda Gran Instalación de Combustión, tales como centrales de carbón, fuel, gas o plantas térmicas que quemen combustibles fósiles, deben tener tantos derechos de emisión como toneladas de CO2 generen. El objetivo era llevar a la gran industria contaminante a plantearse un cambio tecnológico hacia una economía verde y eficiente. Por ahora el transporte, principal sector consumidor de energía fósil en España, está exento de esta obligación.
Este mercado se enfrentó a un diseño inadecuado desde el principio, un periodo de rodaje y para colmo una gran crisis económica que ha deprimido el consumo de electricidad y gran parte de la industria, dejando fuera de juego a muchas centrales e instalaciones de combustión que supuestamente iban a quemar millones de toneladas de CO2. Como consecuencia el precio de los derechos se ha deprimido. Hacia 2008 se encontraba sobre los 15 €/t y ahora ronda los 4,2. Como los derechos son creados de la nada, se piensa que hay un exceso de ellos. Por ello la Unión Europea decidirá mañana si interviene en el mercado para animar el precio de los derechos y así devolverle el protagonismo que se supone debe tener. Se planea retirar 900 millones de derechos, equivalentes a 900.000 millones de toneladas de CO2, lo que es mucho.
Si la votación es favorable, y los grandes países más contaminantes de la Unión como Alemania, Gran Bretaña y Francia están a favor, así como destacados actores y empresas de la industria eléctrica, el precio de los derechos tenderá a revalorizarse con el tiempo. Otra noticia que creo mantendrá la senda alcista de la cotización de los derechos que mantiene desde abril es el Plan de Lucha contra las Emisiones de Obama, el cual se servirá del mercado de emisiones en el país capitalista por excelencia.
Pero lo que me da más confianza sobre que el precio se animará es que España votará en contra. Llevamos cuatro años haciendo justo lo contrario que el resto del mundo en materia energética y medioambiental. Ahí es nada.