Cuando alguien quiere convencer utiliza argumentos, cuanto lo único que le interesa es vencer utiliza consignas o slogans. Esta frase sobre la amortización se ha convertido en una consigna en la que, si el que la utiliza o el que la escucha no es consciente de su significado y no tiene en cuenta tanto lo que dice la frase, como lo que no dice sobre lo que se pretende transmitir, puede dar lugar a situaciones erróneas y muy peligrosas.
He leído muchos comentarios y he visto incluso presentaciones interesadas de proyectos de inversión en las que se utiliza la frase, para hacer pensar al oyente que la amortización es algo irrelevante e irreal, algo así como un apunte sin sentido que un buen día un contable aburrido se le ocurrió apuntar en la contabilidad, así sin más. En consecuencia se concluye en que no hay que considerar la amortización cuando estudiamos una inversión, porque no supone salida de dinero.
Esto es una verdad a medias, los importes que se amortizan en cada período y por lo tanto se incorporan al resultado del período restando, no suponen salida de dinero, pero no cabe duda de que los bienes que estamos amortizando se tienen que pagar y eso supone una salida de dinero, que se producirá antes, después o al mismo tiempo que se amortiza, pero realmente se pagan y suponen salida de dinero real. No considerar la amortización o un importe equivalente en un estudio de un proyecto de inversión es un error y puede ser muy peligroso.
Hace algún tiempo publiqué un post sobre un proyecto de inversión real; aunque no era específico sobre amortización se tocaba el tema de forma significativa. Se trataba de invertir en una instalación y en la presentación se entregó un estudio sobre la rentabilidad de la misma en la que no incluían como coste del proyecto la amortización, porque “no supone salida de dinero”. La rentabilidad teórica a obtener, en las condiciones que se presentó el proyecto podía considerarse aceptable, pero si se incluía la amortización nadie hubiera invertido, pues la rentabilidad hubiera sido nula o más bien negativa. El inversor recibía los rendimientos, pero la instalación en la que estaba invertido el capital aportado se iba deteriorando con el tiempo y, como el coste de reposición no estaba considerado en el rendimiento al no considerar la amortización, al final de la vida de la inversión teníamos una instalación-chatarra que representaba el capital aportado. Se cobraban los rendimientos pero el principal que debíamos recuperar además del rendimiento, estaba materializado en la instalación y la instalación en el momento de recuperarlo (o muy probablemente antes) estaría convertida en pura chatarra.
Cuando se estudia una empresa o un proyecto de inversión mediante el Descuento de Flujos de Caja, se considera el EDIBTA, por lo que al resultado se le quitan los impuestos, los costes financieros y también se le quita la amortización; eso es así, y lo es porque realmente la amortización no supone salida de dinero en ese momento pues, la amortización no se materializa al mismo tiempo que los flujos de caja, pero en cambio, en los cálculos sí se incluye el CAPEX y ¿Qué es el CAPEX? Ni más ni menos que lo que pagamos en el año por lo bienes que a partir de entonces serán amortizados. Por lo tanto, en el método de DCF no consideramos la inversión en inmovilizado cuando se amortiza, pero sí cuando se paga y al final de la vida de un proyecto o de una empresa, toda la inversión en inmovilizado se paga y se amortiza exactamente por el mismo importe.
El importe que pagamos por los bienes de capital que adquirimos en el año, no difieren en absoluto con el importe que posteriormente amortizaremos, únicamente difieren en el momento en que los consideramos para obtener los resultados o los flujos que queremos obtener. No es una cuestión de diferencias en los importes a considerar, sino de diferencias en el momento en que se consideran y, efectivamente, para el cálculo de flujos lo suyo es hacerlo con el CAPEX en vez de hacerlo con la amortización, porque aunque ambos coinciden en el importe, como se reparten de manera distinta en el tiempo se imputan en distintos años y al aplicar la tasa de descuento, el resultado final depende de los años concretos desde los que se traen los importes al presente; pero eso no implica que la amortización sea un simple apunte irrelevante. Para conocer una empresa hay que estudiarla desde el punto de vista económico y desde el punto de vista financiero; hace años se miraba más (o casi exclusivamente) el punto de vista económico (una empresa es buena si obtiene beneficios), ahora parece que lo único importante es el punto de vista financiero (una empresa es buena si genera dinero). Los dos puntos de vista son importantes para analizarla y conocerla; verla solo desde el punto de vista financiero es muy peligroso porque una empresa con pérdidas puede seguir viva si genera dinero, pero ese flujo de efectivo se cortará en algún momento,precisamene por las pérdidas y la empresa morirá. La amortización es fundamental para ver la empresa desde el punto de vista económico.
Por otra parte, yo me pregunto ¿por qué no se le da el mismo tratamiento a los costes de personal? En el DCF se proyectan los costes de personal como si fueran pagos reales en el período y no es así. Lo que refleja la Cuenta de Explotación como gastos de personal y que se acepta sin más como flujo, incluye: El pago al personal que se produce en el mes, el pago a la seguridad social que se produce el mes n+1, las retenciones por IRPF que se pagan cada tres meses, la parte proporcional de pagas extras que se producen varios meses después de la imputación, las provisiones para despidos que algunas empresas incluyen en el gasto de cada mes y que se pagan probablemente al cabo de años, las dotaciones para planes de jubilación que se pagarán conforme se produzcan las jubilaciones, algunas provisiones para compensar posibles bajas que se pagan cuando se pagan, etc… y sin embargo se consideran pagos de contado. Muchos de ellos son desfases entre meses que como los cálculos se hacen por años, quedan absorbidos, pero a fin de año, quedan importes pendientes de pago vivos tanto para el año siguiente, como para varios años después. Entonces, si consideramos la amortización “solo un apunte contable” porque “no supone salida de dinero” en el mismo momento, ¿por qué no consideramos los gastos de personal “solo un apunte contable”?
Hay diferencias entre lo que se paga por los bienes de capital y lo que se amortiza en cada período; en muchas empresas es una cantidad similar y en otras difiere bastante, en cualquier caso es un factor a tener en cuenta (al menos yo lo tengo en cuenta) a la hora de analizar una empresa, pues esas diferencias nos dan información para calcular resultados futuros, para saber lo buena que es una empresa, incluso para saber que piensan los gestores de la misma, veamos algunos ejemplos con algunas empresas industriales:
Mucho juego da la lectura de los cuadros y no voy a entrar en ellos, en este post se trata de ver que la amortización no es “un simple apunte contable”. La inversión en inmovilizado esta en negativo porque supone un pago (salida de dinero) y la amortización está en positivo porque previamente se descontó del resultado y en realidad no salió ese dinero de la caja. Estos cuadros son parte del Estado de Flujos de las correspondientes empresas y nos describen el camino que va desde el resultado hasta la caja (por supuesto, ese camino lo describe el cuadro entero, aquí solo figuran las dos líneas que nos interesan para el post). En los cuadros vemos como los flujos que suponen una salida de dinero por inversión en inmovilizado, influyen más tarde, haciendo variar la amortización en el mismo sentido, si aumenta el Capex, luego aumentará la amortización y eso supondrá una variación en los costes que se traducirá en variación de resultados futuros. Estos cuadros proporcionan información complementaria al análisis en muchos sentidos, si vemos la relación entre ambas magnitudes podemos estimar el optimismo o pesimismo de la dirección de cara al futuro en función de las inversiones que están haciendo ahora, también la dependencia o necesidad de nuevas inversiones que tiene la empresa para continuar en el negocio, etc..
La amortización es un coste muy real y no supone un mero apunte contable que, si bien no supone salida de dinero en el mismo momento en que se amortiza, todo el inmovilizado que se adquiere, se paga (influyendo en los flujos) y se amortiza (influyendo en el resultado). Es fundamental para ver la empresa desde el punto de vista económico porque en realidad funciona como una periodificación que reparte el importe total que pagamos por las inversiones en inmovilizado, entre los años de vida de estos bienes, según son consumidos por el proceso productivo; nos permite enfrentar a los ingresos de un periodo, (sea anual o trimestral o el que sea) los costes correspondientes a la producción o servicio de ese mismo período.
En caso de no utilizar la amortización y sí el pago, una inversión realizada por la empresa para producir durante varios años, sería imputada a resultados según el ritmo en que se pague y no al ritmo en que es consumido por el proceso productivo. El no utilizar la amortización daría lugar a que se penalizaran los resultados de un año en el que se pague más de lo normal por los bienes de capital, en beneficio del resto de años, solo por el hecho de haber pagado más ese año; enfrentaríamos unas veces a las ventas de un año los costes de varios años penalizando de manera errónea los resultados de ese año; otras veces no enfrentaríamos a las ventas del año ningún coste proveniente de los bienes de capital utilizados ese mismo año en el proceso productivo. Eso, desde el punto de vista económico es un error y desde el punto de vista del análisis es un peligroso autoengaño.
En el caso de que simplemente no se utilizara la amortización y no se incluyeran los costes de la inversión en capital, los resultados sencillamente estarían hinchados y serían falsos al no considerar los costes correspondientes a las inversiones en inmovilizado.
Una empresa se analiza para obtener conocimiento sobre la misma, sin la amortización ese conocimiento sería erróneo y provocaría conclusiones falsas al manejar información errónea sobre los costes de la empresa y en consecuencia sobre los resultados.
En lo sucesivo iremos viendo algunas frases de este estilo que, sin ser totalmente falsas, la gente las utiliza como consignas, y pueden provocar errores graves, cuando son utilizadas sin ser conscientes de lo que significan y de lo que no significan, como por ejemplo la frase “el beneficio es solo una opinión”.
Saludos