Hay cierto discurso en torno construido con el objetivo de que la opinión pública se sienta culpable de todo lo que obtiene del estado. El resumen es la recurrente frase de que “Hay que acostumbrarse a que papa estado no nos saque las castañas del fuego” o similares. En este sentido, y dado que todo el mundo mete las palabras sacrificios y austeridad en todos los discursos que se puedan, en definitiva se está intentando casi criminalizar a todo aquel que defienda una sanidad, educación o justicia gratuita.
El problema es que todo aquel que rechaza el copago, no está necesariamente contra el copago, sino contra el repago, ya que se olvida que los impuestos se pagan por una razón y por tanto, son los impuestos los que pagan determinados servicios. Pues en este caso estamos ante el mismo caso. Cuando oigo según que discursos, parece que debería sentirme culpable por esperar algo del estado, (ya sea sanidad, ya sea carreteras…); pero es que luego me acuerdo de algún pequeño detalle.
Y no es una tontería; cuando pago algo, (lo que sea), siempre espero algo a cambio. Y en esto me pueden llamar de todo, pero cuando pago en el supermercado, espero viandas; de la misma forma, que en el supermercado cuando me dan viandas, esperan euros a cambio. Pues resulta que tras las cuentas del año, me he encontrado con la sorpresa de que el mayor gasto que he tenido yo ha sido precisamente “impuestos”; y esto que tan solo he contado el I.R.P.F. Es decir; yo no he tenido ni un solo gasto que superase en términos anuales el importe que he destinado a pagar I.R.P.F. Por supuesto, si a este concepto le sumo los pagos en IVA, impuesto sobre hidrocarburos…., y una buena lista de ellos, el coste se dispara.
En definitiva, yo pago una pasta al cabo del año; y supongo que no seré el único. Y como en todo lo que pago, espero algo a cambio. ¿tanta locura es?. A fin y a cuentas es lo que espera todo el mundo (normal), de todo el mundo. ¿o es que los bancos cuando pagan un euro, no esperan nada a cambio?.
El caso es que después de hacer las cuentas de lo que me he gastado en este concepto, me pongo a escuchar opiniones, y resulta que en todos los foros se me pide que cada cual tiene que pagar los servicios que recibe. Por supuesto me parece muy bien que todos tengamos que pagar los servicios que recibe, e incluso me parece muy bien que todos tengamos que pagar los servicios que podemos llegar a tener. De esta forma, me parece normal pagar por tener una sanidad pública que hoy, (afortunadamente) no necesito, pero que en algún momento pueda necesitar. También me parece normal pagar por unas infraestructuras que no use, (por ejemplo una autovía en Cádiz), porque cuando hablamos de convivencia y de un fondo común, algunas veces salimos beneficiados y en otras ocasiones perdemos.
Tengo que reconocer que determinar qué es lo que se obtiene por el estado y lo que se paga, lleva una carga ideológica y existe efectivamente discusión tanto en una cosa coma en la otra. O mejor dicho, existe discusión en los grados. Algunas personas defienden que la educación ha de ser cubierta por el estado; otras no. Sin embargo las primeras dicen que los impuestos, (la factura a pagar) será menor, y los segundos dictan que hay que pagar más impuestos. En mi opinión, los equilibrios están en el término medio, tratando de encontrar caso a caso lo que debe realizar el estado.
Pero lo que no es capaz de entender absolutamente nadie, ni puede defender absolutamente nadie con un mínimo de rigor, es la situación actual, que no es otra que la curiosa situación que nos encontramos ahora.
Por un lado las recriminaciones de que “esperamos demasiado del estado”, vienen de sectores que no salen de los despachos, que sobreviven gracias al estado, que asumen como normal que salvemos a bancos y grandes empresas, como sea, con lo que sea y cargándose todas las reglas y el sentido común de una forma escandalosa. Pero por otro lado, resulta que los que estamos de este lado de esta ecuación tenemos que seguir echando cuentas de una forma curiosa; Para el año que viene estoy seguro que el coste que me va a tocar será mucho mayor. Pero sin embargo, resulta que además tendré que pagar absolutamente por todos los servicios públicos el coste de tales servicios. En este sentido, estamos ante una situación en la que directamente tengo que pagar dos o más veces por el mismo servicio. Y digo dos o más servicios, porque a medida que se introducen variables, el pasado y el futuro, la realidad es que la cosa se complica, (como en la famosa idea de pagar por las carreteras…¡otra vez!, lanzada por la DGT, o por Blanco cuando era ministro de Fomento y de lo que se vuelve a hablar, a instancias de las grandes empresas constructoras).
No es normal que pague más impuestos para pagar los servicios públicos y luego tenga que pagar todos los servicios públicos, porque resulta que los impuestos se han ido a pagar sucesivos pelotazos; y menos normal aún es que además tenga que pagar un precio mayor a los servicios públicos, sin tenerlos para de esta forma generar negocios en un sistema de gestión privada.
En este caso ya no hay discusión posible, y aunque sea en realidad lo que está haciendo tanto la derecha como la izquierda, resulta que lo que está ocurriendo no está en ninguno de los parámetros ideológicos, ya que en definitiva los planteamientos actuales vienen a ser algo así como que nos planteen pagar más por el adsl, y luego que no tengamos adsl y tengamos que buscar algún sitio donde comprarlo para pagarlo al precio definido como real por quien quiere volver a cobrarlo.
Y esto normalmente lo considero una estafa. Por ahora, yo no me siento culpable de ser estafado, (¡todo se andará!). En mi caso particular, tan sólo me siento idiota, impotente y un poco cabreado porque en castellano castizo, me siento “cornudo y apaleado” teniendo además que decir que “llueve cuando me mean”.