Hoy me ha tocado ir a pasar la ITV al coche. La sensación es un poco curiosa. Por un lado me encuentro con una imposición legal y lo que parece ser un servicio público. El contraste con el taller al que fui ayer a hacer la revisión que le tocaba al coche, (no me digan que no es un absurdo tener que llevar dos días seguidos el coche al taller, lo que me pasa cada vez que paso ITV por aquello de las revisiones anuales de mantenimiento que coinciden ahora cada dos años con las de la ITV), es más que evidente. De hecho me di cuenta perfectamente que estaba en una administración. En la ITV todo eran ordenes, y todo eran retrasos y absolutamente nadie se digno en pedir disculpas por los retrasos. Sin embargo ayer en el taller al que llevo el coche el dueño es un chico que se mata a explicarme todo y que casi me ofrece un sacrificio por retrasarse diez minutos en la entrega del coche, (cuando aún por encima yo lo había llevado tarde).
La otra diferencia que he visto es el precio. En la ITV me han cobrado 44,95 € por doce minutos de reloj de trabajo de un operario, lo cual da unos 200 € euros de facturación de precio por hora trabajada. En el taller el coche se ha tirado allí tres horas, (ignoro cuanto fue el trabajo efectivo, porque de hecho no tuve que hacer de apoyo para la revisión, como si fue en la ITV), pero cambiaron filtros, correas, aceite y estas cosas, (que algo suman) y la factura ascendió en total a 146 €. Las diferencias son evidentes, y espero que nadie me saque a colación lo de que en el precio por hora trabajada van los costes de las naves, la estructura, la electricidad y demás, porque juro por mi honor que el taller de la revisión no estaba en un descampado. Y ya que estamos estoy completamente seguro que las necesidades técnicas de un taller son mucho mayores, (tanto en conocimientos del personal como en requerimientos), por la sencilla razón de que mientras uno revisa unas cuantas cosas haciendo exactamente lo mismo para todo tipo de coches, (me he fiJosé Antonio Orozcodo que íbamos en cadena y el de adelante hizo exactamente lo mismo), en el taller tienen que diagnosticar las averías y luego repararlas con los conocimientos y medios necesarios.
A estas alturas está claro que ayer fui al taller porque me interesaba y hoy fui al taller porque estaba obligado por el gobierno, con la peculiaridad de que no he encontrado funcionarios, sino que me he encontrado con una empresa privada, que por cierto me acaba cobrando una parte en función de tasas. Este servicio público no preocupa al gobierno porque no genera déficit, pero lo que está claro es que a España si que le afecta, ya que todos y cada uno de los vehículos pasan unas cuantas veces por esta situación pagando religiosamente lo que nos pidan.
Pero ¿a donde va este dinero?. Pues una pista la podemos encontrar en una conversación entre José Antonio Orozco y Pepe Blanco que salió a relucir en la operación campeón, cuando hablaban de un tal Amador de Castro:
“JOSÉ BLANCO: ¿Pero quién me dices que me quiere contar una cosa? Amador, ¿y quién es Amador)
JOSÉ ANTONIO OROZCO: Amador de Castro es un empresario gallego de rancio abolengo que fue socio con la Caixa de Barcelona
JOSÉ BLANCO: Sí.
JOSÉ ANTONIO OROZCO: … y con la gente de Acplus, que era una participada de la Caixa, con todas las ITVs tanto de Galicia como en Cataluña, y la madre que lo parió.
JOSÉ BLANCO: Sí, sí.
JOSÉ ANTONIO OROZCO: Eso todo se lo vendieron después a la Acplus esta, y la Acplus se lo vendieron al fondo de capital riesgo... eh... inglés.
JOSÉ ANTONIO OROZCO: ¿Vale?, y entonces este tío se ha metido aquí (en Lugo) en tinglados, tiene una empresa de obra pública, tiene un tema de laboratorios de análisis de aguas y de no sé qué hostias más, o sea... bueno, tiene varias cosa”.
En definitiva, el hecho de que estemos pagando un importe variable, (depende de vehículo, antigüedad…) pero que en todo caso es muy elevado sólo se explica porque resulta que aquí tiene que ganar (legalmente) el Amador de Castro, la Caixa y en definitiva los del fondo británico, y para esto salen todas las normativas, unas tarifas que ya quisiese cualquier taller y la colaboración de las autoridades, que se traduce en las campañas para verificar el hecho de que todo el mundo haya pasado la ITV, (ojo que no hay campañas para saber si los coches circulan en buen estado o no), o incluso de que en la carta que te dan los de la ITV te avisan de que si tienes incidencias y no pasas en un mes tendrás que pagar otra vez, y si no lo haces en dos meses, solicitan la baja del vehículo en la DGT, (entidad que últimamente está muy ocupada tramitando las multas que pone otra empresa privada como Abertis a cuenta de lo del “no pago”).
Esto legalmente, porque luego tenemos las detenciones de altos cargos en Cataluña relacionadas con la trama de la ITV e ideas como en Galicia, donde los mismos empresarios y políticos que están imputados en la operación campeón planeaban un sistema de ITV para bateas, (para los de fuera, las estructuras para el mejillón que encontramos en las rias gallegas), lo que básicamente no es otra cosa que detraer con todo el morro un dinero de la sociedad para beneficio propio en medio de toda suerte de manipulaciones y justificaciones, (alguna más surrealista que otro). Vamos, lo que viene a ser un robo de toda la vida, acompañado de sobornos y un nivel cutre que realmente asusta.
En este sentido es sencillo entender que la posición de un liberal natural será aquella de que: El coche, (o la batea), que se lo arregle cada uno, y que se paguen los perjuicios de llevarlo en un incorrecto estado. Por el otro lado, tenemos a los que opinan que el estado debe vigilar los estados de los coches, pero en este caso han de ser los estados y no convertir esto en una excusa para esquilmar. Lo que nadie defiende en serio y fuera de lobby (o tropa de turno, que es un nombre más apropiado para los casos españoles), es la situación actual.
En todo caso, y como idea no situada en el extremo de eliminar los controles de la situación de los vehículos, se puede plantear el sistema de control, mediante el sistema actual en el que unos personajes, la caixa y los fondos británicos se forran a cuenta de que tengamos que pagar por una revisión en la que ni tan siquiera comprueban la presión de los neumáticos, ni el estado de las pastillas de freno… ¿Qué tal un sistema mediante el cual los mecánicos certifiquen que el coche está bien y realicen informes periódicos que han de ir en el coche para comprobaciones. Nos ahorraremos una revisión y es probable que la competencia entre talleres llevaría a que incluso no se llegase a cobrar a cambio de llevar el mantenimiento o similares. Desde luego los talleres se llevarían parte de lo que se lleva la ITV y nosotros dejamos de gastar absurdo.
Y evidentemente, tal y como tenemos a estos, tenemos a otros cuantos más que como parece que no son gobierno no suponen un problema, pero sin embargo, yo tengo la impresión de que la ITV es un complemento que tengo al impuesto de circulación, o dicho de otra forma, otro impuesto para que otros se forren a mi cuenta.