En la justificación para la imposición de las tasas de la justicia, nos encontramos con el argumento recurrente de que en España existe una litigiosidad mucho más elevada que la que se encuentra en la unión europea. El argumento es muy simple. Si existen más juicios que en el resto de los países, la conclusión a la que llega el gobierno, (y algún colectivo más que está muy callado) es que a los españoles nos gusta pleitear más que en el resto de la unión europea y como además se hace sin razón, pues hay que eliminar estas ganas, imponiendo estas tasas.
Sin embargo, ¿tiene sentido el trasladar este argumento o estamos ante otro grave caso de tortura de un dato en aras a un determinado fin?. Las primeras grietas en un argumentario en el que lo único que nos encontramos es que tenemos más causas judiciales por habitante que el resto de Europa, lo encontramos en una afirmación que nos vienen repitiendo estos días: “tan sólo el 28% de las causas se verán afectadas por la subida de tasas”.
Por tanto, la inmensa mayoría de las situaciones no se verá afectada, lo que nos lleva a que la inmensa mayoría del número que se usan están encuadrados o bien en el ámbito penal o bien el ámbito social, (y se incluye esta casuística asumiendo que estos casos no están incluidos a pesar de que los recursos sí que lo estarían).
La siguiente grieta nos la encontramos con todas las encuestas sociológicas que tenemos incluyen la justicia como un problema por cara, lenta e inefectiva. ¿Cómo es posible que se defienda que tenemos un problema de abuso de un sistema que consideramos un problema?. Pues esto es sencillo; ¿no será porque no queda otra solución, ante multitud de situaciones generadas?.
El número de litigios en un país determinado es imposible que dependa de las “ganas” de litigar, o de los intereses derivados de litigar en un entorno en el que nadie cree en este sistema. De hecho es mucho más normal que se relacione con las situaciones en las que no queda ninguna otra opción adicional.
¿Dónde va a haber más juicios por despidos?. ¿no será más lógico que exista cierta correlación con el número de despidos?. Pues si nos encontramos en el país donde más despidos existen, será absolutamente normal que nos encontremos en el sitio donde más juicios por este motivo existen, sobre todo teniendo en cuenta que no existe ningún otro método efectivo para solucionar estos problemas fuera de los juzgados.
¿Dónde va a haber más juicios por prácticas dudosas de banca o empresas?. Más allá de los casos que están estallando por todos lados, (preferentes, swaps,….), que cuentan a los afectados por miles, tenemos miles de pequeños ejemplos todos los días en múltiples ámbitos. A medida que los abusos son mayores, el número de casos que acaban en los juzgados se multiplican; En este sentido nos encontramos con una situación en la que todos los días nos encontramos con múltiples mensajes en foros de ciudadanos pidiendo información sobre que hacer ante tamaña situación. ¿Qué es lo que se les dice normalmente?. Pues que lo práctico es rendirse.
Se está expandiendo como la espuma el caso del recurso de la multa de 100 euros, que costará 200 euros. Pero sin embargo, lo que no parece preocupar absolutamente a nadie es que la inmensa mayoría de las multas no llegan a juicio, a pesar de que la tramitación de la DGT es un autentico desastre, (da igual lo que se alegue ya que siempre nos encontraremos con la frase: “las alegaciones no desvirtúan los hechos denunciados”). En consecuencia, será normal que nos encontremos más litigios que en cualquier país medio serio, porque estamos en un sitio en el que existe un gran afán recaudador, acompañado de un entorno en el que se entiende el procedimiento administrativo como una apisonadora en lugar de cómo un conjunto de normas de cara a llegar al fondo de determinadas acciones.
Para medir la litigiosidad, o la tendencia de los ciudadanos de un país, hay que mirar no sólo el número de casos en función de la población, sino el porcentaje de desacuerdos que acaban en los tribunales, frente a las otras opciones disponibles. Y la nula defensa de consumidores, administrados y trabajadores, han provocado desde hace tiempo que por un lado nos encontremos con una situación de impunidad, (todas las dudas del “¿Qué hago?”, acompañadas del “muy poco puedes hacer”), que a su vez provoca la multiplicación de abusos y trampas.
Esta multiplicación de casos y la inexistencia de ninguna alternativa efectiva a los tribunales, hacen que el número de casos sea mayor que en el resto de Europa. Esto significaría que el colapso de la justicia no es otra cosa más que una consecuencia de la situación generada, en lugar de causa.
Y esto explica porque tenemos más casos en la justicia que en el resto de países, y a su vez sería coherente con un entorno en el que existe una infinidad de casos que no acaban en los tribunales porque no contesta y porque los ciudadanos no confían en la justicia.