Al final me va a tocar otro post de McCoy, que creo que esta vez se ha alejado peligrosamente de la realidad, (y ya me fastidia). Dicho columnista, (y responsable de un medio de comunicación económico, lo que le confiere, para bien y para mal, una responsabilidad y un poder adicional), acaba la semana con un post en el que trata de explicar la dureza con el moroso hipotecario en Irlanda; O eso parece cuando leemos el título: “Ni media broma; así tratan en Irlanda al moroso hipotecario”
En este post, trata de explicarnos, basándose en informaciones del financial times, las novedades en la ley de insolvencias aprobada en Irlanda, explicándonos parte de los contenidos, justificando “la dureza” de las medidas para luego acabar concluyendo que “No creo que la medida sea replicable a España pero, por si acaso, tomen nota de cómo está el patio. Bromitas, las justas.”
No voy a entrar en si las medidas son duras o no; ni tan siquiera si son excesivamente duras o no; voy a entrar en las conclusiones que saco después de leer este artículo, que son las que sacaría, (entiendo), el conjunto de las personas normales, y sobre todo aquellas personas que no conozcan el sistema hipotecario y en general el contexto español. O sea, después de leer el artículo, nos queda claro que en Irlanda se trata con extrema dureza a los morosos inmobiliarios y que en todo caso parece que en España no llegaremos a estos niveles. Y esto se aleja peligrosamente de la realidad, ya sólo ateniéndonos a lo expuesto en el artículo; propongo una comparación.
Comienza McCoy explicando que cuando una persona acude a solicitar una condonación parcial de la hipoteca, (y no nos cuenta, que esto es en el marco de un proceso de reestructuración de la deuda para quedarse con la vivienda, que es un matiz importante), le exigirán antes haber renunciado a una serie de “gastos suntuosos”. Si nos damos cuenta la primera diferencia con el sistema español es sencilla; cuando una persona acude a solicitar una condonación parcial de la hipoteca para seguir en su vivienda y reestructurar, la respuesta tipo podría ser: “¿Cree usted que esto es Irlanda?”. En Irlanda puede ser más o menos duro el procedimiento, pero a fin y a cuentas existe. En España se puede pedir, como quien pide limosna a la puerta de una iglesia, (y me temo que la segunda de las opciones es más viable para salir de la situación). Dicho de otra forma, la primera diferencia estriba en que en Irlanda existe ahora una ley de insolvencia personal y una salida, (lo dura que sea, pero salida), mientras que en España no. ¿Dónde hay más bromas?.
Bien, vayamos a los datos que nos cuentan. Resulta que en Irlanda son tan duros que para acceder a estas renegociaciones habrán de renunciar a gastos suntuarios como: “caso de la televisión por satélite o cable, la educación de los hijos en centros privados, las vacaciones en el extranjero o, incluso, el coche si tiene fácil acceso a los medios de transporte públicos”. La comparación con España en esta frase sonroja. Respecto a los televisores, recordemos que la frontera del lujo en España, está en el mero aparato, hasta el punto que el lujo es comprar la “pantalla plana”; como no tengo muy claro donde se puede comprar un televisor de los de tubo entiendo que esa es la frontera de lujo. Con la educación, recordemos que empieza a ser un lujo la educación pública, en la que encontramos aspectos como el cobro por llevar el tuper en Cataluña, a unas subidas de tasas en la universidad que la hacen inviable para cualquier familia que pase por problemas con la hipoteca; ¿educación privada?. Independientemente de la discusión sobre si es inversión o gasto, la realidad es que es inalcanzable para la inmensa mayoría de los ciudadanos, (ya no entro en los que pierden la vivienda).
Pero el colmo llega a renunciar (y la palabra incluso, en el relato es especialmente llamativo) al coche cuando se tenga fácil acceso a medios de transporte públicos. Si una persona en España tiene problemas de deudas, y depende del coche para trabajar sin disponer de ninguna otra opción, (es decir, una situación bastante más dura que: “no tiene fácil acceso a medios de transporte públicos”), ¿Qué ocurrirá con el coche?. Pues en todo caso lo perderá. Sin remisión y sin excusa, incluso aunque estemos hablando de un repartidor que lo necesite para repartir lo que sea.
El post de McCoy sigue con la exposición de lo que se consideran gastos suntuarios y lo que se considera “gastos de subsistencia”. Nos da ejemplos, (entiendo que por persona) que incluyen 240 euros en gastos de alimentación al mes, 59 en gastos de calefacción y lo más curioso es que incluyen una partida denominada “gastos de inclusión social”, para pintas de cerveza, entradas de cine y demás. No acabo de entender si parece poco los 125 euros al mes para estos momentos de ocio, (entendamos que de una simple regla de tres son más de la mitad que lo que se establece para alimentación y el doble que para calefacción). Pero en esta situación, ¿Cuál es la diferencia con España?.
Puede que en Irlanda no estén para bromas, y podemos discutir bastantes cosas, pero en España no hay ley de insolvencia personal, en España no se tienen en cuenta ninguna circunstancia y por supuesto no hay ningún proceso, (más allá de los discursos) para tratar de mantener la vivienda. Y por supuesto en España cualquier gasto por encima de comer se considera un lujo; de hecho, atendiendo a las declaraciones de nuestros gobernantes, incluso el comer se considera un lujo. En España una persona que haya perdido su vivienda no podrá negociar, y después de perder la casa tendrá su nómina embargada. La mayor parte de las nóminas de España, no se podrían permitir tan siquiera los gastos que aparecen ahí, ni tan siquiera antes del embargo. Y después, teniendo en cuenta los ingresos que quedarían, y el hecho de que se ha perdido la vivienda, (que también ha de tenerse en cuenta que estos “esfuerzos” de los irlandeses son para mantener la vivienda) los gastos serían mucho mayores.
En realidad la cosa es simple; se podrá preguntar a cualquier persona en apuros si aceptaría someterse a las condiciones que nos cuentan. Se podrá preguntar a cualquier hipotecado, (moroso o no), si la frase de que en España podemos encontrarnos con algo parecido es una amenaza o una esperanza. A poco que se piense, la respuesta parece sencilla.
Pero lo peor no es que incluso lo que consta en el post acerca de la situación de los deudores hipotecarios en Irlanda es bastante mejor que la Española. Lo peor es que tirando un poco de búsqueda de información, encuentro un artículo de opinión en Thejournal de Irlanda al respecto muy interesante en el que una persona que trabaja de asesor de los deudores en la nueva normativa, (de acuerdo que la parcialidad es tan evidente como la del financial times), en el que hace referencia a toda esta campaña en los medios intentando que las personas no soliciten estas acciones. Cuenta que se están usando estos gastos como una guía en la que además se valoran las cosas: textualmente nos dice que no es normal que una familia de 2 personas gasten 600 € en comida al mes, salvo que se aporte una explicación, (celíacos,..), o que 200 € al mes en gasolina pueden ser difícilmente entendibles en zonas urbanas, pero aceptados en zonas rurales, y sobre todo que respecto al coche, pues nos cuenta que no es lógico que se mantenga un BMW de 2011. Nos cuenta el caso de que el coche normalmente no habrá de ser vendido, (en un literal al post de McCoy).
Sobre todo cuando, para enterarme un poco de este post, me he ido a la fuente y he tratado de ver algunas cosas sobre estos procedimientos que se están produciendo en Irlanda. Eso será otro post.