Mientras todas las luces enfocaban hacía la cumbre en la que se trataba el rescate, (o patadón p’a lante; como se quiera ver), de Grecia, (o del euro, como se quiera ver), resulta que me encuentro en casa, (literalmente) con una cumbre informal de los ministros de transporte de la U.E.
Me cuesta reconocer que no he estado nada fino, ya que no me había enterado de la cumbre hasta ayer. Y lo cierto es que me enteré de una forma cuando menos curiosa.
Llegando a casa, me encuentro con un atasco que supera lo habitual, (lo cual ya es decir). En medio del fregado, pues la verdad es que tiendo a resignarme pensando en lo de siempre; o bien un accidente, o bien alguien que ha decidido hacer obras en plena hora punta en alguna carretera clave. Pues a seguir escuchando la radio y tomárselo con resignación, hasta que llego a una glorieta al lado de mi casa en la que están un par de patrullas de la guardia civil y la policía local. En ese momento, pensé que estaban con un control en busca de drogas, terroristas o lo que sea.
En fin, el caso es que al final pasé, y logré llegar al garaje. Un poco más tarde, tocó sacar a pasear el perro, y volvía a pasar por la glorieta, de tal forma que en ese momento me enteré de lo que ocurría. Entre la guardia civil y la policía local tenían parados todos los coches, de tal forma que había formado un corredor que desembocaba a
En fin, un vistazo a la prensa y al final encuentro la referencia a una cumbre en la que en teoría se habla de movilidad urbana y seguridad aérea. El caso es que alguien debería pensar que es que los ministros aprovecharían las múltiples giras por las distintas ciudades para conocer de primera mano los problemas de movilidad que tenemos en las ciudades. Pero ¡va a ser que no!. Resulta que estas señorías no ven ni un solo atasco porque aquí estamos los ciudadanos, que aguantamos el atasco normal y el extra para que sus señorías, pasen por una calle completamente despejada. No me extraña que al final no vean claramente los problemas de los atascos.
Comprendo que existan problemas de seguridad, protocolos y demás, pero lo cierto es que me parece increíble y hasta surrealista que se bloquee la circulación de zonas del área metropolitana al tráfico, para despejar el paso a nuestros servidores públicos, consiguiendo que cuando vienen a arreglar lo de la movilidad, resulta que no se mueve ni Dios.
Desde luego, se podría entender que tuviesen cierta preferencia al estilo de las ambulancias o determinados vehículos de emergencia, (al final, cada uno de los A8 iba entre un coche de la guardia civil, uno con matricula PME, y uno de
Por supuesto, más allá de la sensación que genera el hecho de que resulta que todo queda supeditado a la satisfacción de las necesidades de los que en definitiva nos representan, no deja de ser todo un despropósito el hecho de que se hayan puesto a disposición de las comitivas 38 A8. La verdad es que tras pedir una y mil veces sacrificios y ajustes difíciles, impopulares y unos cuantos adjetivos más, cabrea y mucho ver como para nuestros representantes ponemos todos esos medios. Por supuesto, entiendo que esos vehículos de alta gama, son vehículos de representación que en gran parte buscan transmitir una imagen. Y a eso me refiero, la imagen es vital y desde luego no es compatible con aquello de la austeridad, los sacrificios, estrecharnos el cinturón y todo lo demás. Esto quizás lo ha entendido el gobierno gallego cuando ha decidido aparcar todos los coches de gama alta que tenían, y pasarse a los C5 y el C6 para el presidente. Desde luego, se les ha acusado de demagogia, (entiendo que sin razón porque sinceramente se transmite una imagen que es la que debe dar un servidor público), y también de despilfarrar, (y esta vez, entiendo que con razón, porque en realidad han comprado nuevos coches y tirado en un garaje la colección de audis que tenía, para luego malvenderlos; por tanto, es cierto que realmente ya que estaban los coches, deberían usarlos y “quemarlos”, y no aparcarlos para dar una imagen mejor).
Digo yo. ¿No podemos poner a los ministros autobuses, o cualquiera de los vehículos que tiene el estado en su parque móvil para el común de los mortales?, ¿un autobús?. Más que nada porque si luego nos van a recomendar el transporte público para las ciudades, a lo mejor era bueno que lo usasen, (como hacen en otros países), porque no deja de ser irónico que movilicemos 4 coches para trasladar a un ministro que dirá después que debemos usar medios públicos (colectivos, se entiende, no los citados A8 que en el fondo también son públicos).
Claro que, modelos de coche aparte, tampoco soy capaz de entender aquello de que se presuma de número de cumbres celebradas. Es curioso que estemos todo el día a vueltas con las telecomunicaciones, tengamos sistemas de videoconferencia, aparte de correo electrónico y demás, y resulta que presumamos de celebrar ¡cuantas más cumbres mejor!. Sinceramente, creo que estamos en otros tiempos, y las cumbres se han de hacer cuantas menos veces mejor. No creo que estén las cosas como para movilizar todos los recursos que necesita una cumbre, para conseguir una foto de políticos sonrientes, que no hace otra cosa más que dar un motivo a personas de bajas miras para presumir, mientras se solivianta al personal.
Por supuesto, siempre aparece quien recuerda el impacto económico que genera sobre la ciudad de turno estos actos. En este sentido ya aparece la noticia desde la alcaldía de A Coruña. Desde luego es cierto, que estas medidas van a generar un impacto económico en
Claro que lo que no nos cuentan es que realmente lo que se consigue aquí es un impacto económico positivo, porque contamos con que los hoteles, restaurantes y demás negocios de la ciudad, (la mayoría legales y en ocasiones alegales), incrementan su facturación, con cargo al erario del estado. Por que debemos tener en cuenta que realmente en estas cumbres, nadie paga nada. (salvo los escoltas, guardias civiles desplazados y similares, que vienen a no gastar); en consecuencia para la ciudad desde luego parece que es un negocio. Pero claro. ¿y para los ciudadanos?. Si lo analizamos desde un punto de vista, para un residente en A Coruña, le cuesta lo mismo que para un Granadino. O sea una parte pequeña. Pero desde luego el beneficio es completamente nulo. ¿en que he mejorado yo?. Por tanto el impacto económico en realidad es relevante porque en realidad lo que ha existido es un colectivo pequeño muy beneficiado, (la ocupación hotelera se dispara con cargo a los presupuestos del estado), y un colectivo muy grande, poco perjudicado. Es así de sencillo. Pero como los perjuicios pequeños a la tropa, no cuentan y los grandes beneficios a hoteles grandes, (no esperen que acaben en pensiones), son muy visibles, lo que es una redistribución con todas las de la ley, acaba pareciendo un gran negocio.
Por lo tanto, la realidad es que las cumbres, son negocio para unos pocos, a cuenta de los gastos de todos. En este sentido, cuando se organiza algún evento para atraer personas de forma masiva, pues en cierta forma también se da este proceso.
Resulta que pagamos entre todos, determinadas instalaciones y actos, que atraerán gente que dejarán dinero en la zona, de tal forma que da la sensación de que los visitantes van tirando billetes que vamos recogiendo todos, cuando en realidad las infraestructuras las pagamos todos, y los beneficios los recogen colectivos determinados siempre.
Pero el caso es que si traemos 10.000 visitantes, resulta que por lo menos entran 10.000 personas que van a gastar su dinero. En este caso, ni eso.
¿Tenemos en cuenta esto a la hora de pagar impuestos?. ¡Qué va!. Como siempre, cuando soltamos la frase “tal acto es bueno ya que va a dejar tantos millones en la zona”, no significa nada cuando unos meses después se hable de impuestos. De esta forma, resulta que parece que tanto los ingresos derivados de las acciones, como los costes se reparten equitativamente, pero es fácil entender que tal circunstancia no es real. Lamentablemente esta es otra fórmula de redistribución de la renta, cargando los gastos sobre unos colectivos y favoreciendo los ingresos a otros.
En resumen, si me preguntasen a mí, la contestación sería sencilla. La próxima cumbre que la hagan en otro país. No tengo ganas de poner coches y coches, para los que recomiendan usar el transporte público, como política para mejorar la movilidad, completamente destrozada por la reunión de marras, y como de todos los millones que habrán quedado por la zona, yo sólo he visto las facturas, pues sí puede ser: “déjennos en paz”.