Se cumplen en esta fecha 10 años de la burbuja de las punto.com, y como en todo aniversario que se precie tenemos múltiples análisis; en particular me ha parecido interesante un artículo de expansión que se han titulado “Diez años de burbuja punto.com; lecciones aprendidas y por aprender”. Como en muchos artículos, lo interesante no es lo que pone, sino lo que no pone.
¿Lo que se aprendió?. Pues según los expertos que aparecen en el artículo, la lección más importante es que las valoraciones de las acciones dependen de las ventas y beneficios creíble, (no sólo verosímil, puntualizan).
Respecto a las lecciones por aprender, el aspecto es más curioso, porque realmente nos encontramos con todos los clichés, de aspectos conocidos; la mala regulación, la preocupación por el corto plazo, subestimar los riesgos, la codicia, la ineficiencia de los mercados…. Pero desde luego me quedo con la principal lección por aprender: “evitar que las burbujas estallen”. Puede parecer un comentario más, pero realmente esconde una realidad que asusta, y a la vez está muy relacionado con todas las justificaciones que nos podemos encontrar.
En este sentido me gustaría que entendiésemos que “evitar que las burbujas estallen”, no es lo mismo que “evitar la formación de burbujas”.
Pudiera ser que existiese un error de redacción sino fuese porque se reitera la pregunta de “¿Se sabe cuando una burbuja va a estallar?”. Se contesta que hay personas que tienen esa información, (en los bancos centrales y en los reguladores).
Quizás debemos pararnos, reflexionar y entender algún concepto. Una burbuja, todo el mundo entiende que significa que por distintas razones, (por ahora no entro a polemizar en estas), el precio de un activo se dispara y se eleva por encima del valor razonable que una economía puede soportar. Es así de sencillo; se trata de una situación de un precio irreal de cualquier activo.
En este sentido, cuando nos encontramos un precio irreal de cualquier activo en cualquier mercado, tenemos a un comprador y un vendedor; que son los que se ponen de acuerdo en ese precio, (otra cosa es como). Pues en una burbuja, el comprador está comprando un activo a un precio inflado y el vendedor está vendiendo un activo a un precio inflado. Por supuesto, todos entendemos que esta situación beneficia al vendedor que logra colocar un activo a un precio superior a lo que el activo vale.
Cuando se especula, la realidad es que lo que tenemos son intermediarios. Resulta que los compradores y los vendedores que interactúan en el mercado son básicamente los mismos. Ya que compramos e inmediatamente vendemos para volver a comprar, para a su vez vender. De tal forma que al final del proceso, siempre se conseguirá a alguien ajeno a los mercados financieros que pagará el activo a un precio superior al que se va fijando.
Dicho de otra forma, cuando hablamos de petróleo, de viviendas, de trigo, de derechos de emisión de CO2, o de acciones de una empresa, todo el tinglado depende de que finalmente un consumidor pague los beneficios de todas las operaciones de Trading intermedias.
Y este es el problema real de las burbujas. En un litro de gasoil, pagamos los costes de extracción del petróleo, los beneficios de las petroleras, los costes de las concesiones, los beneficios de los hedge Fonds que inviertan en futuros o contratos del petróleo, los costes de refino, los beneficios de la refinería, los beneficios de los inversores en el mercado de gasoil, los costes de los transportistas, los beneficios de los transportistas, los costes de la gasolinera y los beneficios de esta.
Todos y cada uno de estos agentes estarán en mayor o menor medida encantados por una situación en la que se duplique el precio y se harán de oro. ¿Hasta cuando?. Pues hasta que la burbuja estalle. Y esto significa que los consumidores finales no puedan pagar el gasoil. Entonces de repente todo se desmorona.
Pero claro, según el punto de vista, desde luego el problema puede ser la existencia de la burbuja o puede ser que la burbuja estalle. Es simple. Según en que parte del proceso anterior se encuentre cada persona.
Siguiendo con la de petróleo, si estamos invirtiendo en petróleo, por supuesto se entiende que el problema es que estalle. En cambio si lo que hacemos es usar el coche para ir a trabajar o para repartir el pan de nuestra panadería, el problema es la burbuja, de tal forma que el estallido nos beneficiará tanto como nos haya perjudicado la burbuja. (Obvio, ¿no?).
Por supuesto, el impacto sobre los inversores de la burbuja es el mismo, ¡ganan siempre durante la burbuja y caen en el estallido si no han detectado la implosión!, (de ahí la preocupación por saber cuando va a estallar). En cambio para la economía real, desde luego los efectos no son los mismos.
Cuando hablamos de las acciones punto.com, la realidad es que todos los fondos se lanzaron a comprar acciones de las tecnológicas. El proceso es ciertamente similar, un par de jóvenes desde un garaje, (en el ideario del momento era lo que se llevaba y si no salían de un garaje no eran nada), ideaban una idea que vestían adecuadamente, de tal forma que los inversores se lanzaban en masa, de tal forma que se compraba para vender a otros inversores, que repetían la operación, pero siempre con la esperanza de que al final los beneficios de esta idea, pagasen el valor de las acciones. El problema surge cuando resulta que no hay esos beneficios y simplemente ese valor de repente se desmorona. Los grandes inversores pierden una cantidad de dinero impresionante, y los pequeños pierden una parte de sus ahorros. Sin embargo, en la sociedad los efectos han sido muy limitados.
El problema es que cuando acaban las punto.com, y de repente los fondos de inversión mobiliaria pasan a ser fondos de inversión inmobiliaria. En este caso al final todo va al mercado inmobiliario. La burbuja de la vivienda. Esto implica que de repente pasemos de algo etéreo, novedoso, desconocido y que no se sabía muy bien para que servía, (se invertía en ideas cuyo problema es que o tenían una utilidad práctica limitada o simplemente ninguna), hacía algo sólido, consolidado y destinado a cubrir una necesidad básica, (en el fondo se sabe para que sirven los pisos, aunque a veces parece que nos olvidemos). Exactamente lo contrario. El negocio es claro, y a cuenta de una necesidad que todo el mundo entiende.
La burbuja inmobiliaria, además debemos señalar que afecta tanto al precio de los pisos, como el precio del alquiler, que desde luego tiene relación con el precio de los pisos. En consecuencia, todos sabemos que esta burbuja, ha supuesto lo de siempre; pingües beneficios para todos aquellos que invirtieron en alguna fase del proceso inmobiliario, (bancos, dueños de solares, constructoras, promotoras, ayuntamientos, alcaldes y concejales en muchas casas,…), que dependían de que al final una familia pagase, (vía alquiler o vía compra), los beneficios, (legales e ilegales), de todos y cada uno de los que cobraban. En este caso, al tratarse de una necesidad básica, somos las personas de la economía real, las que al final nos comemos el marrón tanto de la burbuja, como del estallido de la burbuja. ¿Qué alguien alquiló y no compró?. Pues hombre, no sufre la caída, que simplemente traspasa al que compró. Podemos poner nombres de personas que han sido más beneficiadas, y personas que menos, pero el que al final se quedó el piso es el perjudicado en la burbuja, ¡y en la caída!.
Claro que cuando estalla la burbuja inmobiliaria, convertimos los fondos inmobiliarios en los hedge Fonds y pasamos a la de commodities, Petróleo, gasolina, gasoil, trigo, cacao, azúcar, chocolate, acero, carbón,…. En todos y cada uno de los casos se ha repetido una y otra vez la historia. En consecuencia, cada vez que pagamos en la gasolinera, en el supermercado o bien en la factura de la electricidad, nos encontramos con que la existencia de la burbuja nos está machacando. La gran diferencia es que estos bienes son difícilmente acumulables, y en este caso, cuando simplemente, los consumidores finales, tuvieron que retraer el consumo, la burbuja pincha, y en este momento los que pierden son los que tienen en ese momento el activo o los derivados. ¡Adiós banca de inversión!.
¿Ahora?. Pues estamos con las de Utilities, que es más de lo mismo, futuros de energía, renovables, derechos de emisión de CO2,… Y realmente estamos dando vueltas otra vez a la misma historia; tenemos unas burbujas que se están montando que nos ocasionan que al final vía la cascada de la economía, repercuten en nuestros bolsillos, a través principalmente de la energía.
Entiendo que a los inversores les importe saber cuando va a estallar cada una de las burbujas que nos vamos encontrando, de hecho ya justifique en su día que es normal que cuando vean una burbuja, lo normal es que se apunten a ella; Nada más lejos de la racionalidad que perderte un subidón. Pero alguien tendrá que tener en cuenta que las burbujas siempre estallan y que ocasionan unos problemas graves para el resto de la economía, como mínimo mientras se están gestando. ¡Siempre!. Y estos problemas son los que nos llevan a la conclusión de que ¡siempre estallan!.
Por supuesto, entendemos que existen lecciones aprendidas y lecciones por aprender en relación a las burbujas, pero lo que está claro es que la realidad es que lo más peligroso, no se ha aprendido porque simplemente no interesa. Es inconcebible, que nadie analice el problema de las burbujas hasta que estallan. Parece que una hambruna en Haití, (por la subida de los precios de los alimentos en 2008), o ahogar a todas las empresas con los precios de las materias primas, o a los jóvenes con el precio de un techo, (bien por alquiler, bien por compra), parece que no son efectos económicos dignos de consideración, cuando la realidad es que son la raíz de este problema.
Curiosamente, parece que estos problemas no son tales, ya que incluso habla el artículo de que llevamos 3 años de burbuja crediticia. La realidad no es esa, la realidad es que no llevamos 3 años de burbuja crediticia. Lo que llevamos es unos cuantos años de burbuja en burbuja y los 10 últimos en burbujas basadas en bienes de primera necesidad. ¿Vivienda, alimentos, gasoil, sueldos contenidos?. Esto provoca endeudamiento, que no es una burbuja en si mismo, sino que es la conclusión lógica de pagar precios disparatados por los bienes de primera necesidad en el caso de familias, o materias primas en el caso de las empresas. (Recordar definición de burbuja).
Es sencillo entender que cuando las empresas y las familias llegan al límite, el papel lo toma el estado. No se está creando una burbuja de crédito. Simplemente ahora son los estados los que de una forma u otra están consiguiendo que todas las burbujas se recuperen. Y eso no lleva a otro sitio que a su endeudamiento. ¿Tiene límite?. Pues el problema es el mismo que siempre; la duda es donde está, nunca si existe.
O dicho forma, una burbuja de crédito, en el sentido de un endeudamiento masivo no es una burbuja, sino que es una consecuencia de las demás burbujas, porque al final las burbujas son siempre una situación en las que determinado activo tiene un precio muy superior al que le correspondería.
¿Qué llega un momento en que el crédito no se puede sostener?. Pues realmente eso es lo que creo que deberíamos aprender primero. El problema no es cuando las burbujas pinchen, es cuando se crean. En el momento que se crea una burbuja con cualquier activo, estamos provocando irremediablemente su estallido. ¿Cuándo?. ¡Pues cuando la gente no pueda endeudarse más para comprar los activos, necesarios o no para su vida diaria, inflados!.
Por supuesto, el primer efecto práctico de está lección es la prioridad. ¿Reactivamos el mercado de crédito o corregimos las burbujas, (bien por precios de los activos, bien por ingresos de la sociedad)?. ¡Podemos tirar un poco más endeudando a quien aún no lo esté, aunque nos cueste cada vez más trabajo encontrarlo), pero eso no es solución.